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viernes, 29 de marzo de 2024
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Daniel Salazar celebró 45 años en el negocio inmobiliario

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“Yo rendí el examen en 1979 y me matriculé en 1983; pero había empezado a trabajar en octubre de 1975 con mi tío Ricardo Landoni, por lo que llevó 45 años en esta hermosa profesión, que cada día me gusta más”. Así comenzó la charla con Daniel Salazar, quien acaba de cumplir un aniversario más como martillero.

¿Landoni es quien te induce a queseas martillero?

– Sí, es una historia que viene de familia. Mi papá lo llevó a trabajar a Ricardo como cadete a la oficina de los Busquet Serra en la avenida San Martín (hoy Banco Santander). Mi papá era martillero, tuvo casa de remate feria hasta que falleció a los 39 años, yo tenía 3 meses. Después las vueltas de la vida hicieron que Ricardo me diera trabajo a mí.

En esa época todavía no existía la carrera de martillero…

– No, en esa época sólo tenías que dar un examen. Ricardo averiguó en el Colegio de Martilleros de Azul y me mandó a rendir el examen. Fui a La Plata y di el examen y seguí trabajando con Ricardo hasta fines de 1982 y me puse por cuenta mía en Av. San Martín 469. En ese tiempo me ayudó Naldo Vivas, yo sabía mucho de escritorio pero me faltaba la parte de la calle, en eso me ayudó él.

En 1994 me convoca Francisco “Pacho” Ferro a trabajar a la Cámara de Diputados de la Provincia y ahí le puse un paréntesis a la actividad, y cuando dejé volví a abrir la oficina en 2001. Me encontré con Luis Machiaroli y me ofreció irme a su oficina a trabajar con él. Con Luis estuve hasta 2004 y a partir de 2005 me instalé por mi cuenta en calle Las Heras 367, hasta que en 2011 me trasladé acá, a Av. Venezuela 11.

¿Cuál ha sido la mejor época para la actividad en todos estos años?

– Es raro pero a veces la economía va bien y vos vas mal, y otras veces al revés. Este es un mal momento para la economía del país; pero hace eso que la gente quiere vender, achicarse, uno tiene que estar atento a todo, siempre hay trabajo.

No te dedicás al tema alquileres…

– No, toda la cartera de clientes se la di a Luisito Rodríguez, que trabajó  9 años conmigo, vino como estudiante, se recibió y siguió varios años más, hasta que se puso por su cuenta. Los alquileres son complicados, te llevan mucho tiempo, máxime ahora con la nueva Ley, muy mal hecha, porque perjudica a los dos, al dueño y al inquilino, y peor con la pandemia, con todas las prórrogas que hay.

Tus hijos ninguno de los tres abrazaron la profesión…

– No, quizás mi hija mayor, Belén, empiece a estudiar la carrera ahora que se viene a vivir a Bolívar. Ellos me han visto renegar mucho y calculo que le han tomado un poco de idea.

Hay muchos martilleros hoy…

– Hay laburo para todos. Antes la gente compraba una casa en su vida, ahora la economía te arrinconó y entonces comprás dólares o propiedades, que son los únicos dos refugios de valor en el tiempo. Eso hace que haya un revoleo contínuo.

Tenés un loteo en Hale…

– Sí, un desafío, de 69 terrenos que tomé ya llevo vendidos 25, y no he vendido más por el tema de la pandemia.

¿Cómo es el trato con los colegas?

– Gracias a Dios hay códigos, entre los que estamos dentro del Centro de Martilleros locales, si surge algún tema lo hablamos, nos llamamos. Con los chicos jóvenes me llevo bien, incluso me consultan sobre alguna duda, siempre en un marco de respeto.

45 años no son pocos…

– Estoy contento de haber cumplido este ciclo, espero seguir, obvio. No pienso jubilarme, mi  espejo es Ricardo Landoni, que hasta el día anterior a la muerte trabajó de martillero o vendedor de propiedades, y quisiera imitarlo.

Angel Pesce

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