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viernes, 19 de abril de 2024
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“El policía debe comprender que él también es un vecino”

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Eligió ser policía cuando cursaba el último año del colegio secundario, en su Luján natal. Con cierto rubor nos dice que un profesor muy querido trató de desalentarla sugiriéndole que buscara otra carrera, incluyendo el modelaje. Sin embargo sus propios compañeros ya la dibujaban con gorra y pistola al costado, en las dedicatorias de fin de año. Y así, fue nomás. Sin saber demasiado del tema, siguiendo solamente sus intuiciones, Liliana Pelle se anotó en la escuela de oficiales egresando dos años después para lograr su primer destino en General Rodríguez, a una veintena de kilómetros de su casa familiar.

Cuenta con orgullo indisimulado que casi la totalidad de sus destinos, que han sido muchos en estos primeros 20 años de carrera policial, guardan relación con pedidos de jefes que fue teniendo a lo largo de su trabajo.

“Un jefe que tuve –nos cuenta- en mis primeros años, vio que yo era muy prolija y dedicada en mi trabajo y me dijo que, cuando llegara a jefe distrital me iba a llamar para ocupar la secretaría. 13 años después de eso, un día recibí un llamado de este jefe (no quiere decir su nombre). Me dijo que, fiel a su palabra, me llamaba para ocuparme de la comisaría de Trenque Lauquen.  Sin pensarlo, porque yo también había dado mi palabra, en dos días armé mi valija y me radiqué allí”.

Trenque Lauquen, está dicho, fue uno de sus lugares de acción; pero también Pehuajó y tantos otros que, por similitud de realidades con Bolívar, le dan una experticia necesaria como para ocuparse de la problemática local. Porque a esta altura del relato hay que decir que Liliana Pelle, 41 años, un hijo de 19, amante de su familia que es su sostén, comisario, es desde el mes de Octubre del año pasado la nueva Jefa Distrital con asiento en Bolívar, la primera mujer en ocupar ese cargo y por lo tanto una de las tantas mujeres llamadas a hacer historia entre nosotros.

Se define a sí misma como una persona que intenta ser clara, transparente, tanto con sus subordinados como con el vecino que concurre a una comisaría. “La gente viene a nosotros con un problema, siempre es así. Yo quiero que esa persona se dé cuenta que siento empatía, que me pongo en su lugar, pero que también comprenda que tengo un procedimiento que cumplir”, afirma. “En ese sentido he notado que al policía de Bolívar le cuesta entender ese fenómeno y yo hago esfuerzos y seguiré haciéndolos para que comprenda que él también es un vecino. Creo en la necesidad de saltar esa barrera que no implica negar la autoridad. Aquí, en Bolívar, a eso lo percibí muy de cerca”. Pero también asegura que es posible cambiar esa realidad. “Es un proceso de enseñanza y aprendizaje colaborativo en el ámbito laboral. Somos los jefes quienes tenemos que transmitir nuestra experiencia, tener paciencia y dar el ejemplo”.

 

¿Cómo surge su designación en la Distrital Bolívar?

“Hasta hace unos meses yo estaba en Derqui, cerquita de Pilar. Un lugar con una realidad bastante diferente a la de acá. Volvieron a llamarme. Esta vez para hacerme cargo de transformar algunas realidades de esta comunidad. Especialmente en lo vinculado a las relaciones institucionales, tanto en lo que tiene que ver con ámbitos del gobierno municipal, como con todas las instituciones representativas locales. En esa tarea estoy, creo que ya superada esa primera etapa y ahora con la acción puesta en un segundo escalón. Pero me dijeron que venía sola, es decir sin sumar a nadie a mi equipo de trabajo y eso es todo un desafío. Hice unas cuantas transformaciones, entre ellas sacar 16 efectivos a la calle que hacían tareas administrativas, lo que se pudo hace no sin inconvenientes”.

 

¿Cómo están de personal y de móviles, que son los eternos reclamos?

“Respecto a personal necesitaríamos algunos más; pero no administrativos sino policías con uso de armas. En cuanto a móviles estamos bastante bien; pero tenemos autos en lugar de camionetas que harían más falta por la realidad local. Los pedidos están elevados. Ya veremos”.

 

Liliana Pelle, más allá de su silueta esbelta, sus gestos suaves, su buena presencia cultural,  no es una improvisada en seguridad. Instructora de tiro, tanto de armas largas como cortas, experta en defensa personal, ha pasado por numerosas funciones de riesgo que prefiere no mencionar en esta nota. Quizás por eso se anima a pasear en su vieja bicicleta por los barrios más alejados del centro en horario nocturno con toda tranquilidad. “La gente es muy buena aquí -señala-, al segundo día que estuve en Bolívar ya me sentí del lugar”.

 

¿Cuál es el delito con el que más se encontró en Bolívar y cuál es el que más le preocupa?

“La mayor problemática delictual es el hurto. Lo que en la jerga policial se conoce como “escruche”. Estamos en el orden de 12/13 hurtos por mes, incluyendo el hurto de celulares. Me preocupan mucho las estafas, que felizmente en los últimos 10 días se han cortado y por eso insistimos tanto en la prevención. Y por supuesto la droga, que escapa al ámbito de nuestra actuación”.

 

Se trata esta de una primera nota. Casi de presentación, a pesar de que la jefa distrital ya lleva 4 meses de vida entre nosotros. Pero le prometimos que no será la última, para ir revisando, con espíritu periodístico, el resultado de la impronta personal que Pelle le da, día a día, a su trabajo. Nos gusta encontrar policías con vocación, preparados intelectual y espiritualmente para ejercer su función.   Quizás estemos en presencia de una persona que ayude a cambiar algunos viejos paradigmas, que regenere la confianza necesaria entre la ciudadanía y la institución policial. Tiene varias aristas a su favor. Su condición de mujer y docente, entre ellas. Casi nada. “El policía debe comprender que él también es un vecino”. V.C.

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