19 de junio de 2022
Lo más sensacional de la Argentina de los últimos días, que no le cae en suerte a ningún país, es que los argentinos del oficialismo y en particular los funcionarios del gobierno, se acusan a diario, los unos a los otros de lo que caiga y sin ton ni son, pero ahora con un frenesí atronador, se acusan sin vueltas de corruptos. Con lenguas viperinas y sin guardar los modales de rigor. Como si tal cosa y sin la ayuda de la oposición, que por otra parte, continúan con el entrenamiento de Macri o entretenidos en la tragicomedia argentina que sube a escena con gran éxito desde hace un cuarto de siglo. Vaya uno a saber, o quizás lo tienen en el banco de suplentes por si se define por penales. Y todo por la vaca muerta que a pesar de muerta da mucha leche y sin caños por donde llevarla a destino; porque no son necesarios.Al momento, no es para todoslos argentinos sino para algunos; y elegidos.
Parece ser que por ahí andaba el renunciado que tardo toda su trayectoria en darse cuenta que nada andaba bien, y culpa a su propio gobierno, del cual, curiosamente,formaba parte. Pero al cabo demoledor, y no por andar escotados o manejar el lenguaje falaz, sino por corrupción; que hay que estar fuera de sí, estando tanto dentro de todo; y el Presidente le echaen el acto, y para que las graderías puedan ver, si entienden, que la vieja enemistad y sus desaires llegan a un cierto punto, pero en una puesta en escena en donde forma parte de la tramoya. Pues bien el cesadopatea el tablero y salta todo por los aires, incluido él. Y claro el asunto ha sido tan grave que ha sido necesaria la justicia, y cuando parecía presentarse una alborada, pues a oscurecer y achicar el problema, y dejarlo en simples desvaríos de hombres y mujeres que metidos en la faena y extenuados por la patria a veces se van de boca.
Pero aunque todo quede en agua de borrajas, asuntos de este calibre dejan huella y cicatrices, que en política por aquí y por el mundo son graves. No cierran. Pero a este paso en cualquier momento se van de manos porque ya no saben qué hacer o que decir, pues navegan a la deriva, sin encontrar puerto alguno. Daría la impresión que tampoco le buscan pues para romper basta con poca cosa. Destrozar es fácil. Y por si fuera poco, la niebla no ayuda, la niebla de lacámpora, claro. Porque la señora apuntó a todos y a cada uno, y curiosamente, como ya nada se sostiene, hizo blanco en la misma cámpora. O sea, en ellos, en todos ellos. En el gobierno.Pero lo más importante que ha sucedido ha sido el desgarramiento entre ellos mismosal tomar conciencia, porque aunque parezca que no, es que si, y han tomado conciencia de que no sirven para nada; al punto que no se sirven ni entre ellos.
Menos mal que entre los mamarrachos cotidianos, se ha colado algo de peso, algo positivo, que ya es decir. Los inclusivos que terminan siempre excluyendo,que es la paradoja que se da en cada uno de ellos cuando responden al llamado. O sea, excluyen. Patente de exclusivos para lo que manden.Y lo que quieren es que todos queramos lo que ellos quieren; pero ellos no son nadie ni representan a nadie ni han ido a una biblioteca en toda su vida. Estas gentes seguro que pasan más tiempo haciendo pesas para ser unos pesados que leyendo el Quijote, por ejemplo, para darse cuenta hasta donde no llegan. Porque romper una lengua bellísima cuatro pelagatos bien pagados y que el magisterio los aplauda con gritos de victoria, cuando se ponen en plan zafio y debaradelia mano que también nutre los bolsillos, porque alguien les dice algo en contra, desde un alumno hasta un académico, o la señora de la otra esquina, montan en desfachatados delirios.
Hay mucha gente en Argentina y el mundo, que gustan de la estética de sus respectivos lenguajes, claro, que estosnada saben de estética, ni que por ese camino se puede llegar a la Ética. Pero se nutren con el zafarrancho cotidiano. Esto no es algo que a cuatro argentinos se les ha ocurrido sino que se trata de sembrar tontos en el mundo por los impresentables de turno. Cerebros romos por doquier; que no hay cosa más maleable que un cerebro. Ni la masilla. Se acordarán cuando hace unos años a todos les daba por hablar de la globalización y hasta mentes bien nutridas aplaudían tal engendro y en que ha quedado todo esto, pues en un espantajo que cada país maneja a su antojo. Y lo curioso, es lo de siempre, que como se trata de romper, no falta el dinero, que abunda. Y más abunda donde más se notan los portentos con vuelo de gallinácea, aunque con capacidad de reptar.
Que ha sido el caso argentinoentre otros, pero más aquí, porque hay buenos badulaques y farsantes que suben a escena a la parodia idiomática que no pasa de entremés estúpido. Es curioso, repito, como en Argentina ganan y bien, todos aquellos que destruyen algo, no importa qué, pero que sea importante; y como el panfleto viene de lejos, el trabajo mayorpasa por traducir el texto. Y a romper que se acaba el mundo, al punto que han dejado sin mundo a la gran mayoría de los argentinos. Y tan ufanos. Y además mientras la obra sube al escenario, pues romper las superiores y las inferiores, que les sale de maravilla y a diario. Pero romper un idioma de una riqueza sin par, que solo lo hace gentuza de estercolero. Menos mal que a la capital le ha dado por entrar a saco en el asunto y se retuercen las niñatas y hasta algunos plantean arreglarlo, cuando hay que sacarlo de cuajo. Es de esperar otras provincias.
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