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jueves, 25 de abril de 2024
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Retrátalo, ‘Pato’

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Charly García y Eva Perón no tienen mucho que ver, salvo por ser próceres de la argentinidad, a un nivel ‘celebrity’ que poques más. En sus icónicas e inconfundibles figuras se concentró el pintor y dibujante ‘Pato’ Arbe para despuntar su nuevo interés artístico en estas semanas de aislamiento, en las que además se armó a medida una suerte de novedosa salida laboral al fundir su necesidad económica con su pasión existencial.

En su nuevo hogar de calle Matheu, Arbe retrata sin descanso, según su propia preferencia y para cumplir con lo que le encargan. Unas cuantas personas se han interesados en sus Charlys y sus Evas, aunque él aclara que no dibuja en escala ya que no cuenta con las herramientas tecnológicas necesarias, por lo que cada García es similar pero diferente al anterior (con todos los Charlys que hay, tiene para hacer toneladas de un buen dulce bicolor).

Siempre retrató, pero al sistematizarlo le dio otro sustrato. No sabe hasta cuándo, “ahora viene como un torrente mi deseo de retratar, pero se me va a pasar”, avisa.

Trabaja sobre melamina, un compuesto orgánico ideal, símil a la madera. Monta el fondo, luego boceta a lápiz el rostro del futuro retratado, y después dibuja. Con su teléfono selecciona la imagen a seguir. Ese primer paso es fundamental, “la creatividad también juega en eso, porque es la que te lleva a elegir, por un detalle o característica, una imagen por sobre muchas otras”, explicó el artista, mate en mano y rodeado de su cosas, es decir sus dibujos, pinceles y colores en el austero ambiente en el que recién está acomodándose. Finalmente, pinta con acrílico y agua, la etapa “más cuidada” del proceso. Acrílico porque “resiste las inclemencias climáticas”, afirmó.

Produce rápido, corrige poco. Así, con todo. Al modo de un Gelman silencioso, de palabras en cuarentena y figuras en libertad. Si un retrato no le gusta, hace unos pocos intentos por mejorarlo y si permanece torcido, lo abandona. Le pasó con su primer Cerati. Con suerte, después de despejarse con “unas vueltas en bicicleta (antes de la cuarentena estaba saliendo a correr y jugaba al fútbol con sus amigos)”, al día siguiente se levante con la misma figura entre ceja y ceja. Aunque es probable que pase de página sin remordimiento. Y sólo termina y comparte lo que le gusta, “lo que me convence a mí”. “Dalí capaz que tardaba un año o varios meses con una obra, y claro, ves los detalles en esos relojes derretidos y entendés… En cambio yo estoy acostumbrado a trabajar en días, en horas”, diferenció el histriónico artista, que habla a pincelazos veloces, parecido a como dibuja y pinta.

Otra regla interna que se impone es que el dibujo fluya mientras lo realiza. Que el proceso le resulte cómodo física, psíquica y espiritualmente. De otro modo, él solito se arroja la toalla, para usar una metáfora del deporte de los puños. “Una vez, cuando pintaba sobre zapatillas, una chica me encargó un Justin Bieber. Le dije que no, no siento hacer a Justin, no lo iba a disfrutar”, se sinceró.

Lo suyo son los retratos, no las caricaturas, que es otra cosa ya que consiste en expandir los rasgos de los rostros y cuerpos. Algún día, quién sabe.

 

EL JUSTICIERO DEL PINCEL

¿Hay alguien a quien no retratarías?

(Piensa unos segundos). -Creo que no. A Videla lo he hecho, pero no en buenos términos. A Hitler también. El arte, en este caso el retrato, puede ser un vehículo para hacer justicia.  

 

BENDITA CUARENTENA

La cuarentena le ha “pegado bien” para lo suyo. Dibuja y pinta durante todo el día, sin horarios fijos ni una rutina rígida. Más aún, libre del compromiso de atender la boletería de una empresa de micros. Esta suspensión temporal, hasta que los bondis vuelvan a viajar por las rutas de un país asustado que sólo sale al patio y al balcón, entraña un perjuicio económico que el dibujante subsana a medias retratando y vendiendo, imprimiéndole visos de profesionalidad a un menester que siempre había visto como un hobby. 

Por otra parte, en modo Tute postea chistes de tinte social y costumbrista en su Facebook, si bien las palabras le cuestan mucho más que las figuras, admitió. Casi todo los días, ahora no todos porque lo absorbe retratar, su ‘chiche’ actual.

También interviene pictóricamente las macetas de autor de Paisaje Urbano, diseñadas por Roxana Carretero.

Quien desee un ‘Pato’ auténtico, de alguien famoso o no, debe comunicarse con el artista por privado a través del face. “Hago a quien quieras. Si querés, retrato a tu suegra, y hasta puedo liquidarla en el dibujo”, se rió el pintor, que en este otoño raro tiene entre manos una interesante lista de pedidos de gente de Bolívar, la provincia y el país.

 

Pocos saben que el ‘Pato’ se llama Marcelo, igual que su padre, un ilustre futbolista vernáculo que picó alto, talentoso como él, forjado en las academias de la calle y el hacer. Marcelo Germán. A su hija Daniela, Víctor Heredia le pedía que lo pintara, “píntalo nena”. (Dulce Daniela, que contiene esa línea, fue uno de sus principales ‘caballitos de batalla’ durante la ya lejana pero siempre entrañable primavera democrática de mediados de los ochenta, su canción que estalló en la tv, por la que lo conocieron las nuevas generaciones.) Parafraseando la idea, a nuestro ‘Pato’ le pedimos que lo retrate, hoy que se interna en esa diagonal del vasto bosque del dibujo y la pintura.

Chino Castro

 

“No creo en el que hace algo nuevo”

Todos los artistas ‘copian’, nadie surge de un repollo ni de la plena blancura, que sólo existe en la publicidad de jabón Ala. Hasta Los Beatles, quizá la banda más emulada de la historia, tomaron cosas de otros para construir sus maravillas. Arbe dice que también para elegir a quién ‘copiar’ y qué cosas apropiarse del maestro, “hay que tener talento”. En sus horas iniciáticas, su gran referente fue Liniers, pero ya no. Hoy recurre a otros, en su mayoría ignotos ya que la escalada de la tecnología permite ver lo que hace cualquiera, no sólo las figuras consagradas por el mercado. “Recurro a muchos emergentes internacionales, navegando en las redes llegás a chinos, egipcios, rumanos, senegaleses, el que quieras, desconocidos y famosos. Hay que saber qué tomar de todo eso, ver cómo alguien resuelve una línea o un problema que plantea el dibujo”, reveló el ‘Pato’ su método de trabajo.

Charly García dice que un músico que copia a otro es un plagiador, un ladrón, pero el que copia a muchos puede ser un genio.

– Estoy de acuerdo (se ríe). Yo no creo en el que hace algo nuevo. Todo viene de algún lado… A mí me han dicho que lo que hago es muy parecido a lo de Milo (Lockett), hasta tuve una discusión con una amiga suya que entró al Instagram a ‘bardearme’. Yo le dije que mi referente es Basquiat, y que le preguntara a Milo si también era el suyo. Ahí aflojó. Habrá entendido que en todo caso Milo también “robaba”.

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