5 de septiembre de 2023

Información General

Información General. El conocimiento interior es un viaje de ida


Percibe una “apertura diferente” a lo suyo en casa, y quizá por eso Guillermina Acosta se haya quedado meses en esta visita. Lo suyo es apasionante y finalmente interminable: la ruta del autoconocimiento, a fin de descubrir “en qué somos buenos, para darles al otro y al mundo”. Hoy, su contribución a “recuperar la memoria de lo que somos, y a qué vinimos”, sucede a través del canto (cantar y enseñar a hacerlo), que en su entender es mucho más que propalar la voz. “Somos resonantes, cuando tiro una piedrita al agua se forma un circulito, y la onda sigue expandiéndose”, grafica una mujer que ha venido a traernos un mensaje tan simple como invencible, y que paradójicamente parece abandonado en la era de la híper conexión: “La vida es más fácil en red”.





Nunca en todas tus vueltas te quedaste tanto tiempo. Estás desde julio, y permanecerás hasta fines de octubre…





-Exacto. Me fui a los 17, en el 2000, y siempre que vengo en plan visita me quedo un mes. Estoy viviendo en Traslasierra, Córdoba, hace siete años. Pero ahora he sentido una apertura diferente en Bolívar, una mayor recepción, más urgencia y ganas de cosas que vengo aprendiendo hace años. O quizá por mis propias resistencias o prejuicios sentía que acá no, seguramente de a poco he ido abriéndome.





¿Qué cosas?





-La música, el encare que me gusta darle a lo musical, que tiene que ver con un mensaje a través de las letras, la melodía y la puesta que se haga. El que sea, el que esté resonándome en ese momento.





No una música como un mero entretenimiento.





-Exacto. Hace mucho que no voy por ahí. Hubo un punto en que empecé a darme cuenta del poder que tenemos con ese canal de comunicación que es el que elijo, también por el contexto en el que nací, ya que en mi familia una manera muy contundente de comunicarnos siempre ha sido la música.





Guille analiza que la mayor receptividad que encuentra a lo suyo hoy en Bolívar, lo que está reflejando es “una apertura en mi cabeza y mi corazón para compartir lo que hago en el lugar en el que me crié y con la gente con la que crecí”. Cosas que “venía haciendo en otro lado, de un modo anónimo, mientras que acá saben quién es mi familia; el sitio de donde sos siempre te interpela de otra forma”, afirma.





Claro, no es lo mismo que te reciban con interés en Chillar, Azul, que acá.





-Exacto, exacto. Y eso me está trayendo gratificaciones, me siento re bienvenida, y a la vez siento que es importante que empiecen a suceder estas cosas, estos espacios. Hago un taller de canto, y el otro día una chica me dijo que ‘esto no hay acá, de esta manera’, porque no es sólo un taller para aprender a cantar.





Al rescate y reconstitución de palabras hechas puré instantáneo





¿Qué te interesa decir hoy a través de la música?





-En principio, recuperar la memoria de lo que somos, y a qué vinimos, y los dones. Hay ciertas palabras que me da cosita usar porque están cooptadas por el sistema, que tiene la habilidad de tomar cosas que están buenas y hacerlas flecos.





Convertirlas en golosinas.





-Claro, y termina todo como fuegos artificiales. Pero justamente una de las cosas que me gusta transmitir es la pertinencia de recuperar esos conceptos, así como hay gente que recupera la tierra laburando o cosas vitales y demandas básicas para la vida. Recuperar el sentido de la palabra, porque a través suyo tenemos la chance de crear y gestar cosas, de transmitir un mensaje, o de decirnos que nos queremos o que ya no.





¿Qué palabras? Rescatemos esos vocablos de su cooptación así sea en la página de un diario de un pueblo del interior.





-Amor, por ejemplo. Pero no es menor todo eso que decís. Todo lo que uno puede aportar sirve, y ese es otro de los mensajes. Ya sea aportarles a una persona o a cien. Somos resonantes, cuando tiro una piedrita al agua y se forma un circulito, la onda sigue expandiéndose aunque no la veamos con nuestros ojos.





Madre Teresa decía que una gota por sí sola no significa nada, pero si no está, le falta al mar, que se compone de todas esas gotas que finalmente son importantísimas.





-Sí, y cuando logamos ver eso, como sociedad, como humanes, la vida es más fácil, más liviana en red. Vengo descubriendo eso. Serían las gotas que forman el océano, que es mucho más grande que una gota sola. Y a la vez, sin perder la esencia y la individualidad, que eso también es importante, el descubrimiento de quién soy y en qué soy bueno para darle al otro y al mundo.





Amor es una de esas palabras.





-Amor, sí; sanación es otra; medicina. Hay muchas… Calma; templanza.





Hay una absolutamente en boga, a la que se le ha cargado ya mucho peso de tanto usarla, y que no sé si cabe en este listado: empatía.





-Empatía, bueno, sí. Fundamental. De lo que se trata es de ir de nuevo a la raíz de la palabras, ¿para qué fue creada, para expresar qué? Después nos olvidamos,  ni siquiera a veces sabemos qué significa lo que estoy diciendo, y la lleno de otro montón de artificios. Pero recuperar la palabra empatía… Hacerla cuerpo, hacerla acción.





“No somos competencia, juntos somos potencia”





En el camino de descubrir cosas -esenciales, no bienes materiales- y transmitirlas a través de la música, uno de sus intereses actuales pasa por llevar el mensaje de que “no somos competencia. Ando con ganas de decirle eso a un montón de personas que están con miedo, porque nos han dicho que el otro es un riesgo y no es así, somos potencia juntos, no competencia, estamos para nutrirnos y fortalecernos, no para sacarnos nada. A mí que canto, todo el resto del mundo musical me nutre. De la música genuina te hablo”.





¿Cuál es la genuina y cuál no?





-Yo creo que es genuina cuando sale del corazón de alguien. No importa el género ni la letra, me refiero a alguien a quien le brota decir algo desde ese lugar, que sintió componer desde allí y lo comparte. Ahora, después, está el producto. Está la papa frita industrializada, y está la doña que hace papas y las comemos en casa. Igual son dos cosas distintas, yo también laburo no juzgar si están mal o bien.





Pero sí tenés claro qué te gusta a vos.





-Sí. Y me interesa por lo menos poder identificar las diferencias.





Te gusta una Leda Valladares.





-Sí. Pero también René, de Calle 13, que súper produce lo que hace, y gana plata.





Uno se pregunta qué queda de la pureza de la idea ultraprocesándola a través de sofisticados artefactos tecnológicos. Vos decís que si el mensaje es puro, queda y se banco todo eso, se trasluce.





-Exactamente. Y cuando se lava, se nota, ya llega a otro lugar.





Puede haber pureza en un disco de Roger Waters y no en una baguala.





-Totalmente. ¿Cuánta gente hay que agarra la caja, canta y no pasa nada? Uno puede reconocerle virtuosismo, pero está reproduciendo algo que no lo atraviesa. Hay que ampliar la mirada. Mucha gente tiene el prejuicio con la música que cataloga de difícil, o de intelectual, y eso no tiene nada que ver. Otros catalogan desde otros lugares, dicen “ah, no, eso es reggaetón”. No, paremos a escuchar qué tiene para contar esta persona a través de ese ritmo que eligió. Capaz que está re bueno. Por ahí nos perdemos un montón de posibilidades de conocer cosas buenas por prejuicios.





Cantar o ser cantado





La chica que te dijo aquello en el taller, ¿a qué se refería?





-Al entendimiento de la integración que genera el cantar. No es sólo colocar la voz, ajustar los músculos o desajustarlos para que ese sonido pueda salir de mi cuerpo, sino un montón de otras cosas, que tienen que ver con el darnos cuenta de todo lo que mueve el decir. Es todo lo que tiene que ver con mi garganta, y esta zona o chacra.





Hay que rescatar la palabra chacra.





-También (se ríe); yo por eso tengo cuidado con las palabras que uso. Pero si vas a la profundidad de la palabra chacra, verás que se refiere a puntos energéticos que se empiezan a mover, y cuando eso sucede, se produce una transformación energética. Eso nos pasa en todo el cuerpo, somos energía. A los que creen en la ciencia se les puede dar una explicación científica; a los que creen en alguna religión, una espiritual. Es lo que somos. Los que tenemos la bendición de tener una voz, algo con lo que no todo el mundo nace, el tema es ver de qué manera la vamos a usar. Hay una frase de Buda que me dejó pensando muchísimo cuando la escuché: “¿Quién mueve tu lengua cuando hablas?”. ¿Yo estoy hablando por mí, o por algo que escuché o algo que aprendí? ¿Estoy hablando por mí o por algo que hoy creo?





O estás siendo hablada, como decía José Pablo Feinmann en referencia a la tele. -Exacto. También es una linda expresión. Y cuando cantamos en el taller, vamos descubriendo esa esencia que mi lengua está queriendo decir, a través de la palabra o del canto. Y vamos identificando: de golpe estoy diciendo algo y me empiezo a escuchar, y por ahí me doy cuenta de que eso no está tan vigente.





Claro, lo que hoy está vigente en uno mañana quizá -o seguramente, o muy probablemente- será reemplazado por otra cosa.





-Exactamente. Y no quiere decir que esté mal lo que hayas pensado o dicho, sino simplemente que hoy ya no estás en la misma.





Todas estas dimensiones, claves, dinámicas, propósitos e incluso incertidumbres entran en acción en el taller de canto que Guillermina Acosta sigue brindando los viernes desde las 16.30 en Sarmiento casi Arenales, y al que los interesades en general están invitados/as a incorporarse.





Por lo demás, con su hermana María Verónica lleva adelante otro tipo de encuentros, relativos a medicinas naturales. El propósito es coadyuvar, a través de la adquisición y manejo de diversas herramientas,  al “estar bien”, con la sana intención -valga ese adjetivo- de “prevenir” y que “no ingrese en mí la enfermedad”, habida cuenta de que, como no sabemos desde no hace tanto, en su despliegue intervienen varios planos y factores, sin ir lejos el emocional.





Otras propuestas en las que se ha involucrado como facilitadora en esta larga estadía en casa, son las rondas de cacao y un espacio con eje en la danza. “Hemos hecho dos rondas, la segunda mucho más concurrida. Y es muy lindo ver cómo empieza a resonar, a expandirse, como la piedrita en el agua”.





Ahí tenés otra palabra a rescatar de una cierta cooptación: resonar.





-Sí (sonrisas). Esas ondas expansivas van llegando y hay gente que se acerca sin tener idea, confiando en el espacio. Esa gente se va con todas esas herramientas, y esa, para mí, es mi revolución.





Y después de esa palabra no se puede agregar más nada. Hasta luego.





Chino Castro


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