“Quiero homenajear a mi madre.

Ella es Elva María Rivira, para algunos la señora de Pagella. Hace exactamente 60 años comenzó a dictar clases de música.

Nació en el 42, hija de españoles radicados en Bolívar, en una chacrita cerca del Club Ciudad, gente de trabajo, esfuerzo y sacrificio. Su padre un mallorquín ladrillero y su madre una andaluza de carácter fuerte.

Ella, mi madre, la más chica de cinco hermanos, la mimada de la casa (la rara si se quiere), cada tanto venía al pueblo y miraba muy entusiasmada la vidriera de Bazar Oriente. Ahí veía algo que le llamaba mucho la atención, un instrumento poco conocido para ese entonces que creo, ninguna mujer tocaba. (Al menos en Bolívar). Era el acordeón a piano.

Tenía un valor inalcanzable, pero creo, si no recuerdo mal, que entre todos los hermanos juntaron la plata y se la regalaron.

Y así fue como empezó a estudiar con el famoso maestro Rossi, también tomo clases con el maestro Devincenzi, y en pocos años se recibió de profesora de acordeón a piano.

¡¡Un sueño hecho realidad!!

Con solo 17 años, y unas ganas inmensas, se largó en el camino de la enseñanza, se animó a recibir alumnos y poco a poco fundó su primera academia de música.

Al principio, venía del campo a la ciudad en una motito Siambretta a la casa de su hermana (nuestra querida tía Aurora); por allí pasaron los primeros alumnos.

Con el correr de los años, estudió guitarra, piano, y allá por los 85/90 se incorporó a la enseñanza de órgano electrónico.

Muchos, muchísimos han sido los alumnos que han pasado por la batuta de mi madre (mi hermano y yo inclusive), quienes viviendo en el campo con sólo 5 y 7 años comenzamos a tocar el acordeón y la guitarra respectivamente.

Exigente, enojona cuando no estudiaban la lección, perseverante, bastante molesta con la teoría y solfeo tan odiada por la mayoría, pero tan necesaria para aprender verdaderamente.

Creo, que al leer esta carta, varias personas, varios músicos de Bolívar se van a sentir identificados; mi vieja ha sido el semillero de músicos locales. Algunos hoy en día, son grandes intérpretes, tienen grupos de folklore, de cumbia, de rock, solistas de gran renombre.

60 años no es poca cosa, si 60 años. Y hasta el día de hoy, ya con algunos achaques propios de la edad, por supuesto, la vieji sigue en pie, nuestra vieji sigue a full con aquel mismo entusiasmo de 1959 cuando temblorosa tomó su primer alumno.

En el 2019 la familia Marilú le hizo un merecido reconocimiento en un almuerzo donde nos reunimos varios músicos, allí se emocionó hasta las lágrimas. En unas sencillas palabras don Ángel Marilú manifestó sentir la necesidad de agradecerle por tantos exponentes que ella formó.

Gracias viejita, gracias por la música, gracias por seguir con esas ganas ¡¡VIVA LA MUSICA y felices 60 años con la enseñanza de ella!!

Te quiero viejita..…” Mariela