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miércoles, 24 de abril de 2024
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Cohetes con otra pólvora

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No debería ser con otra pólvora sino con otro combustible, porque no se trata de cohetes en tanto que fuegos artificiales de los que prohibieron para no matar de un síncope a les perrites, pero como es de suponer que su recital en el Me Encanta Bolívar explotará de frenesí, uso esa metáfora. Y explotará porque Los Cohetes Lunares tendrán a su cargo el segmento previo al esperado recital de Turf, banda que le prenderá el broche de oro a la segunda luna de la edición 2020 del festival, el sábado en el parque.

 

La longeva banda fundada hace casi veintisiete años por la irreductible tríada Jorge ‘Patita’ Suárez, en batería; Eduardo Real Ricardo, en guitarra, y Jorge Moroney, en bajo y voz (ahora en guitarra y voz), aprovechará el imponente marco que ofrece el festival para mostrar un puñado de canciones de su inminente disco, que verá la luz durante este otoño. Será el tercer álbum lunar, luego de 1969 (el de la huella lunar en la tapa), grabado en los estudios Panda en 2001, y Después del camino, registrado como trío y en casete en el ya lejano 1996.

Una de las canciones estreno será Woman, un funk lento compuesto por Moroney. Abrirán el set con una versión de Creep, de Radiohead, una obra que hacían hace mil años y que ahora retomarán, y lo cerrarán con Viva México, un infaltable en sus conciertos de los últimos años, de autoría propia y “ya un emblema de la banda”, como calificó el baterista. Otra pieza flamante presenta la particularidad de portar letra en italiano, por suerte el grupo cuenta con el políglota Moroney como frontman, que en esta ocasión se quitará su amada pilcha inglesa para calzarse un rato el traje de tano. El show será breve, de unos veinte minutos, y si pueden, ‘colarán’ como bis Bruce Springsteen, otra canción propia de los últimos años, que su feligresía ya conoce. El ahora sexteto se presentará a las 23.30 del sábado, aproximadamente, una media hora antes de que irrumpa el combo tripulado por Joaquín Levinton.

Los Lunares ya han tocado en el festival antes de los números de cierre, por lo que están acostumbrados a ‘salir al toro’ en plena efervescencia de público. “Es hermosa la sensación, y siempre trae un aroma nuevo”, expresó el baterista en charla con el diario. El año pasado tocaron antes de Los Palmeras para un público que en su abrumadora mayoría no esperaba rock pero que no obstante “nos recibió muy bien, fue muy respetuoso”. Otras veces también tuvieron la misma responsabilidad. Iba a ocurrir lo mismo en la edición 2018 pero todo resultó muy diferente, ya que por un lío organizativo su show fue postergado para después de la propuesta de cierre, por lo que aparecieron en escena en plena madrugada y ante un público mayormente conformado por grillos, mosquitos y algún sapo perdido buscando lluvia. 

Los músicos que hemos entrevistado estos días coinciden en que es interesante tocar para otro público, abrir fronteras, no sólo para los mismos de siempre.

-Yo coincido también. Me ha pasado, y tengo casi cuarenta y ocho años de carrera, que alguna gente me ha dicho que no sabía que tocaba la batería. He tenido buenas experiencias en ese sentido, un viejo tanguero me dijo hace muchos años que no le gustaba el rock pero había disfrutado de lo que nosotros hicimos en el festival. Eso es muy bueno.

Los Cohetes Lunares aterrizarán el sábado en Me Encanta Bolívar, con Jorge Moroney, en guitarra y voz; Eduardo Real Ricardo, en guitarra líder y morisquetas; Pablo Pino, en guitarra; Diego Peris, en bajo; Jorge Suárez, en batería, y ‘Chiqui’ Suárez, el último en subirse a la nave lunar, en teclados. “Queríamos incorporar una voz femenina pero no sé si llegaremos a tiempo, ya que la mujer de la banda, Guillermina Moroni, no podrá estar”, explicó finalmente el batero.

                 Chino Castro

 

“Patita” dio el puntapié

Veinte años no es nada, pero casi cincuenta sí: ‘Patita’ Suárez atesora una experiencia de casi cinco décadas como músico, y en el caso del festival que desde 2012 se llama Me Encanta Bolívar, podría considerarse que es uno de los que dieron el puntapié fundacional, ya que actuó como parte de Los Diamantes Negros en la primera edición, en 1988, cuando la propuesta estaba enmarcada en la denominada Semana de Bolívar creada por la intendencia de Julio Ruiz. Otros de los fundadores fueron Jorge Soria, Pipo Cupertino y Juan Carlos Polito, tres emblemas de nuestra música popular.

En adelante, el baterista y percusionista tocó con Piedra Azul, Carolina Marchiaroli y otres. Los Cohetes Lunares han estado presentes en muchas ediciones, pero luego de una ausencia que se demoró quizá demasiado, desde 2017 tienen asistencia perfecta. Los compañeros de banda de ‘Patita’ también han actuado mucho en el festival, como miembros de diversas propuestas, de rock y también de folclore en el caso de Peris y de Real.

“Es hermoso estar ahí. Durante un tiempo me puse reacio, porque un año tuvimos una mala experiencia con Los Cohetes: la gente pedía otro tema y como venía otra banda nos empezaron a sacar los micrófonos y a correr de la escena. Pero ahora es muy distinto, y por ejemplo el año pasado las cosas salieron redondas, porque la gente que está arriba del escenario, que son Mariano Vega y Hernán Caraballo, músicos, trabajan muy bien y nos hacen sentir muy cómodos”, diferenció Suárez.

 

El disco, casi al dente

El material destinado al disco nuevo, en líneas generales flirtea con el pop más que con el rock, describió Suárez, aunque siempre manteniendo un pie en la senda power. Y reina la variedad estilística. Una de las canciones es Tres camellos, que contiene alguna reminiscencia árabe. En la grabación participó como invitado el percusionista Franco Exertier Ramos. Serán ocho canciones, todas propias, entre ellas Johnny Cash, ya una vieja conocido del público lunar, y un blues rápido. El álbum, aún sin título, está siendo cocinado en el estudio bolivarense El Trébol Rojo. El primer golpe de horno al material le fue dado en la sala Nicola Di Bari de La quinta records, la trinchera sónico-productiva del guitarrista y cantante Julián ‘Vasco’ Ojinaga, a estas alturas ya una suerte de séptimo cohete si bien nunca se incorporó como músico estable. La mezcla ya está casi lista, también en El Trébol, y la masterización se realizaría en algún estudio porteño. Los planes relativos al disco incluyen publicarlo en formato físico, además de en las plataformas digitales de audio, y filmar al menos un video promocional de un tema. El arte de tapa se hará también en nuestra ciudad.

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