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viernes, 29 de marzo de 2024
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“Si viene una catástrofe, que me enganche tocando el piano”

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“Todo lo que estoy haciendo tiene que ver con aprender”, definió la pianista Paola Siervo, quien en cuarentena en su hogar platense y libre de compromisos laborales realizó un “gran descubrimiento”: que es porque ama su oficio que no puede parar de absorber información, practicar y tocar, su rutina de los días comunes. Mientras se vuelve una ‘pasajera en tránsito por Charly’ y encara otros cofres, la artista se las ingenia para volar “aún dentro de la jaula”, en “la nave” que es su piano.

 

Para un creador el encierro puede ser estimulante, para probar cosas, revisar viejas ideas y ensayar, pero también paralizante, ya que pierde el irreemplazable contacto personal con su público. ¿Cómo es en tu caso?

– Es difícil reemplazar el calor humano del vivo, tanto como público cuanto como artista. La energía que transpira un escenario, la adrenalina del momento de subir, la previa y el post de cada concierto, los encuentros y las miradas. Yo desde mis cinco años vivo todo eso, entonces este momento es difícil. Pero desde que empezó esta etapa me despierto cada día sintiéndome una privilegiada. Tengo dos pianos, una computadora donde me puedo poner a escribir música. Con todo eso presente es imposible que uno sienta que está mal.

¿Qué estás tocando? Subiste a tu facebook una versión muy linda de Adela en el carrousel, de Charly.

– He estado tocando mucho en estos cuarenta y pico de días. Empecé a estudiar en detalle las canciones de Charly, a modo de aprendizaje. Todo lo que estoy haciendo tiene que ver con aprender. Charly  es uno de mis amores musicales de siempre, y recién ahora me estoy poniendo a ver qué puedo hacer con su obra yo. Lo considero uno de los grandes genios nacionales y mundiales de la música, y Adela es uno de mis favoritos suyos. Me puse a escribir un arreglo y a trabajarlo como hago con el tango. No porque tenga un estilo tanguero, sino por el método de laburo. Así surgió esa interpretación que citás. También una de Desarma y sangra, de principios de la cuarentena. Luego fusioné un poema de Carlos Skliar recitado por él. Me había mandado cuatro, para hacer algo él con su poesía y yo con mi música. Armé un entramado audiovisual con un texto suyo y Life on Mars, canción de Bowie. Elegí La niña y el pájaro, que habla de una nena que mira por una ventana mientras su mamá duerme la siesta, enroscada en una manta, y afuera un pájaro circunda una flor. Me pareció bellísimo también en estos tiempos, como si lo hubiese escrito para hoy. (El trabajo gira en las redes sociales.)

 

LAS LUCES HERMOSAS DE TODOS LOS DÍAS

A la pianista aún le quedó tiempo para tocar cosas de Angelo Badalamenti, quien ha compuesto la banda sonora de casi todas las películas y series de David Lynch, y para encarar Vuelvo al sur con un arreglo propio y la participación de todxs sus compañerxs de Luna y Fango. El material fue subido a las redes sociales en pantalla partida, como se estila en la emergencia, con cada músico tocando en su segmento (decir celda queda feo). En cuarentena vio Sur, de Pino Solanas, y al tema insignia de la película, que canta Roberto Goyeneche, “hace tiempo que le tenía ganas”, confesó. Paola también posteó una versión de una pieza de Badalamenti. “Son luces hermosas de todos los días, eso me da felicidad. Es como si uno siguiera volando, aún dentro de la jaula. Mi piano es un vehículo que me lleva a otros lugares, yo le digo nave”, describió.

 “Todo lo que tenía ganas de hacer pero carecía de tiempo, lo estoy encarando ahora. Pero sobre todo, aprendiendo: por ejemplo a leer un poco más de armonía, para tapar esos huecos informativos que tengo. Siempre hay cosas que aprender. También a usar la tecnología, programas de edición”, enumeró.

Ha hecho mucho, y recién van cuarenta y seis días de cuarentena…

Cosas que quizá no arrojen frutos en lo inmediato, pero que te serán vitales más adelante.

– Estoy tocando bastante, pero sobre todo absorbiendo y aprendiendo. No me gusta mucho la palabra producir, tengo un dilema ahí: ¿cuán productivo tiene que ser uno, con el contexto mundial que hay? No hablaría de productividad, pero sí digo siempre que si un día tiene que engancharme una catástrofe, que me enganche tocando el piano, aprendiendo, en pleno disfrute de lo que uno ama. Estos días tuve también esa disyuntiva: ¿estoy tan atada a lo laboral que no puedo parar aunque no tenga ninguna obligación, tirarme ocho horas a mirar Netflix? Y me di cuenta de que en realidad no paro porque amo lo que hago, no puedo estar sin eso. He hecho un gran descubrimiento.

Chino Castro

 

La pura verdad

“La calidad de lo que se sube hoy a las redes sociales responde a las herramientas que se tenga a mano para producir”, que en su caso son las elementales, ya que no dispone de un estudio de grabación hogareño y “ni siquiera de micrófonos profesionales”. Sin embargo, la idea de la desnudez tecnológica le gusta, porque todo ese tesoro que los artistas han lanzado a los pueblos del mundo en medio de un inusitado período global de restricciones, ansiedad y desconcierto, “tiene un alma”. “Hay una verdad ahí que está buena. Muchas veces pienso que en el nombre de la calidad, se pierde parte de la verdad del acto creativo. El packaging puede terminar tapando o cubriendo una interpretación y un sentimiento”.

Quizá sea como corregir mucho un poema. Algunos dicen que se recocina, pierde frescura. Juan Gelman corregía muy poco.

-Me gusta esa idea. Tengo cantidad de videos subidos con errores, que si a esas canciones las escucha alguien que las conoce mucho, se da cuenta. Tomé esa decisión hace unos cuantos años, de que lo humano también forme parte de ese modo.

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