César Terrera y Sara Pérez tiran juntos hace treinta y cuatro años. Así en la vida como en las artesanías, el oficio que descubrieron pasión cuando sus hijos emigraron de casa y tuvieron más tiempo libre. Él es docente y un bombero voluntario histórico, y ella ama de casa, uno de los laburos más nobles pero aún hoy poco reconocido. Producen distintas cosas pero comercian ‘juntos a la par’, tal como hicieron el domingo en el primer Festival de la Economía Popular, desarrollado en la explanada del ferrocarril. Finalmente, todo va al mismo pozo, y al mismo corazón.

Comenzaron en pandemia a producir objetos en madera, con elementos mayormente reciclados. Pronto descubrieron que su hobby daba para más, y a por ello fueron. “Entonces empezamos a vivir la experiencia de ir a las ferias, nos gustó”, y así es que ahora ya tienen sus propios talleres en casa, él en un galpón que se armó con todo lo necesario para modelar la madera, y ella en otro sector del hogar, donde trabaja la arcilla con que diseña sus artesanías. 

Juguetes, casitas para pájaros libres, comederos para pájaros, son algunos de los artículos en madera. También tres faros, a partir de una idea que surgió en Chubut, cuando la pareja tuvo el placer de darse unos minutos para presenciar un faro, una experiencia que conmueve a cualquiera. “No tenemos un producto en especial que hacer, sino que nos basamos en la inspiración del momento. Tampoco elaboramos copias, y cada artículo es modelo único”, describió César al diario, mientras el público que recorría la muestra del Festival organizado por el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) se detenía a mirar lo que produce junto a Sara. Se ubicaron en una punta del arco en que se desplegaron los puestos, en la izquierda mirando desde la avenida, casi enfrente de la parrilla, montada en la otra punta del armado. 

Por su lado, ella se ocupa de los adornitos navideños -Papá Noel, campanitas, estrellas, etc., todo en tamaño mínimo-. A esta altura del año, pleno diciembre y cuando en los hogares las familias arman el tradicional arbolito, ya que también confecciona otro tipo de artículos. Son los adornitos que llevó a la caseta que compartió con su compañero durante el festival del domingo. El título de su taller es Simona y yo, un homenaje a su perra, blanca, lanuda y cariñosa, que junto a su familia también participó, a su canina manera, del encuentro de feriantes frente a la estación de trenes. “Me acompaña a todos lados”, expresó con gratitud Sara.

El tallercito del Tío Niki (Niki es un apodo de Terrera de cuando niño) se llama el emprendimiento de él, mismo nombre que en Instagram, si bien César aclaró que no trabaja a pedido, sino que va subiendo a la plataforma para ofrecer su producción a medida que la elabora.

Finalmente, “todo esto es una excusa para salir”, confesó Sara hacia el cierre de la charla con el diario, mientras la parrilla iba tomando temperatura y los choris se bronceaban, suculentos. “Tenemos una casilla y vamos a recorrer, ofreciendo lo que vendemos. Hemos ido a Junín, a Las Flores y a sitios más cercanos, como Urdampilleta y Del Valle, donde recientemente hubo un encuentro”, enumeró con alegría la emprendedora.

Acerca de este primer Festival de la Economía Popular, una gacetilla del MTE enviada a este diario da cuenta de que más de treinta feriantes gastronómicos, manualistas y artesanos dieron vida al encuentro con el que la rama Espacios Públicos del Movimiento celebró cuatro años. 

Lo recaudado con la cantina se destinará a “mejorar nuestras condiciones laborales”, puntualiza el texto, al tiempo que agrega que “recibimos donaciones de juguetes y alimentos no perecederos que serán utilizados en las ollas populares de nuestra Rama Sociocomunitaria”.

Chino Castro