Escribe: Justiniano Fuente
Le dije, señor director, que le iba a pasar lo que le pasó. Usted se deja llevar por esas alocadas ideas de vivir en libertad, de respetar los espacios y tiempos de cada uno y no se da cuenta de que las cosas no funcionan de esa manera. Y sucedió nomás que se le enojó el intendente. Yo vi todo por la web de la Municipalidad, que transmitió en directo, así que no me lo venga a contar. A usted nomás se le puede ocurrir preguntarle si se equivocó en algo. Dígame la verdad: ¿cuál es su búsqueda? Hacerlo calentar nomás, otra no hay.
Yo le quiero decir, con toda claridad, que en esta estoy del lado del intendente. ¡Yo les iba a dar libertades si estaba en su lugar! ¿No se dan cuenta, por ejemplo, los pibes y los no tan pibes que están haciendo un desastre con las juntadas clandestinas? ¿No se dan cuenta las señoras que salen a barrer la vereda sin barbijo ni taparrabos que pueden diseminar la peste? ¿Cuántas veces hay que explicarles a los viejos pescadores el daño que puede acarrear compartir el balde de la carnada? Yo ya los hubiese mandado a cagar a palos, disculpe la palabrota, y que después los vengan a defender Baby Etchecopar, Lanata, Fontevecchia, Longobardi y Horacio Verbitsky juntos, que tienen más peso que usted, pobre director de diario de pueblo. También los mandaría a cagar a palos a ellos así se dejan de sembrar discordias y suspenden las trasnochadas ideas de preguntar pavadas.
En fin, espero por su bien que se le haya pasado la calentura a Pisano, y que lo reciba en su despacho un día de estos, se den un efusivo abrazo y compartan unos mates. Total, ahí adentro no va a andar justo el virus. Tanta mala suerte no se puede tener.
Le cuento, ya que estamos, que conseguí una changuita así que por estos días estaré en Bolívar. Me contrataron para repartir la vacuna de Pfizer. Me sondearon los rusos primero, pero yo con ellos no quiero ningún negocio. Fíjese el nombre que le pusieron a la vacuna: Sputnik. Están locos los rusos. Yo a esa no me la pongo sólo por el nombre, que suena tan feo. Me da la sensación de que te pinchan y te vas de este mundo, salís a la estratósfera como diría el sabio riojano de cuyo nombre no quiero acordarme. Pfizer es otra cosa. No sé ni cómo se pronuncia, pero escrito queda muy lindo.
El trabajito es bastante fácil. De lo único que tengo que preocuparme es de mantener fresquitos los frascos así que le voy a pedir a Tocci que me dé una mano. A medida que voy haciendo la recorrida, cada tanto pasaré por su fábrica de hielo y voy reponiendo. ¡No me va a negar unos cubitos teniendo en cuenta que estaré trabajando en beneficio de la salud pública!
¿Sabe qué? Estoy muy orgulloso de este trabajo que agarré. Por primera vez en mi vida voy a ser esencial para algo! Y nadie me va a poder parar por la calle y pedirme documentación de ningún tipo, porque voy a estar cerca de la autoridad. Es más, voy a formar parte de ese equipo. Porque, la verdad, es que ya me tienen podrido con las multas por el escape de la Zanellita, por la falta de seguro vigente del Issard, la VTV, la patente municipal y hasta la vacuna antirrábica. Cada vez que voy a Bolívar me vengo con tres o cuatro multas a pagar. Encima hay un tipo ahí, en el Juzgado de Faltas, que tiene la gran falla de estar muy apegado a la ley. No hay caso con el tal Canepare o algo así. O cumplís o te saca el vehículo y no lo recuperás ni haciendo votos de castidad, ayuno y pobreza que, al fin de cuentas, son las cosas que menos me cuesta hacer, sobre todo la primera de ellas.
Ya les he dicho a todos, incluyendo a mi amigo Jorge Vidal Loza, quien me insiste en que este trabajo no es para mí, que yo voy a cumplir a rajatabla con lo que me encomienden. Tengo un solo problema. ¡Mire la bicicleta que me han dado para hacer el recorrido! Está mejor la de Tarugo, el vendedor del diario suyo que siempre está en la esquina del Hotel San Carlos, que tiene más kilómetros hechos que todos los camiones juntos del Chamaco Lazarte. Yo les pedí hacerlo en una Multicarga 74 que me presta un amigo, dada una razón de edad y mis dificultades para pedalear, pero me lo negaron. Está linda la Multicarga. Enterita. Tiene casi todas las luces, le anda el limpiaparabrisas y las gomas todavía están para un medio uso. Los frenos sé que se los había hecho Cachilo Pato a fines de los 90, así que andan bien. Pero dicen que si me agarra Canepare me la secuestra y entonces, así, no hay futuro para los emprendedores privados. Es lo que siempre digo: trabajo hay, lo que joden son las trabas.
Bueno, me despido. Le mando la foto para que vea. Si puede, deme una mano y convénzalo al intendente para que me extienda un salvoconducto o algo por el estilo y me dejen usar la camioneta. Yo sé que en algún momento van a recuperar el diálogo. Usted es bastante jodido; pero él parece un buen tipo.
