La escuela de percusión que dirige Raúl Chillón celebró el mes pasado 8 años de actividad sin interrupciones.
La Fábrica del Ritmo, la escuela de percusión de Raúl Chillón, cumplió 8 años el pasado mes de septiembre, y tanto para Raúl, como para los fabricantes, es motivo de celebración.
Es por ello que LA MAÑANA dialogó con Raúl, quien como siempre, gentilmente se refirió a este acontecimiento tan especial y significativo para él.
Allá por el mes de septiembre de 2012 nacía formalmente La Fábrica del Ritmo. Sus inicios fueron en Bunker (de Juani Martínez y Manuel Cañas), la primera y única sala de ensayo y espacio de aprendizaje musical, donde la escuela de percusión dio sus primeros pasos.
Fueron cerca de 3 meses los que La Fábrica tuvo sede en “el Bunker”, hasta que finalmente se mudaron a un espacio propio sobre calle 9 de Julio, donde las actividades se llevaron a cabo durante 3 años aproximadamente.
Luego, La Fábrica eligió La Cultural como su espacio(Av. San Martín 1065), desde donde hace ya unos años viene llevando a cabo las clases, así como también, trabajando activamente en la comisión directiva de La Cultural, que los cobija desde ya hace unos años.
“Es un proyecto que para mí es un sueño personal. Cuando estudié percusión, desde el primer momento quise tener una escuela para poder enseñar, siempre soñé con un lugar con las características que tiene La Fábrica, un espacio con muchos tambores, que suenen bien, que sean de calidad, y que lo que se enseñe sea lo más fiel posible”, comentó a LA MAÑANA Raúl.
En el contacto con este medio, Chillón agregó que la gestación de La Fábrica comenzó un poco antes, cuando estaba en Buenos Aires, donde de a poco fue comprando los primeros instrumentos.
Luego, cuando retornó a Bolívar, y con los alumnos que comenzaban a sumarse, es que siguió adquiriendo tambores para La Fábrica; “fueron cinco años en los que toda la inversión iba para La Fábrica, hasta que hace tres años, La Fábrica se transformó en mi trabajo formal y me permite tener los recursos suficientes como para dedicarme exclusivamente a ello”
Ha pasado mucha gente por La Fábrica, son muchos los fabricantes que transitaron el espacio, así como también han sido parte de ella otros profesores, como es el caso de Federico Ron y de Franco Exertier.
“De La Fábrica me gusta que es colectivo, y autogestionado. Para cualquier emprendimiento tal vez 8 años no es mucho tiempo, pero para un emprendimiento como La Fábrica, que es artístico, autogestionado, y que uno busca que sea una fuente laboral, es un gran sacrificio pero a la vez le da un plus a todo, muy copado y emotivo, para mí y para la comunidad, para los fabricantes”, dijo Raúl a LA MAÑANA.
TRASCENDER LAS FRONTERAS
Desde hace 4 años La Fábrica del Ritmo viene abriendo puertas que no se cierran en localidades vecinas.
Tal es el caso de Daireaux y Pehuajó, donde La Fábrica tiene sede y desde hace ya algunos años tiene alumnos en esas localidades.
Además, La Fábrica ha ido a tocar a distintas ciudades de la zona, invitado por quienes los han visto tocar en otros lugares, e incluso reciben propuestas con sugerencias de lugares para que puedan surgir toques y encuentros en la zona, con gente que, sigue a los fabricantes por donde vayan a tocar.
“La Fábrica del Ritmo es una fábrica de sueños, porque realmente en mi caso me tiene todo el tiempo activo, soñando y pensando nuevos objetivos que se que los vamos a lograr porque hasta ahora, con La Fábrica, nada nos ha sido imposible” concluyó Raúl.
LAS PUERTAS SIEMPRE ABIERTAS
Adaptados al contexto de distanciamiento social vigente, la escuela de percusión sigue funcionando, con grupos reducidos.
Los interesados en sumarse, y ser otro de los tantos fabricantes que han pasado por allí, pueden contactarse con Raúl a través de las redes sociales de La Fábrica del Ritmo.
L.G.L.
