23 de octubre de 2022
“Yo soy un loco que se dio cuenta que el tiempo es muy poco…”
En estos días Andrés Calamaro volvió al ruedo con el lanzamiento de Honestidad brutal Extra Brupt, que contiene los dos discos originales de Honestidad brutal (1999)y cuatro volúmenes con material inédito, remezclas y versiones alternativas.Esta novedad me hizo recordar la misiva que le enviamos a Calamaro desde este espacio. Misiva que ponemos nuevamente a consideración: Hola Andrelo, ¿cómo estás? ¡Tanto tiempo! Te cuento que hacía mucho que no sabía nada de vos, viste cómo es esto de andar en la música, uno se enfrasca en un universo, luego en otro, luego en otro y se olvida de los viejos amigos. Pero cuando se produce el reencuentro ocurren cosas movilizadoras. Se descubren nuevos detalles, otros significados, diferentes disfrutes, eso me pasó cuando volví a escuchar algunos de tus discos, fue como leer un libro luego de mucho tiempo, aparecen nuevas lecturas e incluso novedades en canciones que se habían olvidado.
Quizás haya sido una premonición, eso de acordarme de vos días antes que te presentaras en el festival Personal Fest 2016 (y yo ni enterado).Y ahí estabas cantando ‘El día de la mujer mundial’ y ‘Paloma’, dos temazos de Honestidad brutal; o el hit de Bohemio, ‘Rehenes’ con su certero estribillo: “Vayamos pintados con sangre de los dos, siempre…”; claro que ‘Flaca’ y ‘Loco’ (de Alta suciedad), tampoco podían faltar.
Qué decir del bonito gesto que tuviste con el retorno de Los Abuelos de la Nada aunque más no sea por un rato. Tus palabras de presentación: “Hace muchos o pocos años, según si pensamos en la vida o la geografía, Miguel Abuelo nos reunió para brindar nuestras canciones a los amigos ausentes, a los prisioneros, a los desposeídos y a la democracia. Hoy vamos a reunirnos por primera vez todos los que estamos…”, y a continuación la aparición de Cachorro López, Daniel Melingo y Gustavo Bazterrica para tocar ‘No te enamores de aquel marinero bengalí’ y ‘Costumbres argentinas’ para el disfrute de los viejos y jóvenes seguidores, y para Miguel Abuelo que lo miraba desde el cielo.
Los Abuelos de la Nada fueron una banda entrañable para vos, remiten a tus comienzos, esos días que tenías diecisiete años y tocabas teclados para Raíces, la agrupación del Beto Satragni, también participabas del dúo Edú y el Pollo. Luego formarías un dueto con Gringui Herrera queiba a llamarse Elmer’s Band pero que no tuvo mucho recorrido. Hasta que un día recibiste el llamado de Miguel Abuelo y cuando te enteraste que en la banda estaba el guitarrista Gustavo Bazterrica, que había grabado con Spinetta en Estados Unidos y había formado La Máquina de hacer Pájaros, no dudaste un segundo y pasaste a ser parte de Los Abuelos de la Nada.
Ya sabemos que sos muy fan, hasta cholulo de tus colegas, compusiste canciones para Miguel Abuelo, Luis Alberto Spinetta, Luca Prodan y también para Maradona; grabaste un disco compartido con LittoNebbia; has hecho una infinidad de versiones de los artistas que admirás. Tenés una predilección especial por Bob Dylan, a tal punto que lo imitaste en la foto de la portada de Alta suciedad y te diste el lujo de hacerle de telonero en España allá por 1999.No sé si leíste lo que escribió Sergio Pujol en su ‘Canciones argentinas, 1910-2010’ acerca de tu relación con Dylan, pero por las dudas te lo comparto, dice: “Si en Moris y Miguel Cantilo era el Dylan contestatario el que interesaba, en Calamaro prevalece el cantautor que hizo con la ruptura de su matrimonio una verdadera Comedia Humana. Digamos, el de BloodontheTracks, disco de los ‘adioses inevitables’, como calificó un crítico norteamericano.
Pero más allá de alguna inspiración en abstracto, lo que sin duda Calamaro le debe a Dylan es del orden de la música. En el estilo de canto desaliñado y le concepción de melodías desdramatizadas del norteamericano encontramos la matriz de varias piezas de Calamaro. ‘Crímenes perfectos’ no es la única de sus canciones ‘a la Dylan’. Tanto la armonía como la forma de ‘Paloma’ derivan directamente de las de ‘Like a Rolling Stone’, aunque quizás sí la más lograda entre las que reconocen dicha descendencia”.
Todavía recuerdo el revuelo que armaste con El cantante (2004) y después con Tinta roja (2006). Eso de meterte con el tango, encima haciéndote acompañar por un guitarrista flamenco, Niño Josele y una cantaora, Montse Cortés. Quizás hay mucha gente que ignora que hiciste los deberes con Mariano Mores, que te enseñó que en el tango la interpretación es tuya pero la melodía se respeta; también con Virgilio Expósito, más de una vez contaste cuando grabaron juntos ‘Naranjo en flor’ te corregía porque estabas deformando su melodía que lleva la letra de su hermano, Virgilio.
En cuanto a tu incontinencia creativa, muy similar a LittoNebbia, otro de mis ídolos, no tengo ningún reparo de mi parte. Ni con El salmón (2000), obra de cincos discos con ¡103 canciones!; ni hablar cuando te movés por fuera de la industria discográfica con Deep Camboya, tu sitio web dónde se pueden bajar libremente audios de shows en vivo, diferentes versiones de tus canciones y un montón de covers que van desde ‘El hombre suburbano’ de Pappo hasta ‘I Put a Spell On You’, el clasicazo de Screamin’ Jay Hawkins, y en el medio de todo (folklore, jazz, pop, blues, flamenco, rock).
Tampoco tengo objeción alguna con tu berretín de encerrarte entre cuatro paredes y comenzar a jugar con herramientas como el Pro Tools y hacer mush up experimentando con bases rítmicas de otras canciones, copiar y pegar y agregarle tu voz y tus teclados, luego subirlas al sitio Sound Cloud y contabilizar orgulloso: ¡2.333 grabaciones!
Pero hay que reconocer que también sos capaz de someterte tranquilamente a la tiranía de escoger diez canciones de una lista de más de cien como cuando grabaste El bohemio (2013), disco producido por Cachorro López en el que decidiste no tocar ningún instrumento, sólo cantar. Me agradó mucho enterarme que El bohemio tuvo su génesis en ‘Dentro de una canción’, un tema que te pinta de cuerpo entero, que dice entre otras cosas: “Dentro de una canción esta la vida, dentro de una canción llegará mañana, dentro de una canción se estira la cuerda del hambre, cabe poco dentro de una canción / Sólo sé que voy a vivir dentro de una canción, una canción va a llevarme a volar en alfombra/ Dentro de la propia sombra de una canción está la vida, está la vida, está la vida, está mi vida”…
A propósito, me gustó lo que le confesaste sobre este tema a Claudio Kleinman: “El título ya era interesante, porque es el contenido de una canción, o sea, lo que cabe dentro de una canción, y también es lo que ocurre cuando una canción termina. Mi frase favorita es ‘una canción va a llevarme a volar en la alfombra’. Creo que esa canción y esa frase sellaron el pasaporte para seguir volando y terminar con un disco en alguna parte. Armónicamente es el estilo tango criollo que usamos en Argentina hace ya cien años, o sea, la estrofa con acordes menores, y el puente con acordes mayores, el tango anterior a las partituras, como ‘Melodía de arrabal’ o ‘Mano a mano’. ‘Dentro de una canción’ tiene una melodía parecida a la de ‘Mano a mano’”.
Bueno Andrelo, espero que te lleguen pronto estas líneas y que alguna vez podamos encontrarnos cara a cara, aunque siento que ya somos como hermanos. Qué se yo, escucharte a través de tantas canciones entrañables me producen una extraña y linda sensación, sensación que muchos comparten conmigo.
Atentamente, un servidor.
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