25 de septiembre de 2024
Una charla con Johanna Santos, psicopedagoga.
Johanna Santos es psicopedagoga, una profesión con un campo de acción mucho mayor que el que le asigna el lugar común, constreñido al ámbito escolar y al apoyo de los pibes/as con algún tipo de dificultad para aprender. Como ella misma remarca, su intervención profesional ofrece toda una batería de recursos que, por diferentes motivos, podrían ser de utilidad para personas de cualquier edad. Johanna es bolivarense.
Se formó como licenciada en Psicopedagogía en las aulas del Instituto Jesús Sacramentado, se desempeñó profesionalmente en Bonifacio y Casbas y en marzo del corriente regresó a la ciudad. Hoy trabaja en los consultorios médicos con sede en la avenida Vignau y en el ámbito escolar, en un jardín de infantes. Por otro carril, es desde hace unos dos meses columnista quincenal de este diario, donde aborda diversos tópicos relacionados con su competencia profesional.
"La psicopedagogía está en todos lados, nosotros lo que hacemos es trabajar con los aprendizajes, con los desafíos que puede haber en la adquisición de los aprendizajes, con los tratamientos, los diagnósticos, y aprender es todo, literal: aprendemos a caminar, a ser padres, amigos, las tablas, etcétera", dijo Santos a este diario.
"Hay diferentes maneras de aprender, cada uno tiene un estilo que es propio, y nosotros trabajamos con eso", en el marco de una profesión que "tiene una parte muy social, de servicio, que quizá no esté tan explotada". Desde ese imperativo Johanna llegó al diario, con la misión de comunicar "de qué va el trabajo y qué se puede hacer", para así contribuir a que "no se asocie al psicopedagogo únicamente con la adquisición de la lectoescritura, con el apoyo a una persona con discapacidad o con alguna dificultad en el proceso de aprendizaje, como puede ser la dislexia", señaló.
"Aprendemos todo el tiempo, hoy un adulto puede consultar a un psicopedagogo por haber sufrido un accidente cerebro vascular que le demande una rehabilitación neurocognitiva" para volver a escribir, citó como ejemplo. "Trabajamos con todo lo que es físico, lo emocional, lo que es cognitivo", puntualizó. En dos meses de columnas en estas páginas, Johanna habló sobre técnicas de estudio, para lo cual se puede requerir el servicio de un psicopedagogo, y que comprende desde pibes hasta adultos, ya que "si estás en la Universidad, te resta rendir un par de finales para graduarte y estás 'trabado', un psicopedagogo te puede ayudar".
En otra columna se refirió a rehabilitación neurocognitiva, y tuvo por sujeto al adulto mayor. En otra, el tópico fue el auge tecnológico, "algo que considero de gran interés". En su criterio, "es un error achacarle sólo aspectos malos o negativos a la tecnología, hay aplicaciones muy buenas para aprender que garantizan buenos resultados. La educación al modo tradicional tiene un montón de cosas positivas, pero la tecnología llegó para quedarse, ya está con nosotros y deberíamos amigarnos con ella, porque se trata de una herramienta de la que en todo caso conviene ver qué provecho obtener", afirmó.
Por otra parte, también a favor de la tecnología, puso de relieve que "hay gente con discapacidad visual o motriz, a la que la tecnología está ayudando mucho". Otro asunto de su interés es la literatura, más precisamente el fomento de la lectura, y de esto seguramente se ocupará en alguna de sus intervenciones quincenales en este diario. Aunque Johanna es una ávido lectora y no prescinde del formato papel, vale decir del soporte libro, lo que le interesa es estimular la lectura, como una forma de ser y estar en el mundo, de comprender lo que nos rodea, de abrirse camino en la vida.
"Todo el tiempo estamos leyendo, somos personas alfabetizadas, además de constituir la lectura un derecho", remarcó. "La lectura tiene mucho que ver con la adquisición de los aprendizajes, te abre el camino a todo lo demás que vayas a hacer", completó. Como dato de color, cabe agregar que estos días Johanna está leyendo -en formato papel- Mujeres que corren con los lobos, de Clarissa Pinkola Estés. Nuestra entrevistada, que se graduó como psicopedagoga en 2016, hoy cursa la carrera de Psicología. "Nunca he dejado de estudiar", enfatizó, ya que entiende que la formación continua es clave para el eficaz desempeño de su profesión principal, en términos de "la calidad del servicio que una ofrece".
Además, desarrolla en su Instagram el ciclo Historias Vocacionales, una serie de entrevistas a profesionales locales de diversas disciplinas que cuentan su recorrido hasta llegar a ser quienes son profesionalmente. "Como estamos viendo en la sociedad, hay un tema con la tolerancia a la frustración, hay la necesidad en muchos chicos que querer hacer todo rápido: 'entrar la facultad y recibirte, recibirte y tener trabajo, tener trabajo y ser millonario'.
Se anhela esa escala, pero en la realidad no es así, ya que a todos les ha costado un montón, en general hemos trabajado a la par de estudiar, y hemos hecho de todo. Quizá alguien vea un centro de estética hermoso, con una mujer al frente que está llena de trabajo (una de sus entrevistas en Historias Vocacionales es a una esteticista), pero ese presente, lo que apreciamos hoy, engloba todo un camino y mucho esfuerzo y dedicación. Así que mi ciclo habla de eso, da lugar a personas que puedan ser referentes de chicos que quieran dedicarse a algo parecido", cerró el concepto.
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