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miércoles, 03 de julio de 2024
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¿Y vos, de qué lado estás?

Sólida función de Crónica de un secuestro, una obra inquietante.

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Crónica de un secuestro, de Mario Diament por ErrepeTeatro, de Henderson, se presentó el domingo en Vamos de Nuevo, uno de los dos emprendimientos que más productos culturales convida hoy en Bolívar (el otro es la Biblioteca Rivadavia).

Ante una muy buena concurrencia, los tres actores en escena desplegaron una consistente función, de una obra que incomoda y nos lleva de las narices ante interrogantes que cruzan transversalmente toda existencia, ayer, hoy y mañana por tratarse de tópicos medulares desde que la humanidad se organizó como tal. En Crónica de un secuestro se juegan asuntos relativos a la moral y la construcción de valores a la que culturalmente hemos adherido, pero que suelen ofrecer ‘otra cara’ -o una contracara-, ese rostro más bien turbio que preferimos evitar o maquillar en aras de la tranquilidad de conciencia sin la que no podríamos seguir. Ellos son Marcelo Rivaud, Marcelo Aquiles ‘Chelo’ Barrios (desde hace unos años un vecino bolivarense) y Héctor Ricardo Pérez, que es también el director.

Un tipo común es secuestrado, un clásico hombre gris de oficinesco vivir al que le va bien y nunca se involucra en nada que trasponga los límites de su familia y sus intereses elementales, es decir que no le jode la vida a nadie (ponele). Sin embargo, durante su encierro uno de los secuestradores comienza a indagar en sus cosas, y poco a poco va empujándolo a confrontar con aristas de una existencia en la que esconde más mentiras que las que está dispuesto a aceptar, ya que las apariencias definen muchas de sus acciones, el imperativo del pertenecer, y ese perverso y silencioso ‘juego’ en el que casi todo lo que hace esconde, como un puñal, un fin egoísta o meramente utilitario o carente de toda grandeza. Una vida como la de cualquiera, y eso es lo que incomoda de la pieza estrenada en 1971 y que alude a cuando secuestrar a alguien -por motivaciones políticas o económicas, es decir para solicitar un rescate- era pan cotidiano en la convulsionada (cuándo no lo estuvo) Argentina y países vecinos. Sin embargo, los delincuentes parecen más interesados en darle una lección…

Todo, con una correcta puesta en escena.

La libertad, la verdad, la cobardía/complicidad, la conveniencia, la generosidad, el egoísmo, la miseria moral, son algunos de los temas puestos en el tapete durante la hora de función, a partir de los intercambios entre secuestrado y secuestrador. ¿Quiénes son los malos y quiénes los buenos? ¿De qué lado estamos, o mejor, cuánto de jodido albergamos en nuestra alma, cuánta verdad y cuánta mentira? ¿Quién nos importa y a quién le importamos? ¿Quién está libre y quién entre rejas? ¿Cuánta responsabilidad tenemos en que el mundo sea como es? ¿Somos inocentes?

Chino Castro

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