7 de agosto de 2023

Espectáculos

Espectáculos. Vibrante concierto de Maza Cuarteto, en su segunda vez acá


Con canciones de su nueva producción, Melomazeando, un segmento de boleros históricos, otras canciones suyas y un grand finale con el artista desatado al timón de su bajo-nave para Come Together y otras gemas, Daniel Maza volvió a regalarnos un compacto concierto al frente de su cuarteto, el viernes en El Mangrullo y bajo organización, igual que en febrero de 2022, de Cable a Tierra Producciones.





El ya célebre bajista montevideano pero un argentino más desde que a principios de los ochenta se radicó en Buenos Aires, se lució al frente de una alienación de instrumentistas que no le van en zaga en destreza técnica, energía y capacidad de emocionar: el ‘Sapo’ Miodownick en batería y el ‘Pitu’ Marquesano en teclados, también lo acompañaron la otra vez y son parte de sus bandas hace añares; la novedad fue la contundente percusionista, Agostina Bertozzi, una auténtica turbina al fondo del escenario, aunque lo suyo tenga más que ver con la tierra, los tambores y lo ancestral, que con los motores.





El ‘Maza’ (es su apodo, que devino nombre artístico) abrió con Candombe apastourizado, motivado por su admiración por su colega Jaco Pastorius, como quien nunca pudo llegar a tocar, según aseguró. Al Benja y Astor, compuestas a cada uno de sus nietos; Candombe pa’ La, de cuando se peleó con su mujer pero la bronca le inspiró un tema de amor en vez de uno con reproches, y Marcelo, a su amigo el escribano trenquelauquense (visita a menudo la ciudad en plan descanso), son otras piezas de Melomazeando que eligió para la ocasión. También Kandorina, pensada para una amiga con una pena de amor. Su interpretación descorchó una de las grandes emociones de la noche, porque al cuarteto se sumaron Raúl Chillón, Dalmiro Zantleifer y ‘Chiqui’ Chávez, de La Fábrica del Ritmo, con una robusta cuerda candombe, un apoyo que, como buen uruguayo, el ‘Maza’ sabe disfrutar y hacer brillar.





A Cuando cuando, clásica canción bailable de una cadencia abolerada, la introdujo con la misma anécdota que contó el año pasado sobre las tablas de El Taller, de Artecon, en referencia a su madre y las diferentes músicas que escuchaba para amenizar sus tareas domésticas, en el combinado de música que su padre le había reglado y con los discos ‘simples’ que iba comprándole cada mes.





El concierto fue condimentado con la calidez, sencillez y buen humor de Maza, por momentos casi un humorista, pero ‘a la uruguaya’: sin gritos, desbordes de histrionismo ni afán por ridiculizar a nadie. Volvió a contar la anécdota de cuando le cantó al teléfono un bolero a una mujer que quería conquistar, Ester “con una hache en algún lado”, con una letra problemática para una ocasión así, que empezaba a pulverizar sus escasas chances ya desde el título: Amnesia, tal el nombre de otra de las canciones que cobijó en su setlist mangrullero un hombre que se mueve entre las precisas aguas del candombe, el funk, el jazz y el bolero, sin negarse a perfumes bien populares y mucho menos prestigiosos, como los de la cumbia. Cuenta conmigo floreció también cuando fue el tiempo de bajar un cambio y endulzar todo con algunos de esos boleros que llevamos en la piel, aunque no lo sepamos.





El recorrido hizo lugar a una versión de una obra de su admirado Hugo Fattoruso, y a Afrobana, perla nacida de su vínculo con músicos de la isla con los que solía mezclarse en Buenos Aires y salir por ahí, y en la que se lucieron los cuatro con solos para levitar.





Maza se fue pero volvió. Primero solo, para Come Together y alguna más, en las que desplegó su formidable virtuosismo, del que no abusa ya que su interés radica en poner esa cualidad, un 9 goleador si esto fuera fútbol, al servicio de la canción y el armado general. Finalmente, el concierto cerró de rechupete con el regreso de la banda y todes volando a pleno.





La sala presentó un espléndido marco, aunque haya quedado un puñado de butacas libres, y los músicos disfrutaron e hicieron disfrutar. Maza se fue agradecido y agradeciendo: al público; a Dani López, de Cable a Tierra (“la Dani”, como le gusta decir de quien ya vendría a ser una suerte de amiga nueva); a Sergio Ramírez-Hernán Moura por el impecable sonido, y al iluminador, Enrique Carlos Vázquez, de El Mangrullo.





La Mamba, alto mambo La noche fue abierta por los exquisitos Mamba Negra, que le pusieron la vara alta a Maza con su compilado de temas típicamente funk (no presentaron uno solo) tocados con solvencia, frescura y emoción. Ellos son ‘Tico’ Álvarez en saxo; Bruno Irastorza en bajo, Nicolás Holgado en guitarra, Daniel Zuccarino en teclados, y Lorenzo Blandamuro en batería. Fue un mambazo de los buenos; breve, pero contundente, que dejó ‘la mesa’ a una excelente temperatura para el plato principal.





Ch.C.


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