Por ser “un hecho vivo”, el teatro no resiste la virtualidad de las pantallas. “Nadie va a un asado por computadora”, comparó José María Alabart, al criticar a quienes ensayan obras o dan clases a distancia en medio de la cuarentena “violando los principios básicos de ese arte”. “Bajo una postura en apariencia loable, cometen un teatricidio”, fulminó.

El teatro es quizá el rubro artístico más perjudicado por la cuarentena, ya que se construye a partir del encuentro con el otro, nunca a la distancia. A diferencia de la escritura, la pintura e incluso la música, que sólo requieren un hacedor y sus herramientas. Por eso a José María Alabart le hacen “ruido” algunas “formas de ‘resistencia’” que están utilizando colegas que “deciden ponerse a dar clase o ensayar obras a través de internet o dispositivos tecnológicos”. En charla con el diario, el experimentado actor y director explicó que el teatro “no resiste eso, entonces es una resistencia espuria la que ejercen porque están violando los principios básicos de un arte: la característica del teatro, que lo distingue de las demás artes, es que es un hecho vivo que acontece aquí y ahora, por lo que requiere de la presencia de los cuerpos, de los artistas, de los técnicos y del público. No existe el teatro filmado, y no es una ocurrencia mía sino que desde que el teatro es teatro lo han dicho todos los actores, directores, escritores, pedagogos, filósofos, historiadores, investigadores, teóricos y críticos, que profesan diferentes estilos, técnicas y poéticas pero coinciden en eso”, se despachó el verborrágico artista y también formador.

“Jorge Dubatti (docente, crítico e historiador de reconocida trayectoria) compara al teatro con un asado o una fiesta. Nadie va a un cumpleaños a través de internet o a un asado por computadora”, abundó. “No es la tele, ni el cine, ni la radio, ni la plástica, ni la música enlatada, entonces me parece que algunxscompañerxs que se embarcan en esto están lesionando la esencia del teatro”, aseveró el protagonista de La noble igualdad, ópera prima del cineasta bolivarense Miguel Francisco. “Si la pandemia nos lleva a tener que aislarnos, no se puede hacer teatro. Bienvenido que los plásticos y escritores sí puedan trabajar en lo suyo, pero nosotros tendremos que resistir de otra manera. A veces, la mejor forma de hacerlo es no hacer nada. (…) No cometamos el teatricidio, porque bajo una postura en apariencia loable le estamos haciendo caquéxico favor al teatro”, remató a todo vapor el otrora socio del músico Hernán Caraballo en el espectáculo Monologos y Hernanciones.

BIEN Y A FAVOR, AUNQUE PERJUDICADO

Por lo demás, Alabart está a favor del paquete de medidas del gobierno nacional para contener la pandemia, cuya espina dorsal es la cuarentena obligatoria, aunque a título personal lo perjudique ya que no puede dar clases en las escuelas, abrir un taller ni ponerse a ensayar una obra, como era su proyecto para este año con Bodas de sangre (de hecho, en marzo director y elenco habían comenzado a trabajar). “Pero prefiero estar vivo y con poco plata, que enfermo y con más guita o directamente muerto”. Al margen de esa cuestión, que no es menor sino mayor, “me estoy bancando bien” el encierro en casa, dijoel actor durante la charla telefónica con este diario.

Chino Castro