El cementerio se ha transformado en un lugar al que cada vez se va menos y ya no es tradición ni siquiera concurrir en el Día de los Muertos como ocurría antes, con desfiles de autos, bicicletas, motos y transeúntes a la vera de la Av. Calfucurá, aún cuando todavía no tenía el ensanche. Y los puestos de flores repletos y con mucho trabajo. Tiempo pasado, muy pasado.
Todavía para determinadas fechas la gente, en particular la gente mayor, continúa concurriendo a llevarle una flor a sus seres queridos. Precisamente la que más concurre es gente que está en la tercera edad o la anda rondando, y hemos escuchado en más de una ocasión que les cuesta llegar hasta el lugar donde tienen los restos de sus familiares porque ya los portones laterales del cementerio no se abren desde hace años, en particular el de rejas que da al actual barrio Procrear.
No sería mala medida que se disponga la apertura de manera excepcional de los portones laterales del cementerio (los de mitad de camino, no los del ingreso al sector de nichos que sí están siempre abiertos) para que en estas fechas específicas a la gente mayor no le resulte de mayor complejidad llegar al lugar donde tienen descansando a sus seres queridos.
El cementerio de Bolívar, a diferencia de los cementerios de las localidades de Urdampilleta y Pirovano, es el único que cuando se cierra queda totalmente cerrado, sin posibilidad de acceso alguno. Cabe recordar que en tiempos de pandemia, para una fecha en particular, el cementerio local estaba cerrado sin posibilidad de ingreso y los de las localidades disponen de un molinete de libre acceso, por lo que en ese momento la prohibición de acceso a los cementerios no fue en todo el Partido, sólo en la ciudad cabecera.
Tener en cuenta estas cosas, para estas fechas, es estar en pequeños detalles que hacen a la vida de todos los días y de muchos bolivarenses que si tienen que ingresar por el portón principal y caminar un largo tramo hasta llegar a la tumba que van a visitar, prefieren no ir.
Ángel Pesce.
