7 de abril de 2024

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Información General. Tocar, estudiar y enseñar, la melodía de un músico en construcción


La pandemia le cambió la vida a mucha gente. A mucha otra, demasiada, se la segó.  En rigor, al mundo trastocó. Y trastornó. O no tanto: quizá la sociedad global haya emergido peor de tamaño flagelo, en el destructivo sentido en el que marchaba; no es tema acá, nos interesa hablar de música y covid no rima con nada melodioso. A Juani Lobos también lo partió como a un queso, pero al revés que a la mayoría, el cuchillazo fue bueno ya que el confinamiento lo arrojó a un nuevo nivel de vínculo con su instrumento, el viejo y querido saxofón, y a dos puntas: por un lado, se puso a estudiar para pulir su estilo callejero, y por otro, a adquirir herramientas pedagógicas que lo habilitaran a enseñar. Lobos no buscaba nada y encontró mucho, lo que suele pasar.  





En su ‘nueva vida’ fue profe, con la mediación de las pantallas de la virtualidad, de aprendices de todo el país e incluso el mundo. Y en La Plata, donde residía, fijó los primeros ladrillos de una construcción que hoy continúa en Bolívar, su ciudad, en la que ha vuelto a radicarse este año.





“Estoy en comunidades de saxofonistas de varios puntos del mundo, por ejemplo en un grupo de España, a través del cual conseguí una alumna. Pero también tuve de Panamá. Y de Argentina, varios del sur: de Esquel, Chubut, Santa Cruz, y de la provincia de Buenos Aires y de Córdoba”, enumeró el músico, que con la bengala de su saxo cósmico pone a levitar los armados de  Misterio Swing y Bola 1.





Esa estudiante de España, puntualmente de San Sebastián, en el País Vasco, aún toma clases con él. Lo mismo que un pibe de La Plata.





Quienes quieran hacer lo propio, deben contactarse con el profe a través de sus redes sociales (Facebook e Instagram). Las clases son personalizadas y libres, vale decir que enseña a gente que no sabe nada y a otros que ‘manyan’ algo. Si son virtuales, se realizan mediante la plataforma Google Meet, a través de una común videollamada. Pero también ofrece la posibilidad de lo presencial. En ese caso y por ahora, Lobos va a la casa del estudiante, ya que está viviendo en el campo, a pocos kilómetros del casco urbano bolivarense, donde todavía no se armó un ámbito para  recibir alumnos.





Tips





¿Cómo es aprender a tocar el saxo, el proceso de enseñanza? No es un instrumento exótico pero tampoco el más habitual.





-Lo primero es reconocer las partes del instrumento. Tomarlo y saber cuáles son esas partes; saber armarlo y desarmarlo, eso es clave, lo ideal. Después, hay que aprender a hacerlo sonar, lograr que emita el sonido, ser capaz de soplar para que suene.





Y conseguir que suene no es tanto una cuestión de fuerza como de técnica.





-Claro. Es la manera en la que soplás, es según cómo emitas el aire. Se aplica la técnica de la respiración diafragmática, la misma que emplean los cantantes. Eso te permite una mayor capacidad de aire y utilizarlo de manera correcta, sin dañarte el cuello o quedarte sin caudal.





Es decir que cualquiera pueda tocar el saxo. Lo mismo que cantar, para lo que no se requiere una gran potencia, no es que tenés que ser Pavarotti o Gregory Porter.





-Exacto, cualquiera puede tocar el saxo. Muchos te dicen ‘qué aire hay que tener’, pero en realidad no, cualquiera puede. Y cuando aprendés la técnica desde el inicio, mejor todavía. Yo aprendí más tarde ese fundamento.





Y ya después se ingresa al manejo de cosas más finitas, como la digitación…





-Ya son cosas finas sí. Una vez que el alumno comienza a ser capaz de soplar una nota y que suene correctamente, se dan ejercicios referidos al uso de la embocadura, que es la forma en la que apoyás la mandíbula y la boca sobre la boquilla del saxo. Eso tiene que estar también perfectamente bien, de modo que no se obstruya el sonido. La postura es importante, cómo te parás, o cómo tocás sentado; de la manera en que ubicás el instrumento, de qué lado, la forma de la correa. Y la digitación: cómo poner los dedos; las manos tienen que ir bien centradas, yo antes tocaba de modo desprolijo, en un estilo muy callejero, y después, cuando conocí mejor los fundamentos y formas, corregí y progresé.





“La construcción de un sonido afinado lleva dos años”





Se suele saber, medianamente, lo que demanda el aprendizaje de la guitarra o del piano. ¿Cómo es en el caso del saxofón? Cualquiera agarra una guitarra y rasguea algo, pero con el saxo no es así.





-No, claro. Para que te des una idea: la construcción de un sonido afinado, lleva unos dos años. De ahí para arriba. Pero por supuesto que depende también de la práctica de cada uno, es decir que cuanto más toques, más rápido vas a progresar.





De todos modos, remarquemos que cualquiera puede aprender a tocar, no asustemos a la gente, ja.





-No, claro, que no se asuste nadie, cualquiera puede. Y nunca es tarde tampoco. Tuve un alumno presencial de 75 años, en La Plata. Se había comprado el saxo hacía dos meses, y no lo había tocado, lo miraba nada más. Tuvimos un mes de clases, cuatro encuentros. En ese proceso pudo hacer sonar bien al instrumento, y hasta llegó a tocar algo. Ese hombre la rompió. Y no sólo tenía 75 años, sino una falange de un dedo cortada, e incluso pudo tocar así. Qué mejor señal de que cualquiera puede.





Chino Castro









Pandemia que te parió mejor





La pandemia significó “un quiebre” para Juan Lobos, así empieza esta entrevista (ver nota principal). Durante el encierro fue que sentó cabeza con su instrumento. Con esa elocuente figura relativa a madurar, a tomarse algo más en serio, lo expresa el propio artista. “Habían sido siete años de tocar de forma autodidacta y callejera, mirando y aprendiendo, y tomando poco aprendizaje teórico” -admite-, y llegaba el momento de crecer. Aquello de que toda crisis entraña una oportunidad, se le tatuó en el cuerpo, y hoy puede dar fe. Tiene como para guardar y repartir, y en eso anda en días de cambios.





Sus primeros pasos fueron en la Orquesta Escuela Municipal, donde había saxo “pero no un profesor de saxo” sino “un trompetista, el director orquestal”, marca la diferencia. Con él aprendió “lo básico”, y de ahí a la ruta, a foguearse en el hacer, soplando en el viento para ganarse un lugar bajo ese sol que, según dicen, sale para todes (ponele vos). Hasta que el covid metió su venenosa cola (caramba) y se produjo ese quiebre del que habla, que indudablemente lo ha llevado a ser un mejor músico, o uno más completo, al tiempo que lo dotaba de herramientas para transmitir el aprendizaje, que es siempre la mejor manera de compartir y la única que, si es honesta y generosa, produce, por simbiosis, una mejoría en quien da y en quien recibe, al punto casi de mezclar los roles.





En esos años de apagón total nunca debidamente metabolizados por el colectivo social mundial, Juani obtuvo una beca del Fondo Nacional de Artes, más que seguro algún plan de capacitación de esos a los que Milei quiere meter motosierra, o ya taló y a otra cosa mariposa. (¡¡Vagos, ‘garren la pala!!) Realizó entonces un curso de ocho clases de saxo aplicado a la música jamaquina, vale decir al reggae y el ska, junto a pares del país, de Panamá y del Uruguay. Esa ruta lo habilitó para tomar un curso virtual con Felipe Castro, un formador experimentado y que también ha escrito libros sobre el aprendizaje del saxofón, y otro con el español Manuel Hernández. Así, Lobos fue “ordenando” sus conocimientos, en sus propias palabras. Una forma de aprender más, sin estrictamente incorporar nuevos saberes: reorganizar lo que se tiene para obtener de esa harina mayor provecho artístico, también es crecer. “Recién ahí -2022- yo me di cuenta de que podía enseñar”, a partir también de conjugar esos conocimientos teóricos con su rica práctica musical, de unos cuantos años ya de yirar y yirar.





Saxo más allá del jazz





Aquél taller de saxo aplicado al reggae y al ska, lo desafió a delinear un estilo como formador, que de algún modo implica un tomar partido: “Siempre se lo asocia con el jazz, pero mi idea es tratar de que el saxo sea un instrumento como cualquier otro, con el que se pueda tocar la música popular que quieras: cumbia, folclore, lo que prefieras”, se plata el músico y profesor. “Porque si un pibe de un barrio accede a tener un saxo, no creo que salga tocando jazz, debido a lo que escuchó culturalmente. Entonces por qué ese pibe no va a poder arrancar con el saxo tocando una cumbia o un género popular. Por eso mi meta es desvincular al saxo del jazz, para convertirlo en un instrumento con el que se pueda hacer cualquier música popular”.





Cualquiera, y con cualquiera





Quien quiera aprender a tocar el saxofón con el profe Juan Lobos, debe tener su instrumento: él hoy no dispone de saxos para prestar, y además y a diferencia de una guitarra o un teclado, los instrumentos de viento no se comporten, por una obvia y elemental razón de higiene y salud.





¿Cualquier tipo de saxo es apropiado para aprender?





-Con cualquiera se puede: soprano, barítono, alto o tenor. 





¿Y cuál conviene comprar, como para empezar a estudiar?





-La mayoría de la gente opta por el que es más económico, y también de un tamaño amigable: el alto. El más común, el que más se ve. Yo utilizo el saxo tenor, que es un poco más grave en sonoridad y de un tamaño más grande. Hoy en día puede salir más caro que el alto. Pero cualquier saxo tiene diferente versatilidad, diferente registro. Por ejemplo el que uso yo, el tenor, ofrece un registro grave, medio, y también buenos agudos. El alto, en cambio, el más común como dijimos, produce un sonido más bien agudo, agudo y medio, más digamos chillón.


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