3 de septiembre de 2024
por
Johanna Santos - Psicopedagoga
El estrés escolar o académico es un desafío común para estudiantes de todas las edades ya que, considerar que solo los adultos pueden padecer de estrés es parte del pecado adultocentrista al que estamos mal acostumbrados.
La ansiedad que genera aprender un contenido nuevo, un concepto desconocido hasta la fecha y hasta adelantarse de forma imaginaria a la experiencia del examen puede ser muy angustiante para muchos alumnos.
El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que se perciben como desafiantes o amenazantes. Esta respuesta puede ser física, emocional o mental, y está diseñada para ayudar a una persona a enfrentar situaciones difíciles. Eso dice la teoría, pero visualizar a un niño con estrés escolar va más allá, el padecimiento subjetivo de las infancias existe y conmueve a quienes trabajamos en el área.
Las listas de tareas con palabras o gráficos, pueden considerarse en edades tempranas para iniciar en el mundo de anticipación y organización, de manera prudente, sin caer en exigencias de las que después no podamos regresar o que terminan siendo contraproducentes, en este punto nos interesa enseñar el uso del tiempo (lo que es de gran utilidad si se tiene en cuenta para la mediación de caprichos y de uso excesivo de pantallas).
¿Cuánto tiempo nos puede llevar esta actividad? La noción de tiempo es fundamental a la hora de pensar en el estrés y la ansiedad, es enseñar que hay un tiempo saludable para cada tarea y que el equilibrio es posible.
La lista en sí misma son responsabilidades que, como menores pueden y deben tener, como puede ser por ejemplo mantener la habitación limpia o revisar de vez en cuando la mochila en busca de restos de alimentos o de útiles escolares que merecen ser desechados. Cada familia antepondrá cuales son las tareas del hogar a priorizar.
De este modo y de forma progresiva podría pensarse en responsabilidades semanales y a largo plazo, siempre respetando las posibilidades, capacidades y potencialidades del niño o niña.
Priorizar tareas es una actividad a la que a muchos nos hubiese gustado aprender de pequeños, reduce la procrastinación. Poder pensar junto al grupo de crianza y los niños y niñas que es lo más importante que tenemos que hacer hoy, o qué es lo primero que tenemos que hacer al levantarnos, también nos ahorraría algunas visitas al odontólogo.
El menor podrá sentir menos agobio porque contará con la visión clara de lo que hay que hacer y en qué momento hay que hacerlo. Quizás hasta cuanto tiempo esa actividad durará, dependerá de su edad y desarrollo. Pero ese sentido de logro al tachar o marcar lo que ya hizo puede proporcionar una sensación de resultado o éxito y reducir la ansiedad en muchos casos.
Rastrear el progreso y el cumplimiento de los objetivos genera que no haya olvidos o contratiempos de último momento.
Existen estrategias para manejar la presión y el estrés asociado con las demandas escolares conocerlos e implementarlos pueden ser efectivas si la red de apoyo del menor está en concordancia con los cambios que merezcan hacer.
Los niños y niñas son las infancias que tenemos que abrazar en el intento por cuidar y prevenir, en la medida que se pueda, pensamientos negativos, distorsiones cognitivas, y otros que si permanecen corren el riesgo de convertirse en patológicos. En la actualidad el índice de consultas por ansiedad es el más elevado de la historia moderna.
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