En la casa contigua a las dependencias donde funciona la parte institucional de la Sociedad Rural, desde hace unos años está abierto el museo que atesora la historia de la entidad.

Como reza un banner colocado al ingreso, el museo “fue creado por iniciativa de la señora Hilda García de Leonetti, con el fin de concentrar todos los objetos y documentos que hacen a la historia de la institución”, agregando que desde el año 2022 el jardín que rodea a la edificación lleva el nombre de Noralía Benito, joven colaboradora de la Rural que falleció dejando un imborrable recuerdo.

Quien está al frente del museo, como responsable y fiel custodia es Adriana Diez, quien nos recibió este lunes para recorrer juntos las renovadas dependencias a su cargo.

Explicó Adriana que “este año se decidió ampliar las instalaciones del museo para poder albergar la gran cantidad de elementos, objetos, fotografías y documentos que creemos es importante poner a disposición de la gente. De nada sirve tener fotos dentro de una caja y la verdad es que estamos muy contentos por poder abrir las puertas y que los visitantes puedan venir a recorrer un poquito de la historia institucional.”

Una de las salas más impactantes es la que recepta las fotografías de todos los presidentes ruralistas. Están colocadas sobre las paredes del ambiente y rodeando un gran escritorio de madera lustrada que fue el primero que se utilizó en la oficina presidencial de la Rural. Sobre él descansa un fichero casi centenario que, de acuerdo a lo dicho por Adriana “es un gran atractivo para los visitantes, ya que muchos de ellos se sorprenden al encontrar a sus familiares, padres o abuelos que fueron los primeros socios de la entidad”.

El mobiliario en exhibición incluye también una gran biblioteca de madera y vidrio que sorprende por su estado de conservación y calidad y en lo que se refiere a elementos de trabajo, ya “pasadas a retiro” están las viejas máquinas de escribir y calcular junto a una prensa que se utilizaba para tareas de oficina.

Las fotografías devuelven a ojos de quien recorre flashes de tiempos pasados que realmente conmueven. Entre ellas una de cuando se erigió el portal de acceso al predio ruralista, sobre calles de tierra y con apenas una demarcación de la actual rotonda de Mariano Unzué y Pedro Vignau que, por entonces, era apenas un simple cruce de calles.

Vale la pena, en el marco de esta expo o en cualquier momento, visitar el museo de la Rural. Es que la institución forma parte de la propia historia bolivarense y particularmente ha sido artífice de múltiples realizaciones de este pueblo. Allí están, en los anaqueles y estantes del museo, el testimonio de esta verdad.