El Círculo Médico de Bolívar, como cada año, homenajeó a dos de sus integrantes recientemente fallecidos: el cardiólogo Gabriel Virgini y el pediatra Jorge Ravassi. A diferencia de otros años, el acto del Día del Médico en el cementerio tuvo una nutrida concurrencia, por la cercanía con la muerte de ambos profesionales, porque se fueron muy jóvenes y porque además gozaban de un reconocimiento especial, cada uno por su lado.

A la hora señalada en el ingreso principal del cementerio comenzaron a llegar los profesionales. Estuvieron José Bucca, Siro Flores, Juan Carlos Echevarría, Marcelo Amaro, Felipe Martínez Pérez, Juan José Nicola, Arturo Vergara, César Bedecarrás, Carolina Virgini, Rubén Amado, Julián Tessari, Marcelo Brindesi, entre otros.

De inmediato atravesaron todo el sector “viejo” del cementerio para trasladarse al sector de nichos de la Cooperativa Eléctrica, donde a pocos metros de distancia descansan los restos de Virgini y de Ravassi.

Marcelo Brindesi, flamante titular del Círculo Médico, fue el encargado de hablar sobre Ravassi: “Jorge fue un excelente médico, una excelente persona, con quien me tocó compartir gran parte de la actividad. Cuando vine a Bolívar en 2003 a través de Jorge empecé a hacer unas guardias en el Hospital de 9 de Julio. En 2006 Jorge me convocó para trabajar en el hospital y trabajamos durante siete años juntos compartiendo un montón de experiencias. Nos enseñó mucho desde la parte médica porque era un médico muy bien formado, y desde la parte humana también”.

Brindesi agregó que “cuando dejó la actividad privada, gran parte de los pacientes que Jorge atendía los pasé a atender yo. Me provocó una enorme tristeza su partida, lo recuerdo así y lo seguiré haciendo, como un excelente médico y una excelente persona”. A continuación se colocaron ofrendas florales al pie del nicho en el que descansan los restos del recordado “Huevo”.

Para hablar de Gabriel Virgini también se eligió a alguien de sus especialidad, un cardiólogo; pero no a cualquier cardiólogo, sino a Arturo Vergara, que fue quien lo trajo a la ciudad. Dijo Vergara: “Tengo el triste privilegio de tener que decir unas palabras sobre la personalidad de Gabriel. Nuestra historia con Gabriel es un poco larga, yo lo conocí cuando había venido a trabajar a un sistema de abono de la Clínica de Gasparri y me enteré que se iba a ir porque no tenía cabida acá ni trabajo. Averigüé donde vivía, hablé con él, me dijo que era de Córdoba, le dije que llevaba 15 años acá solo, como médico de policía y además como el único cardiólogo. Era bastante agitado el asunto y Gabriel me venía como anillo al dedo porque me podía cubrir”.

Vergara añadió que “fui a Córdoba a buscarlo junto a su familia, porque él se había vuelto, y tuve la suerte de estar en una cantina donde él trabajó de mozo, hizo un gran sacrificio para poder terminar con su carrera. Ahí nos ofrecieron una cena y un agasajo que demostraba cómo lo querían a Gabriel. Después traje a toda la familia en mi auto y empezamos a trabajar juntos. Pasado un tiempo vino Mauad y creamos el Instituto Cardiológico para compartir trabajo, responsabilidades”.

Arturo recordó que junto a Virginia “creamos la primera emergencia que hubo en Bolívar y una de las primeras que hubo en la provincia de Buenos Aires, al principio nos miraban raro porque eso todavía no estaba impuesto. Después vinieron problemas de tipo económico y finalmente vino la empresa de Junín que nos reemplazó en esa tarea”.

Enfocado en la persona de Virgini, Vergara soltó: “Gabriel era un chico muy particular, único, tenía su personalidad pero era un muy buen médico. Se había formado en la unidad coronaria de Córdoba y tenía mucho conocimiento de lo que era una terapia intensiva. Gabriel siempre se caracterizó por su inquietud, sus ansias de saber, nos juntamos con cardiólogo de Olavarría para trabajar en común, hasta que fundamos en la ex Clínica Modelo una Unidad Coronaria con el doctor Bucca y los demás socios”.

Vergara insistió con que Virgini “se destacó siempre por su personalidad avasalladora, por su inquietud, sus ganas de saber, de aprender, de brindar y siempre estaba trabajando. No le conocí a través de todos los años que pasamos juntos un día que dijera que estaba cansado, estaba siempre firme al pie del cañón, parecía que esto le quedaba chico y viajaba a Bahía Blanca, a Coronel Dorrego, tal es así que en sus últimos días el cuerpo le estaba pasando factura, le estaba diciendo que parara; pero su mente iba más allá y su cuerpo en Pringles le dijo basta”.

Arturo, con dolor, manifestó que “lamentablemente lo perdimos sin poder estar cerca suyo en los últimos momentos; pero lo tendremos siempre cerca como ejemplo de médico trabajador, de médico compañero, de buena persona y lo recordaremos siempre, sobre todo yo que estuve al lado suyo desde un primer momento y conozco toda su trayectoria, y me enorgullezco de saber quién era y quién fue”.

Para finalizar, Vergara dijo sobre Virgini: “En este día, nada mejor que homenajearlo y sentirlo como amigo, como compañero, como esposo, como padre, y decirle que su misión está cumplida y que descanse por todo lo que no descansó durante su vida de médico. Descansá en paz Gabriel”.

Angel Pesce