Se celebró este viernes el Día del Periodista. Se celebra desde 1938, cuando el Primer Congreso de Periodistas realizado en Córdoba sentó los primeros escritos del Estatuto Profesional (ley 12-908, que sería sancionada en 1944 por el Congreso Nacional) y estableció que todos los 7 de junio se homenajease la profesión en tanto fue un 7 de junio, pero de 1810, cuando se fundó el primer diario que funcionó en el país desde la etapa independentista.

Un 7 de junio se imprimió el primer ejemplar de la Gazeta de Buenos Ayres, que nació para ser un órgano de difusión de las ideas de la Primera Junta de Gobierno. Su artífica fue Mariano Moreno.

En Bolívar, como desde hace tantísimos años, el acto central por el Día del Periodista, fue organizado por LA MAÑANA y congregó a la prensa local delante del busto a Moreno que se yergue en la rambla situada en avenida San Martín y la intersección con la calle que lleva el nombre del prócer, calle que continúa, para el NE de la ciudad con el nombre de otro de los integrantes de la Junta, Juan José Paso.

Autoridades municipales, concejales de diferentes bloques del Honorable Concejo Deliberante, consejeros escolares, referentes institucionales, y numeroso público se acercó en la mañana de ayer a acompañar a los trabajadores de prensa. Fiel a la costumbre, Víctor Cabreros, director de este matutino, ofició de conductor del acto, que tuvo como primer punto la entonación de las estrofas del Himno Nacional, esta vez presidido por una bandera de ceremonias –la primera vez que se incorpora este punto en el acto-, la del cuartel de Bomberos Voluntarios de Bolívar.

Tras ello se colocaron dos ofrendas florales: la primera de ellas estuvo a cargo de dos periodistas, la ex jefa de Redacción de LA MAÑANA, Alejandra Córdoba, y de Sandra Renna, de vasta trayectoria en FM 10. La segunda ofrenda fue colocada en nombre de Rotary Club Bolívar.

Para cerrar, fue el turno de la alocución de Santiago Elizondo, periodista y conductor de la productora de televisión local, de muchos años también en la profesión periodística. Santiago, según sus propias palabras, compartió con los presentes ‘su manera de ver este oficio’. Trazó una semblanza de cómo vivencia el quehacer profesional y cómo se fue formando –y lo sigue haciendo- desde su adolescencia, cuando comenzó a incursionar en el mundo de la prensa desde su Urdampilleta natal. “En lo personal, siento que sigo siendo un aprendiz, que sigue bastante más cerca del pibito urdampilletense de 14 años que andaba recorriendo el pueblo en bicicleta con un grabador buscando qué nota iba a presentar a través de FM 10 (o en aquel momento FM 1, no recuerdo bien) mediante un teléfono fijo (de esos para discar) que tenía en el living de la casa de mis abuelos; que de cualquiera de los periodistas que admiraba y admiro”, sostuvo.

Ya dirigiéndose al público, enunció una serie de principios que vale la pena enumerar. “Voy a reiterar algo que a menudo digo en AM (noticiero de la TV local que conduce): no crean en nosotros los periodistas; escuchen, lean, vean, pero no crean por creer, por ahorrarse el trabajo de pensar, de discernir, de interpretar. Si les decimos que llueve, abran la ventana o salgan a la vereda y compruébenlo ustedes. Puede que de verdad llueva, pero también puede ser que el periodista esté equivocado y en realidad le esté rebalsando el tanque de agua o, peor aún, puede que sea socio del vendedor de paraguas”.

También reconoció que “los periodistas, que muchas veces caemos en la trampa de pretender ser todólogos (depende cual sea el tema del momento), no podemos saber de todo. Sí es nuestro deber formarnos, informarnos, conocer los temas, pero nunca nos crean expertos”.

Y fue concluyente en cuando a un aspecto clave de la profesión que siempre es motivo de debates: la objetividad. “Con bastante más atrevimiento que autoridad, me atrevo a disentir con algo que muchos colegas y pensadores opinan: no creo que podamos ser objetivos. Veo a la objetividad como una búsqueda y no como una condición. Siempre vamos a estar sesgados en nuestra opinión, ya sea por el contexto, por la historia, por los saberes previos y, principalmente, por la ignorancia, que eso sí es algo que nunca se pierde y siempre nos acompaña”.

Sobre el cierre de su alocución, habló de la convicción que mueve a los periodistas, que va mucho más allá de la retribución salarial que perciben o la posibilidad de reconocimiento.  “Hay algo importantísimo que tenemos los periodistas. El 99,9% de nosotros amamos esta profesión, la ejercemos convencidos y la disfrutamos la mayor parte del tiempo. Pero no somos unos bendecidos, ni tampoco nos pasa eso por casualidad”, introdujo el tema. “Estoy seguro que el 99,9% de nosotros, no estudió periodismo porque buscaba llenarse de plata, por fama, por poder o por conveniencia. En muchos casos, ni siquiera por un legado familiar. Estoy seguro que el 99,9% estudiamos esto porque nació con nosotros, porque desde chicos jugábamos a esto, porque imitábamos a los periodistas que escuchábamos o veíamos, porque estuvimos dispuestos a resignar otras actividades propias de niños o adolescentes para ir a trabajar de esto que soñábamos”.

“La gran mayoría de nosotros pagó derechos de piso como no se paga en casi ninguna otra actividad sobre la faz de la tierra. Y ni hablar de las compensaciones ínfimas, y de los otros trabajos a la par para sobrevivir mientras se trabajaba como periodista, malabares a los que, casi todos, nos hemos acostumbrado”, dijo. Pero, como siempre hay un pero que exonera lo demás, destacó las bondades de la actividad. “Pero esta profesión es tan linda y tan atrapante que excede casi cualquier penuria y justifica algunos sinsabores para seguir viviendo el sueño que sostenemos desde chicos”, fueron sus palabras.

Sobre el cierre destacó: “Tenemos en nuestro poder una herramienta hermosa que es la de poder contar la historia, hacer que aunque todo pase, algunas cosas queden, se recuerden, se analicen, se debatan. Somos vehículo de transmisión de los hechos y, también, mal que me pese, somos formadores de opinión”.

Y se hizo lugar en los minutos finales para marcar la diferencia entre la profesión periodística, con compromiso y responsabilidad, de la comunicación tan en boga por estos días a través de las redes sociales.

“Por eso, así como tenemos esas posibilidades, tenemos varios compromisos, entre ellos el de honrar la profesión. En tiempos donde vale más un click que una noticia, donde se naturalizaron las fake news y su variante de los clickbaits, en tiempos donde cualquier persona desde una red social puede decir, contar, opinar y mostrar lo que quiera, tenemos los periodistas la responsabilidad de marcar la diferencia, valorando al lector / oyente / televidente, opinando con respeto, contando lo que pasa con el mayor rigor posible”.

“Hagamos el ejercicio de renovar todos los días un compromiso con ese pibito (o pibita) que fuimos, que soñaba con ser periodista. Permanezcamos en la búsqueda de acercarnos al conocimiento de la verdad, de hacer un poco de justicia cotidiana desde el lugar que nos toque, de ser buena y sana compañía para quien nos lee, escucha o ve”, remarcó Santi.

Y cerró con una sentencia. “Al fin y al cabo, todo eso es lo que nos sedujo de ser periodistas. Porque comunicar, en estos tiempos, comunicamos todos; en el quehacer periodístico estará la supervivencia de este oficio”.

V.G.