La Biblioteca Rivadavia cerró como corresponde un año que fue “excelente”, tal la calificación del presidente Julio Fal en charla con este medio. Esto es brindando y compartiendo una cena en su augusto auditorio Barnetche, donde desarrolla buena parte de lo mucho que viene haciendo cada año desde hace años.

Aconteció el sábado por la noche, horas antes de un fuerte temporal que por fortuna en Bolívar no produjo los agudos desmanes que en ciudades de la región, en donde hasta hubo muertos como consecuencia de ventarrones y tempestades mayúsculas. (El caso peor se registró en Bahía Blanca, ciudad que podríamos considerar vecina, o parienta, aunque esté a 400 kilómetros de acá: en el salón de un club deportivo de básquet -curiosamente donde se formó Ginóbili-, mientras se celebraba una fiesta un tornado que se ‘coló’ por una ventana provocó trece muertos.)

Mientras el pronóstico alertaba con su naranja susto, en la Rivadavia todo era relajada alegría, intercambio de abrazos y buenos deseos, rica y bien regada comida y charla amena. Una tradición de los diciembres en el lugar, desde hace años. Con un muy buen servicio de Lucero Catering, en la ocasión. Concurrieron hacedores culturales y artísticos en vinculación con la Rivadavia, gente que dicta cursos formativos en ese ámbito, miembros de la comisión directiva junto a personal de la casa, referentes de alguna institución y allegados en general, todos vecinos y vecinas de la ciudad para quienes la entidad significa algo importante, y ellos a su vez también lo son para la Biblioteca, que por eso los invitó.

En ese marco, este diario dialogó con Julio César Fal acerca del año que se va y del que viene, que asoma bien diferente aunque la Rivadavia está lista para seguir con sus cosas y sus proyectos.

La obra, para marzo o abril: “Nos quedará una biblioteca distinta, nueva, moderna”

“Fue un año excelente. Con muchísimas actividades. Esta es la casa de la Asociación Musical, del Coro Polifónico, pero además esto ha estado abierto todo el año a toda la comunidad: a los partidos políticos, a las instituciones; el INTA ha realizado gran parte de sus actividades en nuestra casa. O sea que hemos tenido una actividad intensa, además de los talleres, de las exposiciones y presentaciones de libros. Estamos muy contentos con lo que ha sido este año, y sobre todo porque continuamos con la obra que habíamos comenzado hacia fines del 2022. Creemos que podremos terminarla para marzo o abril del próximo año, y que nos permitirá tener una biblioteca totalmente distinta, moderna, con gran capacidad de libros”, compartió su entusiasmo el presidente institucional. Esa obra, como fue dicho aquí, consiste en armar un entrepiso entre la planta baja y el auditorio, con estanterías para libros a ambos laterales del salón, con acceso por una escalera (también se podrá subir a través del ascensor, pero este punto llevará más tiempo) y un cómodo puente como unión entre ambos sectores, en el que se montarán mesitas y unos sillones para quien quiera quedarse un rato a leer.

Rescatar la figura de la persona que se pasa un par de horas en una biblioteca leyendo cómodamente. Una figura típicamente porteña pero que se puede recrear en un pueblo como el nuestro.

-Sí, perfectamente. Sin dudas. Creemos que vamos a tener una biblioteca nueva, de alguna manera. 

En cuanto al año que viene, lo planteamos con mucha incertidumbre, por la situación económica del país, por lo que puede pasar al nivel de las instituciones que cooperan con las bibliotecas populares. Como la CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares) o la Dirección de Cultura de la provincia de Buenos Aires. Se abre un gran interrogante hacia el 2024, más allá de los recursos propios que tiene esta biblioteca, que es un caso muy excepcional. Pero nos preocupa por la parte cultural, no solo la local sino la de todo el país, si no continúa el apoyo del gobierno nacional a través de la CONABIP, o si la provincia no tiene recursos para su Dirección de Cultura, que también da un apoyo importante a las bibliotecas populares.

Con el diario del lunes es fácil ver que hoy no podrían empezar con la obra que están completando. De cero, ahora, imposible.

-Y sí, porque es un proyecto que insume mucho hierro, un hierro que compramos en septiembre, si tuviéramos que adquirirlo hoy tal vez no podríamos. O sea que lo que nos resta por pagar es la mano de obra, al material ya lo tenemos todo comprado.

Veinticinco años del premio Nuevo Lector, otro objetivo institucional

No obstante, la biblioteca despliega un volumen de actividades hace años que es de suponer que podrá mantener más allá de los avatares económicos del país. En maridaje con la fidelidad de un público que se puede decir tranquilamente que ‘es’ de la Rivadavia, lo que da sentido a lo que hacen.

-No solamente en lo relativo a la sala de lectura y el préstamo de libros, que es intensa la cantidad de gente que viene a retirar volúmenes y a renovar préstamos, sino que es intensa la tarea en cuanto a la promoción de la lectura. Este año se cumplieron veinticinco años de la primera edición del premio Nuevo Lector (la propuesta debió interrumpirse por la pandemia), que consiste en la entrega de un diploma a cada chico que aprende a leer en las escuelas de Bolívar. Este año pasaron por nuestro auditorio seiscientos a quienes les dimos un diploma, y en esa ocasión tuvimos un payaso y algunos espectáculos para ellos.

El final de la reunión fue algo abrupto: el viento y la lluvia imponían la retirada, y hasta los/las que bailaban comenzaron a apurar el paso, como si repentinamente pasaran de una pista soft/pop a un recital punk. Sin embargo, la tempestad no pudo impedir el brindis, el gracias por la cantidad y la calidad de cosas que la Rivadavia ofrece, los abrazos generales como código de afecto y empatía, y los buenos augurios para una de las instituciones culturales que más y mejor actividad desarrolla cada año, desde hace ya muchos años.

Chino Castro