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Roberto Lavagna aún no se despega de su rol de protocandidato

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Como todos los años, registramos la presencia ayer en la pista de jura de Roberto Lavagna, un hombre muy vinculado al sector ganadero ya que su esposa lidera la cabaña La Cló, que recurrentemente presenta sus muy buenos ejemplares Angus a concurso.

A lo largo de tantos años de presencia de Lavagna en Bolívar, este diario ha efectuado con él numerosas entrevistas. Sin embargo, en las últimas dos ediciones prefirió el silencio, aduciendo que su palabra podía alimentar enfrentamientos, cuestionamientos que sólo servirían para ensanchar “la grieta”, esta construcción semántica de la contemporaneidad argentina que sólo los habitantes de este suelo sabemos lo que significa aunque cueste definirla.

Pero lo cierto es que Roberto Lavagna hoy es un actor principal de la política nacional, autodefinido como una “protocandidato” a la Presidencia de la Nación. Por eso mismo esta vez aceptó nuevamente el diálogo periodístico en la fría mañana de ayer, entre mugidos de animales y el trabajo del Jurado de Clasificación que a esa hora elegía los mejores ejemplares de lote.

 

El marco de la Expo Angus fue, precisamente, el disparador de la primera pregunta, enderezada a exponer la magnificencia de la producción argentina, tanto en el rubro ganadero como en el agrícola, que siempre ha sido para este país la fuente principal de ingresos.

¿Le alcanza a la Argentina para salir de su estancamiento con esta potencia productiva que viene del campo?

“No. El campo es importantísimo porque tiene dos factores que significan una combinación fenomenal: la gente de campo, que sabe, que quiere, que empuja, que incorpora tecnología y condiciones naturales que son excepcionales. Muy pocos lugares en el mundo tienen estas condiciones naturales. Sobre esas dos bases el campo argentino tiene un papel absolutamente fundamental. Ahora bien, si esto resuelve todos los problemas de la Argentina, decididamente no. Claro que no. En realidad ningún sector tomado individualmente lo hace. Si Ud. me preguntara por la industria le diría lo mismo. Hoy hacen falta los servicios, sobre todo los de valor agregado, que hoy están exportando y lo están haciendo por más valor que la exportación de carne. Esta es una tarea que debe ser global, donde hay algunos sectores de base muy importantes. La energía, por ejemplo y el campo siempre que, como bases hay que desarrollar porque ayudan al resto de la economía”.

Agentina se debate siempre, históricamente, entre un modelo agroexportador y uno industrializador. ¿Por qué no hemos logrado aún romper esa lógica y llegar a la síntesis que parece que hace falta?

“Enfrentar sectores de ese modo es un error. Ocurre y ha ocurrido en los países relativamente nuevos. Por ejemplo Estados Unidos y Australia, pero en algún punto en esos países lo resolvieron. Lo extraño en el caso argentino es que ha durado mucho este proceso; pero también creo que ahora no. Tengo la sensación que esa división ha perdido fuerza. Siempre hay sectores extremos (que alientan la división). Cuando uno va a las muestras agroganaderas, donde se expone equipamiento y demás, ve que hay una complementariedad absoluta. De modo que me parece que todo eso ha cedido aunque, efectivamente, condicionó al menos un siglo de la historia argentina”.

¿En cuánto influyeron las ideologías para alimentar esa división de sectores?

“Influyen dos tipos de cosas: intereses y a veces los intereses se los envuelve en ideologías. En los últimos años ha habido mucha predominancia de un sector que no es de la industria ni del agro, que es el sector financiero, con el cual el sector agropecuario convive con un poco más de comodidad que la industria. Hay que tener mucho cuidado para que ese acercamiento no termine generando nuevos enfrentamientos con la industria. Pero creo que no. Tengo la impresión de que esa etapa ya pasó. Hoy hay una agricultura que requiere equipamiento, lo mismo la ganadería con cuestiones de genética y demás que empujan a olvidar ese enfrentamiento con la industria”.

Incluso al propio sector financiero lo vemos como enemigo de un modelo de producción, pero ¿no debiera ser exactamente al revés, toda vez que es el que debiera permitir la financiación de esos modelos de producción?

“Debería ser así. Lo que ocurre es que en la realidad argentina, en los últimos años al menos, se ha repetido sencillamente el prestarle a Estado. A un estado que toma préstamos a tasas absurdamente altas y allí hay que hacer la diferencia. Cuando el sector financiero trabaja con el sector productivo es como debe ser, así es la naturaleza de las cosas y obviamente que debe tener su rentabilidad. Pero cuando le presto al “tomador bobo” que es el Estado es otra historia”.

¿Cuándo va a saltar Ud. de su categorización como protocandidato a la de candidato? ¿Tiene una fecha en mente o está buscando condiciones para ello?

“A ver. Todos me preguntan lo mismo, pero yo digo: si todos están igual. La ex presidenta no ha formalizado su candidatura, el único que en principio dijo que quiere ser candidato es el Presidente Macri, pero de su propio partido lo quieren cambiar. Digamos cómo son las cosas: hay un sector importante de su partido que dice que no va más y que hay que cambiarlo. Entonces yo sugiero calma. Ya se cumplirán todos los plazos legales que hay que cumplir”.

¿Ud. sigue con su idea de ser candidato de consenso?

“Sí, porque es la única manera de hacer un gobierno de unidad nacional. Si Ud. deja que se le metan en el medio las internitas políticas es muy difícil a partir de allí construir un esquema de unidad nacional”.

Con todo respeto, esa postura suya ¿no excluye de alguna manera la posibilidad del diálogo, del debate de ideas?

“De hecho debate hay. Ud. puede mirar los puntos de consenso, por ejemplo, que después de dos meses largos logramos coincidir con el socialismo, parte del radicalismo, el GEN, parte del justicialismo. Ahí hay material para debate, para discusión, por supuesto. Debate tiene que haber siempre, pero la simple chicana política de la internita es un modelo distinto al del gobierno de unidad nacional.

“A lo mejor hay gente que cree que la situación argentina es menos delicada de lo que es. Yo creo que es muy delicada. Llevamos ocho años de estancamiento absoluto, con dos períodos de gobiernos de políticas totalmente diferentes y resultados que singue dando estancamiento e inflación alta, cero creación de empleo, pobreza en aumento, etc. Y además, ahora, fuertemente endeudados. Ojo que es una situación de extrema debilidad y no da para otra cosa que no sea un gobierno de unidad nacional”.

Hay una expresión que utiliza siempre el actual gobierno que dice que no podemos gastar más de lo que ganamos. ¿Cuánto hay de cierto en esa premisa?

“Hay que tener mucho cuidado con las simplificaciones. Porque por ejemplo, todo lo que se recaudó por ajuste de tarifas que, en algún punto requería ser hecho, hoy va al pago de intereses de la deuda. Cuando le dicen que va a haber equilibrio fiscal le están mintiendo, porque le están hablando del déficit primario, que no incluye los intereses. Cuando Ud. incluye los intereses, vuelve a tener un déficit importante. De manera tal que los argentinos nos tenemos que acostumbrar a mirar los datos y lo hechos y no escuchar tanto los discursos. Eso nos va a ayudar a salir”.

Tomando por cierta aquella premisa que hay que ceñirse a los recursos genuinos, sobre todo las pymes se preguntan si no hay otro modelo para salir de la crisis que necesariamente tocar el fondo, que por otra parte siempre está un poco mas lejos…

“Si, claro que hay otro modo. Argentina lo ha experimentado, especialmente en la salida de la crisis del 2002 que, justamente, fue con un gobierno de unión nacional que armaron los ex presidentes Duhalde y Alfonsín. Esa fue la base para que, después, desde el punto de vista económico, pudiéramos hacer un modelo distinto que hizo que el país creciera cinco años seguidos al 9 por ciento”.

 

De la mano también de una brutal devaluación anterior…

“Si, bueno, es la crisis. Nadie la decidió a la devaluación. La devaluación se viene encima luego que Ud. jugueteó con tipo de cambio. Lo mismo con el gobierno actual. Si atrasaron el tipo de cambio, si lo manipularon, un buen día se produce a devaluación, que es inevitable”.

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