Este 26 de julio la Iglesia Católica celebra la memoria de los padres de la Santísima Virgen María y abuelos de Jesús, San Joaquín y Santa Ana. Eran personas mayores que se sentían desgraciados por no tener descendencia.

Según refiere la tradición, un día en que Joaquín había ido al templo a ofrecer un sacrificio, fue sacado abruptamente porque los varones sin hijos no eran dignos de ser admitidos, en silencio se habría retirado al desierto a orar durante 40 días.

Un ángel se presentó ante Ana y le dijo que tendría un hijo que sería bendecido por todo el mundo. El ángel hizo la misma promesa a Joaquín. Dios cumplió su promesa y les envió a María, la Inmaculada, la Sierva del Señor. No dudaron en agradecerle también en grande a Dios y disponerla a su cuidado y servicio, la consagraron a Dios entregándola al Templo a la edad de tres años.

Desde el inicio de su pontificado, el Santo Padre ha destacado y valorado el rol papel de los abuelos en la sociedad. Es tal la relevancia que les ha dado que en 2021 instituyó la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, el cuarto domingo de julio, cerca de la memoria litúrgica de San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús.

El tema de la III Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores para este año fue “Su misericordia se extiende de generación en generación” (Lc 1,50): tema que reconduce –en palabras del Papa Francisco- “al encuentro bendito entre la joven María y su pariente anciana Isabel. El Espíritu Santo bendice y acompaña cada encuentro fecundo entre generaciones distintas, entre abuelos y nietos, entre jóvenes y ancianos.

Efectivamente, Dios desea que, como hizo María con Isabel, los jóvenes alegren el corazón de los ancianos, y que adquieran sabiduría de sus vivencias. Pero, sobre todo, el Señor desea que no dejemos solos a los ancianos, que no los releguemos a los márgenes de la vida, como por desgracia sucede frecuentemente”.

En este día en que se celebra la memoria de los padres de la Santísima Virgen María y abuelos de Jesús, San Joaquín y Santa Ana, la Parroquia San Carlos Borromeo, los Padres Alejandro y Francisco, saludan con profundo afecto a los abuelos y mayores de nuestra comunidad.