El 17 de mayo de 2005 quedó como la fecha en que la Unidad Penitenciaria N° 17 quedó inaugurada oficialmete.

Ese día fue en el que se puso en funcionamiento, pues llegaron a la conocida cárcel de Urdampilleta los primeros internos para ser alojados. Unos meses antes habían salido los primeros nombramientos del personal que iba a estar a cargo en las distintas áreas de la octava de ocho cárceles que el gobierno de la provincia de Buenos Aires completó entre los mandatos de Carlos Ruckauff y Felipe Solá.

15 años atrás Urdampilleta se debatió en un plebiscito entre decirle sí o no a la cárcel, y ganó la aprobación, con alrededor del 70 por ciento de votos positivos, contra un 30 de oposición. Hay un tema no menor, el intendente de entonces, Juan Carlos Simón, no estaba de acuerdo con la instalación de una cárcel en el Partido de Bolívar e hizo bastante poco para ayudar a su llegada, prácticamente nada.

El hacedor de la cárcel de Urdampilleta fue el diputado provincial mandato cumplido Isidoro Laso, quien por entonces ocupaba la vicepresidencia en la Cámara Baja de la Legislatura bonaerense. No sólo convenció a Ruckauff de que Urdampilleta merecía una oportunidad, sino que también gestionó los fondos para comprar las 62 hectáreas del predio donde finalmente se radicó la Unidad Penitenciaria, y también consiguió el dinero para comprar las hectáreas al ingreso a la localidad donde se iba a construir un barrio penitenciario que todavía no se ha hecho realidad.

15 años no son pocos, y como por estos días de pandemia los cumpleaños de 15 están prohibidos, un modo de recordar todo aquello fue entrevistar a Isidoro Laso para que recordara todo lo que fue la llegada de la cárcel de Urdampilleta, el derrotero previo y el posterior de hasta hoy una de las obra más importantes que se construyó en el Partido de Bolívar.

¿Cómo surge el proyecto de la Unidad Penintearia 17 de Urdampilleta?

- El proyecto de la cárcel de Urdampilleta surge en primer lugar ante la imperiosa necesidad que teníamos de frenar el tremendo éxodo de jóvenes sobre todo que se estaba produciendo en los pueblos del interior, y en el caso específico nuestro en el pueblo de Urdampilleta. No tenían salida laboral, las pocas alternativas que tenían eran para muy pocos, como trabajar en el campo, que es generalmente un trabajo eventual y no bien remunerado.

Viendo esto y la imposibilidad en aquella época de poder conseguir alguna fábrica importante para radicar en la localidad, vimos esta oportunidad. El Gobierno de la provincia de Buenos Aires había definido que iba a construir ocho cárceles en el interior bonaerense y como te podrás imaginar la demanda era muy grande porque la mayoría de los pueblos las querían por el empleo que generaban.

Le presenté al gobernador Carlos Ruckauff en ese momento la propuesta de hacerla en Bolívar, él accedió así nos beneficiamos con la última de las ocho cárceles que se construyeron en el interior boanerense.

Uno de los requisitos que nos habían puesto era que debíamos aportar el terreno, en los otros pueblos el terreno lo gestionó y lo aportó el municipio; pero en este caso específico el intendente Juan Carlos Simón estaba en contra de este proyecto y por lo tanto tuvimos que aportar el terreno y conseguir el dinero a través de aportes que gestionamos.

Son 62 hectáreas, es un terreno amplio porque lo pensamos con la idea de no tener inconvenientes si a futuro se planificaba alguna ampliación, y también para que hubiera el espacio suficiente para que los internos pudieran trabajar parte de esa tierra.

Hubo un plebiscito para que la ciudadanía de Urdampilleta decidiera si aprobaba o no la instalación de la cárcel...

- Teníamos que fijar el lugar donde construir la cárcel en el distrito de Bolívar. Muchos nos aconsejaban que la hiciéramos aquí mismo, en la ciudad cabecera, porque la mayoría de los que iban a trabajar allí iban a ser de esta ciudad, e íbamos a privilegiar a la gente de Urdampilleta y de Pirovano en el mismo sentido.

Pero viendo que los pueblos iban muriendo lentamente, queríamos poder darles vida y que los jóvenes pudieran forjar su futuro cerca de su casa, del lugar donde habían nacido. Pero no queríamos hacer nada contra la voluntad de los habitantes de ese pueblo, y como sabemos que es un tema espinoso siempre el de la cárcel, que da lugar a muchos comentarios y fábulas que se han creado y otras que en algunos lugares son ciertas, sobre todo en el conurbano, decidimos hacer un plebiscito y que la gente de Urdampilleta fuera la que determinara si quería la ubicación de la cárcel o no en su pueblo, en eso fuimos bastante democrático.

Fue algo novedoso pero hubo una gran participación. Lógicamente que hubo gente que estaba en contra de ello, una concejal del radicalismo que era de Urdampilleta (NdR. Catalina Juaristi) hizo una gran campaña en contra, el intendente Simón también en su momento se manifestó en contra de esto. Nosotros hacíamos diversas reuniones, charlábamos con la gente, les explicábamos los beneficios que esto iba a traer para Urdampilleta. Algunos nos ponían sus reparos, esgrimían que se iba a generar una villa alrededor de la cárcel, que los familiares de los internos se iban a venir a radicar en la localidad, que esto iba a producir mayores problemas de seguridad.

Tratamos de hacerles ver que eso no iba a ser así y con el pasar de los años nos ha dado la razón. Este plebiscito se hizo y se obtuvo un resultado contundente a favor de la radicación de la cárcel allí. Para nosotros fue muy importante la participación de la mayoría de los habitantes de Urdampilleta en la toma de esta decisión.

Como muchas mega obras, la gente también descree, ¿tuviste dudas en algún momento de que la obra no se llegara a concretar por los motivos que fueran?

- Una vez tomada la decisión política por parte del gobernador, y viendo también la necesidad que existía de la construcción de estas cárceles, y el proyecto una vez aprobado no tuve ninguna duda de que se iba a realizar. Si bien era una obra muy grande, creo que la más grande que se ha construido en el Partido de Bolívar y lo será por muchos años. Nunca tuve dudas que esto se iba a concretar, viendo también cómo se habían realizado también las otras siete unidades penitenciarias que contemplaba el proyecto.

La empresa que las realizaba tenía experiencia, solvencia, ya había hecho otras cárceles, así que estábamos confiados en que se iba a concretar como se hizo, en tiempo y forma y con el nivel y la calidad que la obra tenía de acuerdo al proyecto.

Recuerdo que a varios medios nos llevaron a la cárcel de Alvear para que viéramos y contáramos cómo era una unidad penitenciaria por dentro, esa se construyó algunos años antes y es más grande...

- En el marco de concientizar a la gente nadie mejor que los medios de difusión para hacerlo. Organizamos un viaje a la cárcel de Alvear, que se había construido varios años antes, también de máxima seguridad pero mucho más grande, tiene el doble de capacidad que la Unidad 17. Nuestra idea era que los periodistas pudieran ver cómo era el funcionamiento y la vida en el pueblo de Alvear, que pudieran hablar con los habitantes para transmitirle a la gente de Urdampilleta que no debían tener temor y que por el contrario se iban a ver sumamente favorecidos con la radicación de la cárcel en las adyacencias de su pueblo.

¿Qué sentiste el día de la inauguración?, ya hace 15 años, después de haber gestionado la obra, atravesado el plebiscito y demás...

- Sentí que se comenzaban a cumplir los sueños de varios jóvenes, tanto hombres como mujeres, de poder desarrollar la vida alrededor del lugar en el que habían nacido y junto a su familia, nuestra idea fue siempre la de que la gente pudiera arraigarse en su lugar de nacimiento, y este era el comienzo, porque podían formar su familia con un trabajo fijo, estable, y si bien no era una fábrica era algo similar y teníamos la garantía, lamentablemente, de que nunca se iba a cerrar.

Y también sentimos que los habitantes de Urdampilleta tenían la posibilidad de comenzar a reactivar su vida comercial, recordemos que eran épocas muy difíciles, se había pasado por inundaciones, por una crisis económica muy grande como la de 2001 y 2002, y esto hizo reactivar la vida de Urdampilleta. Hoy vemos que los jóvenes que ingresaron a trabajar hoy son padres de familia, tienen su hogar, sus hijos y pueden seguir estando cerca.

Uno de los requisitos que hubo para la construcción fue que se tomara a la mayor cantidad de gente posible de esta zona, y lo mismo pasó luego con los que iban a ingresar a trabajar a la cárcel, salvo los jerárquicos…

- Cuando pedimos la construcción ante el gobierno de la Provincia, planteamos que una de las condiciones para hacerla era que nosotros deseábamos que la mayor cantidad de gente se empleara, tanto en la construcción como luego para el funcionamiento de la Unidad Penitenciaria, fuera gente de la zona, Urdampilleta, Pirovano y Bolívar. Eso así se cumplió, cuando se incorporó el personal de la cárcel, la mayoría fueron de nuestras localidades.

El objetivo de la construcción de la cárcel en una situación tan crítica respecto de lo económico, era generar trabajo, y creo que se logró con creces.

7) Hoy a la distancia vemos que aquellos terrenos que se compraron para que se hiciera un “Barrio Penitenciario” al ingreso a la localidad, siguen siendo terrenos baldíos, ¿qué reflexión te merece eso?

- En su momento, además de las 62 hectáreas que se compraron para construir la unidad penitenciaria, se compraron cuatro hectáreas muy importante en el ingreso a la localidad de Urdampilleta, son terrenos altos, hermosos, para la construcción de viviendas. El objetivo era construir ahí un barrio para quienes trabajaran en la cárcel.

Esos terrenos en su momento se compraron con recursos provinciales, tanto del gobierno provincial como de la Cámara de Diputados, y como no se pudieron poner a nombre del municipio porque en ese momento la comuna no acompañaba la idea de la construcción de la unidad penitenciaria, se pusieron a nombre de la Cooperativa Eléctrica de Urdampilleta, con quienes veníamos trabajando en conjunto toda esta idea de la construcción de la cárcel.

Lamentablemente a lo largo de los años no se ha podido construir el barrio que deseábamos ahí, sabemos que la Municipalidad ha presentado proyectos para la posible construcción de viviendas en ese lugar, tal es así que está planeada una reunión entre la Cooperativa Eléctrica, el municipio y yo para ver la posibilidad de la transferencia de esos terrenos a la Municipalidad para así poder concretar esta obra tan anhelada y construir las viviendas para quienes trabajan en el Servicio Penitenciario y también para quienes necesiten viviendas en Urdampilleta.

Ojalá podamos concretar esa reunión cuanto antes, sabemos de la voluntad del municipio de concretar esas viviendas que desde hace 15 años nosotros venimos planificando.

Angel Pesce