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“Los chicos están pidiendo límites y dan señales todo el tiempo”

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Alejandro Schujman, licenciado en psicología que tuvo a su cargo la charla motivacional para adolescentes de los colegios secundarios por la mañana y para padres y abuelos por la tarde ayer en el salón comedor “El Fogón”, habló con LA MAÑANA previo a enfrentar a un malón a milenians que lo aguardaban para escucharlo.

Pedro Mazzucco, director de la Secundaria N° 10 (funciona en el edificio de la Escuela N° 1), ofició de presentador: “Es una alegría para nosotros poder acompañar a la Sociedad Rural en la organización de este trabajado que vienen haciendo ya hace siete u ocho años, que arrancamos con una idea que surgió de la escuela y todos los años la hemos ido renovando, trabajando por los chicos para poder hacer que ellos reflexionen, en este caso sobre sus proyectos de vida, sobre las cosas que van a tener que enfrentar o que están enfrentando, para fortalecerlos, para acompañarlos, para que sepan que estamos de alguna u otra manera, que estamos atentos a sus necesidades. Este es un logro pura y exclusivamente de la Sociedad Rural que siempre ha apoyado y ha gestionado este tipo de encuentros”.

Fernando Alzueta, presidente de la Rural, explicó por qué se eligió a Schujman en esta oportunidad: “La verdad es que Laura (Hernández, su esposa) es la que sigue el tema redes y es muy lectora, y nos me lo marcó como una de las personas que podíamos traer para esta jornada. Fue muy bien recomendado y creemos que va a ser una muy buena jornada. Dentro de los temas que va a tocar, como droga, alcoholismo, y la más importante es la de los padres y abuelos para ver cómo ponerles límites a los chicos, que muchas veces nos preocupa y que parte de culpa tenemos ahí”.

¿Cómo se enfrenta a este ejército de milenians?

– Poniendo orejas, corazón y miradas atentas, escuchándolos, los chicos siempre dan señales, los tiempos cambiaron pero la esencia de los chicos es la misma, piden ayuda, y hoy vamos a hablar de proyectos de vida, de prevención de consumo de alcohol y drogas; pero sobre todo les quiero contar que crecer también puede estar bueno, el tema es que crecer asusta entonces los chicos se apoyan en tres muletas para animarse a crecer: una de ellas tiene que ver con el consumo de drogas, otra con la tecnología y otra con una sexualidad mucho más temprana de la que están preparados.

Si lo que está del otro lado de la adolescencia puede estar bueno y tiene que ver con la pasión, ahí quizás se animen y lo hacen, los chicos están agazapados pidiendo que les tiremos un centro para que puedan cabecear.

La segunda charla es con los padres, que seguramente algunos no están preparados para escuchar a sus hijos…

– Los chicos lo que dicen es que les cuesta un montón hablar con los padres, vengo de dar una charla en otro lugar y una chiquitita de 19 años decía que los padres no son eternos y que necesitan tiempo de los padres, pedía que les den bolilla. Pasa que los padres a veces estamos en al vorágine, atrás de cosas que los chicos no necesitan y lo que sí precisan a veces nos cuesta, necesitan tiempo, límites, el límite es amor y cuidado y de eso vamos a hablar con los padres.

Los jóvenes de antes decían que los padres no los dejaban hablar, por lo tanto tampoco los escuchaban. A veces pareciera como que hay cosas que han avanzado mucho y otras que nada…

– Sí, por eso digo, los tiempos cambiaron y esta generación de padres viene de ser hijos de padres muy autoritarios, y para diferenciarse de esos padres temidos, estos son padres amorosamente tibios, que les cuesta un montón poner límites, naturalizan que todos fuman, todos toman, y no, siguen siendo chicos y necesitan que estemos cerca para cuidarlos y lejos para no asfixiarlos, esa es la clave.

En ciudades como estas de menos de 40 mil habitantes es como que todavía tenemos algunas ventajas…

– Tienen en el interior un ritmo diferente, se conocen, son lo suficientemente grandes como para ser ciudad y lo suficientemente chicos como para poder cuidarse mucho más entre ustedes. Se ha perdido la circularidad de la arquitectura, las primeras aldeas eran circulares y ahora vivimos en arquitecturas cuadriculadas. Yo ando mucho por el interior y veo que algo de eso todavía queda, no obstante eso los problemas gruesos son más o menos los mismos en las grandes ciudades, lo de las tres muletas, salvo en localidades muy chicas donde hay otros problemas porque los chicos se aburren, se deprimen y la pasan mal por otros motivos. Hay que mostrarles que crecer puede estar bueno, es la clave, transmitir pasión y la pasión también se educa.

Uno imagina que los padres pueden estar más preparados para estas charlas que los hijos, y sin embargo puede que no sea así…

– Mafalda le decía a su hermanito Guille: “Vos tenés que entender que esta pobre gente antes de nosotros nunca educó a nadie”. Mi hijo más chico muchas veces me dice que con él no me salen las cosas que escribo en los libros, no es sencillo porque se ponen en juego las emociones, la historia, como decía Serrat “les transmitimos nuestras frustraciones en la leche templada y en cada canción”. Los chicos la tienen mucho más clara, están esperando que los adultos hagamos movimientos, me piden ayuda a mí en las charlas, que soy un desconocido, y me cuentan sus problemas, si se están drogando, si se sienten solos, y la realidad es que se sienten muy solos y están requiriendo una presencia que los adultos no estamos teniendo como cuerpo asociado y no estamos a la altura de las circunstancias de lo que los chicos precisan y este es todo un gran tema.

¿Los chicos se enganchan con estas charlas?

– Los chicos se recontra enganchan, están esperando respuestas y que les mostremos algo distinto. Hay un afiche que hicieron chicos de Quemú Quemú, en La Pampa, en el que decían “pedimos que nos pongan límites, que nos enseñen y hagan cumplir la Ley por la que no podemos tomar hasta los 18 años, pedimos que hagan cumplir las normas”. Con lo cual están pidiendo límites y dan señales todo el tiempo, antes de meterse en un lío complicado, antes de meterse en un proceso adictivo los chicos dan señales.

¿Esto pasa sólo en los países subdesarrollados?

– Esto pasa en todo el mundo, en algunas regiones como los países nórdicos hay otras cuestiones; pero es un fenómeno mundial, lamentablemente los chicos en todo el mundo están pidiendo la misma cuestión.

El tema en Argentina es crecer viendo este tipo de crisis…

– Claro, cómo les mostramos a los chicos que lo que viene del otro lado está bien si estamos en el medio de un estrés y una crisis que viene de arrastre y esto es complicado. Hay que hablar también, hay que ponerle palabras a la crisis, decirles que estamos todos preocupados, que el país necesita que armemos redes saludables y que los chicos sean parte de este proceso.

¿Están más preparados que generaciones anteriores?

– Tienen con qué, tienen recursos, los más desprovistos de recursos somos los adultos, los chicos son como el águila, necesitan que los adultos contagiemos ojos brillantes. Hay un director de orquesta que dio una charla maravillosa y decía que él se encontraba en la tapa de sus discos pero que no emitía ningún sonido, y se preguntaba qué hacía él ahí. Y decía que su trabajo era lograr que sus músicos den lo mejor de sí mismo y que eso lo lograba mirándolos a los ojos, si los ojos brillan está haciendo las cosas bien, si no brillan, se tiene que preguntar qué está haciendo que no tiene un mundo de ojos brillantes a su alrededor.

Angel Pesce

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