28 de diciembre de 2023
La cuestión del tránsito y su elevado índice de accidentología constituyen, sin ninguna duda, toda una preocupación para los bolivarenses. Del mismo modo lo siente Leandro Ricabarra, conocido por su labor como penitenciario en la Unidad 17 de Urdampilleta, y ahora flamante Licenciado en Seguridad Ciudadana, quien se abocó a esa temática en su trabajo final que le dio el título.
En efecto, presentó su tesis con la que se recibió en la Universidad de Lanús y obtuvo la calificación de 10 (diez). Allí, Ricabarra se propone primero reconocer el problema de inseguridad vial existente en la ciudad y luego buscar soluciones desde el punto de vista académico.
“No es una cuestión de tránsito”, afirma el Licenciado en uno de los párrafos del documento. Y agrega: “Tránsito es estar de paso y, por el contrario, lo que tenemos que lograr como comunidad es alcanzar una movilidad urbana equilibrada, un cambio cultural, donde como ciudadanos podamos llegar a nuestros destinos con los menores riesgos posibles y las mayores oportunidades para la convivencia, el esparcimiento y la integración social. Es decir, como una vía para mejorar nuestras condiciones de desplazamientos y, en consecuencia, nuestras vidas cotidianas”.
Apoya su trabajo sobre un diagnóstico de situación que describe una realidad determinada (ya conocida, pero esta vez, reafirmada mediante herramientas de investigación científicas), y pone de manifiesto a la “inseguridad vial” como un problema social que debe ser trabajado necesariamente de manera mancomunada.
En base a ello, y a los testimonios recogidos de funcionarios municipales y ciudadanos del común entrevistados, propone líneas de acción concretas para intentar dar por fin con la solución. Se trata de “una combinación de planificación, investigación y tecnología; educación y concientización; aplicación de las leyes; participación ciudadana y comunicación efectiva; alineado a un trabajo integral y multiagencial focalizado en la gestión del conflicto”.
Es que Ricabarra cree que no hay vía alternativa al cambio cultural si se quiere dar fin al flagelo accidentológico. “Es un proceso largo, pero no imposible, el de lograr modificar hábitos culturales relacionados con la negligencia en el tránsito. Un desafío importante, pero esencial, para fortalecer la movilidad urbana de los bolivarenses”, concluye.
El extenso trabajo resulta imposible plasmar en un artículo periodístico como este, más aún si se tiene en cuenta su elevado rigor académico que implica intentar comprender terminologías propias de la materia que son totalmente ajenas al vecino de a pie.
No obstante, resulta aliviador que profesionales del tema ocupen el centro de atención a problemáticas que son de todos los días y que sí podemos entender muy bien por sus consecuencias.
Del mismo modo, podría decirse que es toda una interpelación para las autoridades de turno, quienes tienen en sus manos la obligación de dar respuestas y ahora, quizás, ante su evidente esterilidad en el intento, encuentren alguien que les tienda una mano si son capaces de mirar a su costado.
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