Por mayoría -la oposición lo rechazó- se aprobó el viernes el proyecto del oficialismo en apoyo del proyecto de creación de un tributo extraordinario a los más ricos de la Argentina, elaborado por el diputado del Frente de Todos, Carlos Heller, junto a Máximo Kirchner y otros dirigentes allegados al gobierno nacional.

La iniciativa plantea cobrar un uno por ciento por única vez a quienes posean un patrimonio superior a los doscientos millones de pesos, lo que representa a casi doce mil contribuyentes (el 0.08 por ciento de la población económicamente activa). Con los recursos, los municipios del país harían frente a los gastos extraordinarios que origina la pandemia de COVID-19, que está siendo contenida por el estado nacional y el sistema público de salud.

En esta entrevista exclusiva realizada horas antes de la sesión del Deliberante, el presidente del Cuerpo, Luis María Mariano, explica por qué apoyar.

¿Qué debería hacerse para que esa iniciativa prospere? El proyecto aún no estaba definido y ya recogía una virulenta oposición…

- Estamos hablando de un proyecto que se instala para su análisis partiendo de una situación de absoluta gravedad. No es producto de que determinadas personas dijeron ‘vamos a ir contra los que pudieron alcanzar una mejor posición económica’. Primero, el contexto: estamos en una situación gravísima, el mundo también, en algunos casos con más dificultades, y en el nuestro la gravedad propia de la pandemia viene enraizada con un contexto previo muy terrible: venimos de un gobierno de deudores seriales, nos endeudaron por generaciones. Cuidar la salud de los argentinos de la forma en que se lo está haciendo implica un ejercicio de equidad.

Ahora, es una cuestión de adónde vamos a buscar los consensos (que la idea prospere). Si vamos a buscar el de los grandes editorialistas, los “referentes” comunicacionales que están pensando cada día en la pauta publicitaria que les pagan las grandes empresas, iremos sobre un barco que fracasará. Si buscamos el de los estamentos sociales en general, es decir políticos, religiosos e instituciones intermedias, el proyecto debería tener la posibilidad de al menos debatirse. Y por algunas voces que he escuchado aún dentro de la oposición, veo que hay alguna chance o vertedero que hace pensar que no todos por ser opositores estarían mirando con desamor esta iniciativa.

“ADREDE MEZCLAN TODO”, PARA QUE NO SE PROFUNDICE

Ocurre desde años en la Argentina que esos grandes editorialistas logran el respaldo de gente de a pie que no sólo no apoya iniciativas que la favorecerían, sino que sale a combatirlas. ¿Por qué Doña Rosa hace lo que Morales Solá le dice? ¿Cómo romper esa lógica que ha sido tan nefasta para las clases populares argentinas?

- Muchos creen que la sola lectura de un título los puede llevar a tener una correcta conclusión de un tema. Y lo más grave es que a lo mejor ni siquiera confrontan el título del columnista conocido con el de uno no tan conocido, para analizar y comparar ideas, porque todos tienen sus verdades.

Gana el bombardeo de los Morales Solá, se instala como el sentido común su interés particular.

-Era la gran discusión de la ley de Medios, la necesidad de instalar muchas voces. El noventa por ciento de la grilla periodística y la orientación comunicacional se lo llevan quienes tienen una idea en común, para el restante diez queda una hendija. Así es muy difícil confrontar. Más en un mundo donde el consumo de información es tan dinámico que poco se profundiza en el contenido de un texto, se leen los títulos. Yo estoy convencido de que no es lo mismo leer una nota desde un teléfono o pantalla que en una plataforma papel en la que podés escribir y cuestionar de otro modo. Se tiende a eludir las notas profundas o de determinada extensión, en pos de estar interiorizados sobre un montón de cosas. Una nota sobre la pandemia aparece al lado de una del corazón. Está todo mezclado, y es adrede, para que la gente pase de una nota a otra sin siquiera cuestionarse por qué no profundiza.

La sobreinformación equivale a desinformación, ahí también gana el bombardeo. A menudo con un zócalo alcanza para construir o destruir una idea. Respecto del proyecto del que estamos hablando, ahora un zócalo instala que el gobierno se robará la plata del impuesto, entonces muchos dicen que estarían a favor, pero para qué si se robarán la recaudación.

- Por supuesto. Se defienden posturas y se crean condicionamientos ideológicos por un zócalo de la tv. Simplemente con que induzcan que harán un mal uso de los recursos es suficiente. Nuestro país tiene ejemplos, como todos, de no honrar los objetivos que se tuvieron al plantearse y aprobarse una ley, pero eso no implica que todo lo que venga deba ser catalogado de la misma manera, porque entonces no hagamos nada.

“LOS PARTIDARIOS DE LA ‘TEORÍA DEL DERRAME’ SIGUEN TRABAJANDO ESA IDEA”

Hay también otro sector de gente que no acompaña por resultarle insuficiente: piden reforma tributaria, y esto les parece demagogia, fulbo para la tribuna. Ir por algo no les sirve, es por todo o no mueven, e incluso combaten iniciativas como esta. Otra pregunta es cómo avanzaría una reforma tributaria si cobrarles por única vez un uno por ciento a los más ricos encuentra semejante resistencia.

- Es el slogan para no avanzar nunca en nada. Uno construye procesos políticos ladrillo sobre ladrillo, no levanta la habitación más sencilla de la noche a la mañana, borrando todo lo que existía. (…) Uno debe buscar consensos donde sabe que puede lograrlos, yo no quiero el consenso de un economista que me plantea que la única solución es volver a la fantástica política del derrame, que eso solucionará todos los problemas. Ya lo vivimos, con eso terminamos en el 2001. No lo olvidemos, porque los partidarios de esa idea no es que la abandonaron, la siguen trabajando subterráneamente.

Quizá son los que ahora bregan para que Fernández levante la cuarentena.

- Absolutamente. Y si sucede, no les importará cuántos mueren.

Se los facturarán a Fernández.

- ¡Por supuesto! Y respecto del proyecto del uno por ciento, estamos hablando de lo que dejarían de ganar, no de que van a perder. Ninguno de ellos alterará su vida cotidiana ni se va a preocupar por eso…

Ahora le facturan lo económico al gobierno, le piden que levante la cuarentena para que la economía arranque. Y si lo hace y se produce un desastre sanitario, le facturarán los muertos. Ganan siempre.

- Absolutamente. Es lo que están esperando, siempre en un lugar de la trinchera para criticar cualquier decisión que no se condiga con lo que piensan desde sus apetencias económicas y esa voracidad intelectual que tienen, porque soy un convencido de que en la década del noventa a la Argentina le hizo un gran daño haber utilizado indiscriminadamente esa teoría del derrame.

Mañana, la última parte.

Chino Castro

No todos pero sí muchos

Esa promesa del derrame a la que aludís (ver nota principal) derivó en una siniestra contracara, porque lo que se derramó no fue la riqueza, sino la enfermedad.

-Y una gran fuga de personas hubo… Los argentinos no hacían más que intentar escaparse para buscar mejores horizontes. Esa idea económica contagia y enferma, porque aleja a la gente de la noción de la solidaridad como recurso para mejorar la vida de la gran mayoría. No me gusta caer en frases hechas tales como ‘esto les soluciona la vida a todos’, uno a lo que aspira es a defender y apoyar ideas que sirven para solucionarles las cosas a una gran cantidad de personas, porque siempre hay márgenes que no podés manejar.