Integrantes de una comunidad gitana ingresaron el jueves en horas de la tarde al Minimercado El Obrero, ubicado en Av. Mariano Unzué 1266, y realizaron una compra de casi un millón de pesos, que pagaron con una tarjeta de débito Mastercard del Banco Nación que es de una prestación de ANSES, sin que el dinero se acreditara.

María Isabel Escobar, propietaria del comercio relató a La Mañana que todo sucedió en cincuenta minutos: “Dos hombres, una mujer y dos menores de una comunidad gitana llegaron al negocio en una camioneta Amarok, color blanca, OKm. Primero al local ingresó una mujer de unos 35, con un adolescente y un niño y compraron fiambre y pidieron de comer unos sándwiches en el local y uno de los empleados les dijo que adentro del local no podían, pero sí afuera”.

“Esa compra y otros artículos los pagó con la tarjeta de débito que estaba a nombre de la mujer y cuando el chico que trabaja en el local pasó la tarjeta, la transacción y el ticket decían aprobada. La mujer siguió pidiendo mercaderías y se llevaron de todo lo que te imagines que puede haber en un supermercado; carne; mercadería de todo tipo envasada, artículos de limpieza, de higiene personal, vinos, gaseosas, lácteos, fiambres, pan, galletitas, menos verdura, se llevaron de todo”. “Mientras la chica compraba, los hombres iban cargando los changos en la camioneta”.

Isabel también contó que, a su marido, Cristian Silverio, que se encontraba atendiendo la carnicería le resultó sospechoso y la llamó a ella que en ese momento estaba en su domicilio. “Cuando Cristian me llamó, me fui corriendo al negocio y le pedí a la mujer, que era la que estaba comprando y pagando, que me dejara sacarle una foto a la tarjeta porque el pago no entraba y ella accedió y la tarjeta coincidía con el DNI porque también me lo mostró”.

“Miré nuevamente los movimientos y el pago no aparecía, entonces les dije que esperaran porque los pagos no habían ingresado, el primer pago fue por $30.000 y el segundo por $939.300”. “Uno de los hombres me dijo que a veces tardaban un tiempo en entrar y yo le contesté que no, que todos los días hacía este tipo de transacciones y ni siquiera me figuraba como pago pendiente”.

La comerciante muy angustiada continuó su relato diciendo: “Cuando les dije eso, salieron del negocio, se subieron todos a la camioneta y salieron a fondo para el lado de Pompeya”. “Mi marido los persiguió en la camioneta nuestra, pero se cruzó dos camionetas Amarok blancas, una de ellas ingresó al barrio Pompeya y Cristian la siguió pensando que era la de los gitanos y era una pareja, ahí los perdió y se fue a la rotonda de Rutas 205 y 65, que es la que más cerca nos queda para ver sí pasaban por ahí”. “Mientras esto ocurría yo llamé al 911, vinieron enseguida pero no los pudieron encontrar”.

La propietaria del negocio radicó la denuncia en la sede de la Comisaría de Bolívar y contó: “Me atendieron muy bien, al igual que en la Sub Delegación Departamental de Investigaciones (Sub DDI). Ellos son los que están investigando y me han llamado varias veces y se están ocupando. Nosotros en el negocio tenemos cámaras y pusimos las imágenes a disposición y la policía también buscó imágenes en otros domicilios”. “El día del robo vinieron enseguida y los buscaron con varios móviles, pero no los pudieron encontrar en Bolívar”.

Por último, contó que “nosotros tenemos un grupo de WhatsApp con comerciantes de Bolívar y conté lo que nos sucedió a modo de advertencia para que estén atentos y no les pase a otros, porque no es sólo la pérdida económica que tuvimos porque nos llevaron la mitad de la mercadería que teníamos en el local, es también el mal momento que pasamos, mucha angustia, no sé qué hubiese pasado sí Cristian los encontraba, realmente no se en que hubiese terminado. La desesperación nos llevó a perseguirlos, pero podríamos haber tenido un desenlace aún peor”, concluyó la damnificada.