Diario La Mañana. San Carlos de Bolívar +54 9 2314 53 5776

viernes, 26 de abril de 2024
12.4 C
San Carlos de Bolívar

Pedagogías: entre el humanismo y la tecnocracia

- Publicidad -
- Publicidad -

Escribe: Sandra Roldán*

“Ya se ve que el mundo toma sus decisiones, y que nuestras vidas quedan afectadas por esa voracidad insaciable de mercado y consumo.

A veces creo que el único paliativo que tenemos para protegernos de ese mundo horroroso es cuidarnos la vida…”. Carlos Skliar, 2017

 

“Convidada” a reflexionar a partir de las conversaciones que nos propone el pedagogo, investigador del CONICET y escritor, Carlos Skliar quien recientemente brindó una entrevista al programa de radio que conduce Eduardo Aliverti; con gran repercusión en el campo educativo; y que a su vez se anuda a una serie de “conversaciones con cualesquiera” que el propio Skliar propone desde sus redes en el marco de la contingencia sanitaria que estamos atravesando; tomo con placer el desafío.

Skliar nos invita a ejercitar la potencia de la pregunta y la impotencia de las conclusiones en tiempos en los que demasiados son lo que se apuran a profetizar.

En este desovillar preguntas, se plantea un escenario en el que la escuela será objeto de una “batalla entre el humanismo y la tecnocracia”. No es nueva esta batalla; sin embargo, lo nuevo es el impulso que cierto optimismo tecnológico parece haber tomado en tiempos de pandemia y virtualidad. Se tiende a confundir muy fácilmente la conectividad con la posibilidad de comunicar algo.

Llama él, y llamamos los pedagogos críticos: “tecnocracia” a esta suerte de gobierno de la tecnología en detrimento de las personas y los vínculos. En este caso, específicamente, en detrimento del maestro, cuya figura suele ser relativizada, prescindible, invisibilizada o fuertemente cuestionada. En este sentido, señala el pedagogo y poeta: “una vida sin maestro, tiene muchas dificultades de ser narrada”.

Educar es dar tiempo, señala; y en este dar tiempo, está la escucha, la mirada, la pausa, la voz, las voces. Pero para esta escucha atenta; no alcanza la intuición, ni se apela a la “vocación”; se requiere el despliegue de saberes que hacen a la “formación del maestro”. Esta formación no puede ser meramente una técnica.

Skliar ha señalado en otras oportunidades, y recuerdo muy especialmente en una entrevista que La Mañana le hiciera hace tres años, con motivo de su presencia en nuestra localidad en el marco del Encuentro distrital de Educación y Cultura; que hay una obligación ética y moral en la formación del maestro, del profesor, o profesora; ya que nuestro límite, nuestro “techo”, se transforma en el límite de les estudiantes.

No hablamos hoy de “vocación”; la docencia es un trabajo que requiere y reclama condiciones. Sin embargo, no deberíamos renunciar a la pasión, al enamoramiento y a la formación en filosofía, en arte: música, literatura, artes plásticas; porque son estos saberes los que colaboran en la escucha, los que aportan la sensibilidad para comprender el mundo. Dice Skliar, no para ponerme en el lugar del Otro; en el lugar del Otro, está el Otro; es para sumar la mirada despojada de certezas que clausuren. Sumar la mirada y la escucha sensible, extrañada, atenta, de admiración y asombro que nos provoca el hecho artístico.

Para finalizar, acordando parcialmente con el pedagogo italiano Francesco Tonucci, cuya palabra también hemos escuchado y leído, antes y en estos días; Carlos Skliar; expresa que,en la pos-pandemia, Nuestra Escuela, debería re-pensarse en su arquitectura, en lo edilicio, garantizando condiciones adecuadas, sanitarias, de seguridad; y en tanto espacio vital, hospitalario, espacio que aloje, espacio de abrazos.

Skliar nos invita, en Pedagogías de las diferencias(2017), y ahora también; a comprender que la educación (como ocurre con otros términos que son vitalmente relacionales, es decir, la amistad, el amor, la fraternidad, la igualdad) se resuelve sobre todo en aquello que hemos llamado “gestos mínimos”, más que en el emprender una cruzada heroica o virtuosa ejercida por algunos sobre otros. Entendiendo por “gestos mínimos”, lo mas sustancial: el contacto entre cuerpos, la cotidianeidad de los encuentros, la conversación, la detención, la pausa, el estar juntos, los modos que recibimos y damos lugar a otras vidas, aprender a escuchar, aprender a mirar, dar paso a las voces que habitan lo escolar y lo social…

*Profesora de Ciencias de la Educación

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

Más Leídas

Edición Impresa

- Publicidad -
- Publicidad -
spot_img
spot_img