Como trabajo final de la asignatura Práctica escénica del Profesorado de Teatro, las estudiantes y el estudiante que finalizarán este año la carrera llevarán a escena la obra La Casa de Bernarda Alba, clásico de Federico García Lorca que incluirá en la puesta a estrenarse esta noche la participación de tres actrices invitadas. Dirige José María Alabart, profesor de la mencionada materia.
Alabart llevó a escena una versión de esta obra en 2016. Algunas de las actrices participantes (la pieza demanda diez) son las mismas, pero encarnan otros personajes. Varias de las que formaron parte aquella vez hoy son estudiantes del Profesorado. El personaje principal, Bernarda, fue entonces compuesto por Bettina Garayalde Marchione, y hoy estará a cargo de Ana Laura Maringer.
Las funciones serán esta noche, el domingo y el domingo siguiente, a las 21 horas, en la sala de El Mangrullo (Venezuela 536), con entradas a 100 pesos.
Clara Ané hará, igual que en 2016, de María Josefa, la madre de Bernarda, y también de una mendiga. Anneris Escalada Aranas es la Poncia; Evangelina Rinaudo, Angustias; Gisela Biscardi, Magdalena; Andrea Gallo compone a Amelia; Melina Cardoso, a Martirio; Carla Gentile, a Adela; Susana Silva se viste de Lola, la criada, y Rossina Corbera, de Prudencia. Gabriel Silva, también estudiante del Profesorado de Teatro (CEPEAC) que se dicta en la Fundación Futuro, es el asistente del director Alabart.
En la anterior versión hiciste de Adela, y ahora harás de Martirio. ¿Cómo experimentaste el cambio?
Melina Cardoso: -Martirio es la contracara de Adela. Cuando me designaron ese personaje (Martirio) fue raro, pero el proceso ha sido genial, lo disfruté un montón. Adela es mi personaje favorito de la obra, porque es la heroína, pero si hoy tuviera que elegir, elegiría hacer a Martirio, un personaje muy complejo y oscuro que disfruté construir.
Seguramente eso te enriquece, pasar de una a la otra.
-Claro. Venimos de un proceso de formación con mis seis compañeras y nuestro compañero, entonces una no encara las cosas de la misma manera, además de que pasaron tres años. La lectura que podemos hacer hoy de la obra es otra. Fue un proceso completamente diferente. (En la anterior versión, Martirio era interpretada por Susana Silva.)
Alabart recurrió a Bernarda porque incluye a muchas actrices y personajes con una densidad dramática rica para trabajar en Práctica escénica. También pensó en Yerma y Bodas de sangre, otros dos clásicos de Lorca, pero requieren varios actores y resulta complicado cubrir esos roles en Bolívar, además de que en el Profesorado cursa un solo hombre. “Existe otra Yerma, que podríamos haber hecho con un solo actor, pero hay un personaje que descuella y personajes muy chicos. No se hubiera podido desarrollar un proceso tan interesante”, explicó el formador, reporteado por este medio junto a Cardoso.
La distribución de roles se simplificó porque Silva tiene interés en la puesta en escena y en la dirección, áreas que abordará desde su lugar de asistente del director. “Prácticamente, aquí es un codirector”, puntualizó Alabart.
“Fue un trabajo diferente al que suelo encarar en el teatro independiente, donde cada quien cumple su rol. Acá la materia se llama Práctica escénica, ellos se están formando como docentes, entonces me interesó que tuviesen participación en la totalidad del espectáculo (maquillaje, puesta en escena, escenografía, iluminación)”, indicó el actor. “Tuvieron todas ellas y Gaby una participación muy activa en el derrotero de trabajo, y eso lo enriqueció mucho”, cerró el otrora coequiper de Hernán Caraballo en Monologos y Hernanciones, espectáculo con el que homenajeaban a célebres músicos y poetas del firmamento popular latinoamericano.
Chino Castro
