25 de febrero de 2025
A un mes de presentarse en Dublin con Mateo Ottonello en batería y Bruno Di Lorenzo en guitarra, el bajista, compositor y cantante Javier Malosetti dice que este formato de trío "tiene una crudeza más parecida al rock", que es "una síntesis" y que en escena "estamos los tres prendidos fuego".
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por
Chino Castro
Javier Malosetti llega por primera vez a Bolívar convocado por Cable a Tierra, que produce el inminente concierto en el bar de Eugenio Silva. Las entradas están a la venta, a 15 mil y a 20 mil pesos, por los medios habituales de la productora de Daniela López, incluida la transferencia bancaria. La cumbre será el sábado 29 de marzo desde las 21 horas. El trío presentará el material de Nexus, nuevo disco de Malosetti que saldrá este año, canciones suyas de álbumes anteriores y algún homenaje.
¿Qué show veremos
aquí, qué vamos a escuchar en Dublin?
- Básicamente lo que no
había visitado mucho era el trío con guitarra, yo toqué mucho tiempo con el
gran Hernán Jacinto y Oscar Giunta, teníamos un
trío increíble con el que
grabamos un montón, tocamos muchos años. Era
teclado, bajo y batería.
El trío de guitarra, bajo y
batería tiene una crudeza
más parecida al rock, con
la que un poquito 'chichonéabamos', pero nunca
fue un trío así el que hacía. Un poco tocaba la viola yo, pero más que nada
era con teclado. Y ahora
acá estamos, disfrutando
con un trío así, con la crudeza que tiene la formación guitarra-bajo-'bata', que es la síntesis, viste,
una síntesis. Entonces vamos a un núcleo que tiene
mucha energía y además
es muy disfrutable, porque es imposible que se
dé la dinámica de un solista y los otros que acompañan, eso en un trío no
ocurre, estamos los tres
prendidos fuego decidiendo y tomando un camino y el otro. El jazz tiene
como eje central la improvisación, si bien no es la
única influencia el jazz,
porque tocamos también
algo parecido al funk, o al
rock, un poco de blues. Es
muy estimulante para nosotros, por suerte tuvimos mucha actividad en estos
días, en enero-febrero le
metimos con todo: Mar
del Plata, Uruguay, el interior del país, provincia
de Buenos Aires, así que
venimos aceitando ahí un
nuevo repertorio este año.
Justamente: ¿qué harán, en cuanto a repertorio?
- Cada tanto tocamos algún que otro homenaje,
o cover, nos ponemos en
modo funk y tocamos alguna. Pero básicamente
lo que estamos haciendo
es música del disco nuevo, que sale este año, se
llama Nexus. Y algunas
reversiones de músicas
de discos anteriores también.
"Somos músicos de mundos incluso muy disímiles, y eso lo hace bueno también"
¿Qué hace que te decidas por este formato
ahora?
- Lo que me llevó fue la
interacción con los músicos. O sea, no fue una
decisión de 'este año voy
a tomar este camino artístico', la verdad que nunca me pasa eso, viste. O
nunca podría cranearlo de
tal modo. Son impulsos,
yo estaba tocando con un
batero uruguayo, Mateo
Ottonello. Tiene 28 años,
es un verdadero maestro de la 'bata', con toda una
cosa afro porque Uruguay
tiene una conexión con
el afro, con los tambores
un poco más, rioplatense
pero afro. Es muy joven,
es muy estimulante tocar
con él, y entonces sabía
que quería hacer un proyecto con él, más allá de
lo que nos unía en ese
momento, digo un proyecto mío donde lo tuviese
como batero y también
impulsor de cierto sonido.
Y después con el violero, Bruno (Di Lorenzo),
que es asombroso lo que
toca, me encanta mirarle
la cara a la gente cuando
él hace el solo de guitarra,
fue completamente distinto: como nunca en mi
vida, convoqué a un músico por Instagram: lo vi
tocar y lo llamé, le dije si
quería tocar y me dijo que
por supuesto, que conocía la música, así que ahí
estamos. Somos músicos
de mundos muy disímiles
incluso, eso es lo que lo
hace bueno también.
¿Cómo es tocar en un
bar en relación a lo que
sería hacerlo en un teatro? Acá se da la particularidad de que te
presentarás en un lugar
que no conocés pero del
que sí quizá tengas referencias: tocó allí hace
poco el trío de Juan Pablo Chapital, que es amigo tuyo y supongo que
le preguntaste qué la pareció la experiencia.
- No, no me comentó pero
vi unas fotos, de cuando
tocaron con Quique Ferrari en el bajo y 'Colo'
Maddío en batería. Son
músicos muy queridos,
a los que les mando un
abrazo. Y 'Chapita' es
amigo mío de toda la vida,
bah, de muchos años, violero uruguayo impresionante.
Nosotros somos un trío, que ensayamos en una sala muy chiquita mirándonos las caras, viste. Después nos toca ir a un teatro con un escenario con una boca de cien metros y nos desconocemos. O sea es muy diferente la experiencia de teatro y de boliche temático de música, en la que se toca y eso. El teatro tiene ese recogimiento, y el sonido, y las luces, y ese espacio tan especial, al que uno entra como en una película. Pero a veces puede ser un poquito acartonado, o solemne para lo que nosotros hacemos. La semana pasada tocamos en el CCK, no sé cómo es que se llama ahora, CCK para los amigos, en la sala Argentina, hermosa, de madera, en la que entran como setecientas personas. Y al otro día hicimos tres shows en Mar del Plata en un local de jazz, chiquitito, que está re bueno. Las dos experiencias estuvieron increíbles, porque el teatro estuvo recontra lleno, y la gente se re copó, pero a nosotros nos parece que los shows salieron mejor en el boliche de Mar del Plata. Por una cuestión de que la calentura del vivo se licúa un poco, algo pasa en la sala teatral, viste. No siempre, pero es muy factible que se altere un poco algo que después, con menos público, en un lugar más chico, más acogedor, con un trago, sale esa magia, viste.
"Prefiero escuchar cosas de cuando la música era más grande"
A Malosetti se le "completó el disco rígido", y hoy ya no escucha mucha música: "Ya es evocar; es como volver a reciclar algo que parece una bolsa en la que metemos la mano y no sacamos más nada. Entonces vamos mezclando lo que ya sabemos", grafica. Por eso prefiere "escuchar cosas de cuando la música era más grande". "No sé, yo me quedé ahí", se planta.
Supongo que escuchás
mucha música. ¿Qué
has escuchado recientemente que te haya interesado especialmente? No tiene por qué ser
algo producido por un
artista nuevo, me podés
decir que te 'voló la cabeza' estos días un disco de Peter Hammill de
los setenta.
- Últimamente estoy escuchando bastante música
clásica, y blues antiguo,
sí, negros muertos. En
realidad no escucho mucha música ya, viste. Se
me completó el disco rígido. Aparte lo que pasa es
que también, como en el
cine, si a vos te gusta el
cine, ya es evocar: es un
poco de esto con aquél
poco de eso y vos ves las
influencias y decís 'mirá,
se parece a tal, pero tiene algo de tal'. O sea, la
música son siete notas,
que dan doce semitonos,
o sea doce sonidos. Los
tocamos, imaginate, para
adelante, para atrás; en otros órdenes, aleatorios;
más rápido, más lento. Ya
está, ya está. Ahora, no
sé, es como volver a reciclar algo que parece una
bolsa en la que metemos
la mano y no sacamos
más nada. Entonces, bueno, vamos mezclando lo
que ya sabemos. Eso es
lo que yo siento. Entonces prefiero escuchar cosas de, no sé, cuando la
música era más grande,
viste, cuando se usaban
más beats, cuando había
más cosas en juego: instrumentaciones, arreglos,
solos, arreglos de voces,
arreglos de orquesta, solos de batería. No sé, yo
me quedé ahí.
"Con Luis recuerdo una convivencia muy cariñosa, y un aprendizaje invaluable"
Tocaste varios años con
él, ¿cómo recordás a
Spinetta?
- Mirá, Luis era mi héroe
antes de que yo me hiciese músico. Antes de
que yo siquiera empezara
a pensar en tocar. Teníamos con mi hermana el
disco de Almendra, el de
la sopapa en la cabeza.
Bueno, Pescado, todo el rock nacional, venía del lado de mi hermana y yo en la casa. Después mis viejos tenían unos discos increíbles, pero bueno, él era alguien enigmático, veíamos las tapas y mi hermana estaba enamorada de él, era un chabón muy lindo, con una voz increíble, era el único que componía cosas con una vuelta de rosca no sólo la lírica sino la música también. Algo raro, algo nuevo. Y después Invisible, y después me tocó una vez ir a conocerlo e interactuar, así que imaginate lo que significó para mí. Y aparte era alguien a quien le gustaba mucho ensayar. Él quería ensayar cuatro veces por semana, horas. Entonces era como una convivencia. Íbamos a la mañana, antes de almorzar, y ya tocábamos toda una tanda de la lista.
Empezábamos con mates, masas, en la cocina, tocábamos toda una tanda, después almorzábamos, después nos quedábamos boludeando ahí, al lado de la cocina había unos sillones que estaban re buenos, con unas guitarras acústicas. Y luego uh, otra tanda de vuelta, o sea arriba de todo el ensayo, como si no lo hubiéramos hecho. Que yo tocaba dormido, porque a veces hacían guisos, él y la 'Vieja', Aníbal (Barrios), que era el asistente. Hacían unos guisos re pesados, ensayábamos en invierno y comíamos un guiso, y después ensayar la tanda entera, los cuarenta temas, no sé cuántos eran. Y yo me dormía, a esa segunda tanda la tocaba medio dormido, viste. Yo tenía 24 cuando arranqué, o 23. Nada, recuerdo una convivencia muy cariñosa, y un aprendizaje invaluable.
"Un caballo muy alto al que no me quiero subir"
Hablando de Luis: Hay
una tendencia a celebrar los aniversarios
de discos, de recitales,
incluso. Y casualmente
en agosto de este año
se cumplirán treinta y
cinco años de un solo
de bajo icónico tuyo,
que cualquier fan de
Spinetta o Malosetti atesora como sagrado: el
que tocaste en La herida de París, último tema de
Exactas, primer disco
del 'Flaco' en vivo, grabado en la Facultad de
Ciencias Exactas de la
ciudad de Buenos Aires.
- ¿Vos decís que salga a
celebrar ese solo (risas)?
Claro. ¿Y si empezamos
a celebrar los veinte
años de tal solo de piano, los quince del falsete perfecto de tal canción en tal concierto?
- Bueno, sí, pero bueno,
viste, como decía Luis Alberto, que no le gustaba
la jineteada, pero no la
jineteada gauchesca sino
el que se sube al caballo,
viste. Siempre decía "ese
es un caballo muy alto al
que no me quiero subir".
Y a eso yo también quiero decirlo, viste. Hay artistas a los que les gusta más el autobombo y auto homenajearse. Auto homenajearse. Así de loco como suena. Que ponen títulos con juegos de palabras con su mismo nombre en las canciones. Es ponerse en la escena en el lugar central, viste. Qué sé yo, a mí me gusta más mantenerme donde estoy. Al bajista no le da la luz en el escenario, es el que menos cobra (se ríe), es el que nadie sabe su nombre... Quiero seguir en ese lugar.
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VIALIDAD
El plazo para la presentación vence mañana, 1 de abril. Si la Corte admite el recurso, intervendrá la Procuración General, encabezada por Eduardo Casal, para emitir un dictamen.