Diario La Mañana. San Carlos de Bolívar +54 9 2314 53 5776

martes, 14 de mayo de 2024
7.3 C
San Carlos de Bolívar

Gentileza

- Publicidad -
- Publicidad -

Escribe:Mario Cuevas

En homenaje al pueblo brasileño que está sufriendo un drama dentro de este drama mundial que nos está asolando, hoy convocamos a dos figuras del país vecino: Milton Nascimento y Marisa Monte.

Es obvio que Milton Nascimento nació con esa voz angelical que alcanza todos los rangos, desde la de un niño en trance hasta la de un adulto emocionado. Cuando era niño no le gustaban las voces masculinas: pensaba que las mujeres cantaban con el corazón, mientras que los hombres sólo querían demostrar que sabían cantar. “Tendría unos seis o siete años – recuerda Milton – Imitaba las voces femeninas afinando la voz. Me gustaban todas esas voces, de música brasileña, de ópera, de películas, de jazz, de todo. Las mujeres me fascinaban. Fue pasando el tiempo y un día abrí la boca para cantar y sentí que mi voz estaba más grave, cada vez más grave. Me dio pavor, empecé a correr por toda la casa llorando y gritando. Mis padres no me daban bola. La pasé mal un tiempo, ‘voy a perder mi corazón, ¡no quiero!’, decía. Hasta que una vez estaba en la ventana del taller de mi papá y de repente empezó a sonar en la radio ‘Stella by Starlight’ con Ray Charles. Me quedé escuchando y escuchando y escuchando, no voy a olvidar ese momento en toda mi vida. Me dije: ‘¡Estoy a salvo! ¡Los hombres también pueden tener corazón!’ Y así gracias a Ray Charles, empezaron a gustarme los hombres, incluso algunos que hasta ese momento no me gustaban. Pura locura de cabeza infantil, ¿a quién no puede gustarle Frank Sinatra? ¡Por favor! Y Bing Crosby y tantos otros, que fueron entrando en mí de a poco después de Ray Charles, aunque las mujeres siempre conservaron su lugar.”

Su primer y único robo en toda su vida lo cometió cuando tenía doce años. Un día, en su casa de Río de Janeiro, tocó el timbre el cartero con un gran paquete. A Milton le dio la sensación que ese paquete tenía algo que ver con la música y se lo llevó a su cuarto. Era, efectivamente, una guitarra para su madre, se la quedó, se encerraba en su cuarto tratando de sacar las notas de alguna canción. Un día llamó a su madre y se puso a cantar acompañándose de la guitarra, maravillándola. Con esa guitarra decidió formar su primer grupo, Luar de Prata, con su amigo Dida y con Wagner Tiso otro vecino con el cual entablarían una larga relación musical.

A los catorce años tocaban en lugares nocturnos escondiéndose del juez de menores. Milton y Wagner crecieron juntos y Milton siempre prefería acompañarse del piano de Wagner; se trasladan a Belo Horizonte para tocar en fiestas y bailes. A partir de allí todo es vertiginoso: su encuentro con Vinicius de Moraes; la incomparable Elis Regina comienza a interpretar sus canciones; ‘Travesía’, una de sus composiciones, es grabada por Sarah Vaughan convirtiéndose en standar de jazz.

Tiempo después Milton conoce a los Borges, Marcio y Lô, este último fue el letrista de la mayoría de las canciones del disco debut de Milton, “Clube da esquina” (1972). En ese momento el álbum no fue comprendido, ni tuvo buenas críticas porque en esos días reinaba la bossa nova y el tropicalismo. (“Clube da esquina” tuvo su segunda parte en 1978).

Su reconocimiento internacional llega en 1976.

El saxofonista Wayne Shorter lo convoca para grabar un disco, “Native Dancer”, con la participación del pianista Herbie Hancock y de su compañero Wagner Tiso, con dos temas de Milton y tres de la dupla Nascimento y Fernando Brant, quién sería ‘el letrista’ de las canciones de Milton. “Native Dancer” le abre la puerta al mundo a Nascimento, que continuará sorprendiendo a propios y extraños.

 

Luego del encuentro de “Tribalistas”, Marisa Monte, Carnilhos Brown y Arnaldo Antunez continuaron con sus respectivos proyectos. Marisa se abocó a la tarea de grabar “Memorias, crónicas y declaraciones de amor” (2000), disco que contiene una canción con una historia que merece ser contada: en la década del 60 apareció en Brasil un extraño personaje que se llamaba José Datrino. El 17 de diciembre de 1961, en la ciudad de Niterói, hubo un gran incendio en el circo ‘Gran Circus Norteamericano’. En la tragedia murieron más de quinientas personas, la mayoría niños. Seis días después del acontecimiento, José despertó alegando haber oído una orden que lo mandaba a abandonar el mundo material y dedicarse sólo al mundo espiritual. Se dirigió al lugar del incendio y se estableció en lugar durante cuatro años. Desde allí confortaba a los familiares de las víctimas y predicaba con las palabras ‘agradecido’ y ‘gentileza’. La gente lo comenzó a llamar Profeta Gentileza.

A partir de 1980, eligió 56 Pilates del Viaducto de Cajú de Río de Janeiro que abarcaban una extensión de un kilómetro y medio, para comenzar a pintar inscripciones en verde y amarillo con sus pensamientos acerca de la vida, proponiendo una alternativa al rumbo de la civilización actual.

Gentileza falleció en 1996 a los 79 años. Poco a poco, sus murales fueron dañados por vándalos y en consecuencia los pilates se pintaron de gris. Tiempo después, se organizó un proyecto junto a la Municipalidad de Río para recuperarlos, en el 2000 se completó la restauración y se decidió preservar sus pintadas como monumento urbano carioca. Aquí entra en juego el testimonio de Marisa Monte: “Todavía era una niña y, para mí, cruzarme con Gentileza era increíble y fascinante. Recuerdo que solía observar, con ojos curiosos, sus escritos en el Viaduto do Cajú. Ver sus ilustraciones en una calle de la gran ciudad me llenaba de un sentimiento de libertad y afecto.

En 1997, fui al viaducto con un amigo que vivía fuera de Río para mostrarle la obra de Gentileza. Ahí fue cuando me enteré de que su trabajo ya no existía. Desde 1996, con la muerte del Profeta Gentileza, sus murales quedaron huérfanos de cualquier tipo de cuidado. Se deterioraron mucho y terminaron cubiertos por una capa de pintura gris que puso la empresa de limpieza urbana de Río de Janeiro. Estaba tan conmocionada y triste que, esa misma noche, escribí la canción”.

“Memorias, crónicas y declaraciones de amor” se transformó en una clásico en la discografía de Marisa Monte, dentro se ese álbum, ‘Gentileza’ ocupa un lugar de privilegio. La composición, como otras tres o cuatro del disco, es dueña de una belleza seductora, entonada por Marisa Monte con dulzura y unción.

 

‘Gentileza’

Borraron todo, lo pintaron de gris

La palabra en la pared fue cubierta con pintura…

Borraron todo, lo pintaron de gris

Lo único que quedó en la pared fue tristeza y pintura fresca

 

Pasamos de prisa por las calles de la ciudad

Merecemos leer las letras y las palabras de Gentileza

Así que te pregunto a ti en el mundo

¿Qué es más inteligente el libro o la sabiduría?

 

El mundo es una escuela, la vida es un circo

Amor es una palabra que libera, eso decía el poeta.

 

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

Más Leídas

Edición Impresa

- Publicidad -
- Publicidad -
spot_img
spot_img