Escribe: Lic. Adriana Macchia
Durante la década de los noventa en adelante, se desplegó en América Latina una ofensiva dirigida a la sustitución de las creencias que se habían generado durante los períodos nacional-populares, a través de un doble proceso: las reformas de las estructurasde los estados a través de las privatizaciones– y paralelamente la realización de campañas para promover una nueva cultura y cosmovisión del mundo.
Se impuso bajo el pretexto de la racionalidad, una política sin ideología que cercenaba la posibilidad de pensar alternativas para elegir la mejor manera de satisfacer nuestras necesidades sociales– con un discurso político que también argumentó la superioridad del liberalismo en tanto cultura-ideología-mercantil sobre los gobiernos populares.
Estas experiencias históricas, nada ingenuas, produjeron un proceso de desorganización de las sociedades civiles latinoamericanas, las “crisis” fabricadas con el propósito privatizador de un modelo económico cuya identidad debía ser una ideología sin política y/o política sin ideología, sustitución de creencias, con el objetivo de que la sociedad vea solo una parte de la realidad como lo dijo Margaret Thatcher: “Se terminó la política, ahora viene la gestión”.
El trabajo de sustitución de creencias trabaja sobre las representaciones, por ejemplo: la significación de Vicentín; para un sector “expropiar” significaba justicia social, y para otro sector, era, “todos somos Vicentín” -aunque se perjudicaba el conjunto de la sociedad-.
Recomponer el vínculo con la política es volver a la relación con el otro, a la pertenencia histórica y social, a no ser el núcleo útil donde se asienten ataduras con prejuicios, con fines electorales o situacionales.
En la campaña de Bolsonaro -quedó explícito el uso de las emociones-, quien dijo: “Las mujeres de derecha son más lindas y más higiénicas”, en oposición de las de izquierda, que mostraban su cuerpo y senos en las manifestaciones, como rechazo a sus políticas totalitarias.
Con esta acción mediática las mujeres que no estaban informadas de lo que pasaba en política, se alinearon a Bolsonaro ( 6 por ciento más de votos) porque sintieron rechazo y repulsión por esas mujeres “ poco higiénicas que mostraban su cuerpo” identificandose con las mujeres de derecha, la manipulaciónen el uso de prejuicios o las sedimentaciones culturales que contienen un exceso de satisfacciones en el odio , buscan producir una reacción emocional y hasta una verdadera paranoia, -(en Alemania los judíos eran asimilados a las ratas)-.
Estas manipulaciones van rompiendo el encadenamiento psíquico y democrático, basta recordar el desprecio a los gauchos en “Civilización y Barbarie“- sobre estas sedimentaciones se han producido fijaciones que aún se utilizan y son efectivas para implantar modelos culturales racistas, anti políticos y colonizadores, que se valen de una operatoria que puede no solo cambiar los juicios acerca de un suceso sino cambiar el destino de una nación, dando como resultado un sujeto que suele pensar en contra de sí mismo o sus intereses( votar a quien le saca derechos) o contra sus recursos colectivos , (votar a quien privatiza o achica el estado de bienestar),el efecto es una identidad que es “operada” inconscientemente, por los medios, metiéndose con su sistema de percepciones e identificaciones,direccionándolas o llenando un vacío con fantasías –deseos –promesas- fake-news, que influencian y producen certezas en la construcción de la realidad que al decir de( J Lacan) “La identificación es lo que se cristaliza en una identidad”.
