Asombra el daño que esta gentuza ha brindado a la Argentina llevándola hasta el marasmo; y dándose el lujo de haberlo desarrollado ante el aplauso de los Hunos y el asombro ciego de los otros. Porque nada se hace en ningún sitio sin el aplauso y el mirar para otro lado. Y eso durante la módica suma de 25 años que infunde terror cuando se cae en la cuenta de que el asombro dura un cuarto de siglo. Que se dice pronto. Y basta mirar en derredor para tomar conciencia que el país posee demasiados inútiles; y a decir verdad tantos hay de un lado como los hay del otro, que nada se hace si alguien no lo hace; y los otros aplauden o poco dicen. Por otra parte tenerles miedo a estos desgarramantas, como algunos dicen, es para llorar.

Pues bien, se ha tratado de la destrucción total de la nación y de cuanto concepto lleva a la patria, sin que mediara cataclismo natural alguno; y sin guerra. De todas maneras tal caída nunca se ha dado en país alguno, salvo con alguna guerra duradera.  Que la mitad del país sea pobre o pase hambre o no vaya a la escuela, me lleva a recordar con cierta tristeza a todos los politiquillos que ahora se presentan siendo totalmente impresentables y haciendo los cosas de que no han sido capaces, y son los mismos que siguen estando y que van a tardar en irse, porque no veo grandes vuelos; y los que se martirizan por la patria son caras conocidas y reconocidas por su triste papel antipatriótico.

Y no pasa nada. Nadie les dice nada y van a sacar votos, pocos, pero van a sacar; y es de esperar que sean pocos. Porque para no continuar como hasta ahora, hay que ganar por muchos votos; pues de lo contrario y aunque Usted no lo crea, seguiremos dando dinero a algunos avezados diputados para que voten a este o a aquel. Lo que de verdad causa asombro en esta mezcolanza de hombres y mujeres, es lo que pasa por el meridiano de que pocos y pocas sirven para algo que de verdad sirva a la patria; y promueven en cada habitante de bien, la pena costrante de estar siempre perdiendo el tiempo. Argentina siempre está perdiendo el tiempo. Y sus hombres y mujeres se regodean de cómo pierden el tiempo.

Cuánto tiempo se ha perdido desde que lo sacaron casi a patadas a Illia. Y fueron los de siempre, los Hunos y los otros, y muchos otros eran de él; de Illia. Basta recordar, cómo se rompe un cuadro político pocas veces visto, pintándole una paloma en la cabeza o tortugas por doquier. Machacando a diario que no servía. Y la gente se lo creyó, y nunca se enteró que la palomita era el petróleo, pero que buena faena hacen los que cobran por romper la patria no importa desde donde. Porque nadie salió a la calle y han pasado cincuenta años o sea exactamente medio siglo; y como es habitual con políticos de pandereta.

Y quienes eran aquellos, pues, los mismos de hoy que han medrado. Y hasta algunos se han puesto nueva camiseta, pero por debajo tienen la piel sucia. E incluso para operetas especiales, se han puesto camiseta de indios suponiendo que alguna vez hayan llevado camiseta. Basta mirar fotos viejas para sorprenderse. Pues buena parte de aquellos como cantidades de estos vendieron y continúan vendiendo Argentina. Y lo tremendo, es que a aquel lo echaron los argentinos todos, que es lo mismo que haber renunciado a ser argentinos o a cuidar las riquezas argentinas.  Y sin embargo, cuando suban los nuevos hombres y las nuevas mujeres, lo primero que harán será acudir al Fondo a buscar dineros, cuando la realidad dice que el dinero mal habido lo tienen los capitostes y según cálculos, al menos dos personajillos por pueblo.

O sea, deben devolver el dinero. Y no hace falta pedir ni un peso. Porque en definitiva, unas veces los buenos y otras los malos pero siempre a dúo andan pidiendo al norte, lo que se llevan por norte y sur, por este y oeste. Al cabo una sangría que no cesa. Pues desde que murieron Sarmiento y Roca, y aquella famosa Generación del Ochenta;  más cincuenta a ochenta años después, de lo único que se habla es de dólares, que curiosamente siempre faltan porque lo llamativo sin duda, es que siempre se los han robado; o quizás, suceda que en una de esas, y sin darse cuenta hacen mal las cuentas; aunque me da la impresión que al menos saben sumar muy bien. Han llegado a tal extremo que se han robado las planchas.

O sea, en qué país se ha visto que alguien robe las planchas de fabricar dinero y le dé a la manija, y por si algo faltare se presente a cargos estatales; y peor, que lo llame el actual testaferro y señora; al uso insoportables y te lo refresque por el morro. Y todos tan contentos. Para que ellos mantengan la farsa y los farsantes. Se les ha metido en la cabeza que la guerra desatada por Ucrania nos hace mal. La verdad es, que quienes nos hacen muy mal, son los guerreros argentinos y sin antifaz; y que como es de súbito conocimiento y a nivel mundial, los argentinos nada tienen que ver en ella. Y de ello es público que nada le impide nada y no cabe duda.

La guerra como es habitual, en cualquiera de ellas, pasa por el meridiano de la muerte para el que la padece y la riqueza para quienes la sustentan o para todos los demás que tienen algo que vender. Por lo tanto decir que la guerra desatada por Zelenski nos hace mal, parecido asimular en un simulador, y sobre todo, sí son grandes simuladores y para ello no hace falta guerra. Las   guerras son para quienes las arman y para los que tienen cosas para venderles. Y cabeza para el negocio.