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jueves, 28 de marzo de 2024
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San Carlos de Bolívar

Plazas de mi ciudad

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Desde que Marcelino Davel lavó la pica y dijo “Aquí será la plaza”, en referencia a la que luego recibiría el nombre de Alsina, que Bolívar se ha caracterizado por tener estos espacios verdes que son orgullo de los locales y que asombra a los visitantes. No debe haber en el interior bonaerense una ciudad con más plazas que esta, incluso algunas que la doblan o triplican en población.

Las plazas han sido un orgullo a lo largo de los más de 40 años que tenemos de historia; aunque no siempre han sido mantenidas como se debe o cuidadas como corresponde. Desde que la mayoría dejó de ser la cancha de fútbol de algún club (sí, las canchas de fútbol de los clubes de Bolívar eran las plazas, generalmente las que están frente a las escuelas), que se han transformado en símbolos del Bolívar verde que siempre debemos mantener.

La plaza de Hipólito Yrigoyen, más conocida como “la plaza de la 6”, porque se encuentra frente al edificio de dicho establecimiento educativo, tiene su particularidad como todas. Se caracterizó siempre por ligustrinas en formas de u ó de c, en el formato cuadrado de las letras, y por una gran vegetación, tanto en su perímetro como en el interior. No era una plaza de juegos, como no lo eran la mayoría, hasta que más acá en el tiempo les fueron agregando.

En el centro de la plaza se encuentra el busto de Don Hipólito Yrigoyen, uno de los próceres del radicalismo (desde el fallecimiento de Raúl Alfonsín es como que un poco lo reemplazó). Una lástima que ese busto, que muchas veces fue objeto de actos radicales en fechas clave del yrigoyenismo, hoy esté descuidado, casi abandonado, sin placa identificatoria. En resumidas cuentas, un joven que pasa por el lugar ve que hay un busto; pero no sabe de quién se trata, cero referencia.

Al lado del busto a Yrigoyen hay un banco pintado de rojo, símbolo de la lucha contra la violencia de género. El resto de la plaza se ha mantenido como siempre, no hace mucho se le pavimentaron las calles diagonales en su interior y lo mismo con su perímetro, que históricamente tuvo baldosones.

La Yrigoyen quizás sea, de las que están enfrente a las escuelas, la de mejor estado de conservación. Una cosa que pudimos observar al visitarla, una rama de una planta estaba caída sobre la vereda que da a calle Güemes, en cierta forma estorbaba al paso transeúnte. Pequeños detalles, este y el del busto, que son fáciles de mejorar para que siga luciendo como siepre.

Angel Pesce

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