24 de octubre de 2020
Fue el pasado 22 de octubre. En ese marco, desde el Instituto 27 invitan a la comunidad a reflexionar juntos sobre valores como la empatía, la tolerancia, la paciencia y el respeto, que hacen que una persona se sienta acompañada, escuchada y contenida.
La tartamudez o disfluencia es una condición muchas veces subestimada. Se trata de una alteración en la fluidez del habla caracterizada por repeticiones, bloqueos e interrupciones involuntarias; de origen neurobiológico; que inciden en el proceso de la comunicación humana.
Comienza a hacerse visible entre los dos y los cuatro años, aunque puede llegar a confundirse con las dificultades típicas que tienen los niños para hablar durante esa etapa, en donde el niño, pasa de usar frases cortas y de tener un vocabulario escaso, a utilizar gran cantidad de palabras con diferentes combinaciones. La habilidad de la fluidez se desarrolla con la evolución del lenguaje en interacción con el entorno familiar y social. A la edad de 3 años, los niños comienzan a formular correctamente preguntas y puedes conversar tranquilamente con ellos.
Cuando hablar continuado ya no es una habilidad que se da espontáneamente y fácil, encontrándose: repeticiones de sílabas, repeticiones de palabras, bloqueos o pausas largas, vacilaciones, prolongaciones, repeticiones de sonidos consonánticos y/o vocálicos o palabras fragmentadas; que suelen ir acompañadas de: parpadeos, exceso de tensión muscular en la cara y el cuello, como así también, ansiedad al hablar o limitaciones en la comunicación eficaz, aparecen las disfluencias atípicas o tartamudez.
Si conoces a una persona con disfluencia tené en cuenta las siguientes sugerencias:
- No interrumpas ni completes sus frases
- Mantené contacto visual natural
- No modifiques tu conducta al interactuar, utilizá un ritmo de habla tranquilo y natural
- Prestá atención al contenido de lo que está diciendo y no a la forma
- Evitá comentarios tales como: “habla más lento”, “pensá lo que vas a decir”; “tranquilo” y no lo felicites luego de un bloqueo, ya que puede provocar mayor frustración en esa persona
- Sé paciente, ellos conocen las palabras que quieren usar y lo que van a decir, lo único que necesitan de vos es un poco más de tiempo.
En un mundo donde la comunicación condiciona la calidad de vida, debemos dejar atrás la actitud de “esperar” frente a la tartamudez, por la de intervenir a edades tempranas. Es de fundamental importancia realizar una consulta con el pediatra y/o fonoaudiólogo, ya que le brindarán al paciente y a su entorno, herramientas, abordajes e información, necesarias para ayudar a compensar o restablecer la fluidez en el habla y crear un espacio de diálogo libre de ansiedades y de frustraciones.
“Debemos generar un espacio propicio y cómodo, donde haya tiempo para decir y escuchar.”
El trabajo fue realizado por alumnas de 4º año de la Tecnicatura Superior en Fonoaudiología del I.S.F.D.y T. Nº 27
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