Mucho se ha hablado en los últimos días de los números que arrojó el Cierre del Ejercicio 2023 que se tratará en los próximos días en el Honorable Concejo Deliberante. Sin ir más lejos, en una nota publicada ayer en estas páginas el presidente del principal bloque opositor, el arquitecto Luciano Carballo Laveglia, dijo que “la Municipalidad está quebrada”, en clara evidencia a los números en rojo con los que habría cerrado la comuna el año que se fue.

El cierre del Ejercicio es el balance de lo presupuestado y lo gastado en el año que pasó, que tiene injerencia en el deliberativo local, por su aprobación o no; pero que poco importa luego, salvo casos excepcionales, ya que el Tribunal de Cuentas suele sancionar por temas menores a los municipios y no atiende con la lupa que debiera los casos denunciados de déficits y demás.

Históricamente los municipios tratan de cerrar lo más prolijo que pueden sus cuentas en años normales, con poca inflación o sin crisis, pasando deudas de este año para el próximo, creando así la famosa “deuda flotante”, que se arrastra de un ejercicio a otro y se paga a futuro una deuda presupuestada el año pasado pero que voy a pagar este año con dinero de otro Presupuesto.

En la nota publicada ayer en este diario Carballo Laveglia dijo que el cierre del Ejercicio 2023 tiene un déficit de 1.500 millones de pesos, que seguramente sea lo que expondrá a viva voz en el recinto cuando toque tratar el expediente en cuestión. Lo que hay que ver es cómo defiende el oficialismo en las bancas los embates que hará la oposición sobre un cierre que con esos números o algunos menos, viene con un rojo importante.

Desde el balibuquismo primero y desde el pisanismo más acá, siempre se dejó pasar la posibilidad de tener un hombre de números en el bloque. El primer contador en ocupar una banca fue Javier Pedro Erreca; pero duró nada, juró y fue reemplazado al instante porque pidió licencia. Luego en una lista apareció Sonia Danesa, contadora ella; pero en un lugar relegado, suplente. De todas formas ha participado en más de una ocasión de algún debate de números.

Y no es un tema menor, porque si bien no tienen los votos para ganar una compulsa en el recinto, los Juntos UCR-CC tienen un ejército de contadores en sus filas, de los seis integrantes, tres son hombres de números: Pablo “Tula” Fabris, Karina Otano y Andrés Porris, dos con experiencia en este tipo de debates y el tercero, el más experimentado en lo privado, debuta en el tratamiento de un cierre.

Habrá que ver quiénes son los escuderos que salen en defensa del cierre desde el lado del oficialismo, porque ya no está Marcos Beorlegui, que defendía con política cuando los números no cerraban, por lo que han quedado en esa tarea la presidenta de la bancada, María Laura Rodríguez, y la concejal Mónica Ochoa, que cuando hay que ponerse el casco no tiene problemas en salir a defender y a cruzarse con quien sea.

Si los números son los que dijo Carballo Laveglia, habrá que ver la postura que toman las otras dos bancadas que tiene el Concejo Deliberante. El bloque de Juntos Pro de Ariel Alomar en este caso iría más para el lado de sus primos de Juntos UCR-CC y sumaría ahí su voto. La incógnita es Flavio “Toto” De Marco, del unibloque de La Libertad Avanza, quien en algunas cuestiones ha votado con el oficialismo y en otros con la oposición.

Sea cual fuere el voto de los dos bloques minoritarios que tiene la oposición, los ocho votos que tiene el oficialismo, más la herramienta del doble voto del presidente Franco Canepare permitirían que el cierre del Ejercicio 2023 termine aprobado por mayoría. Habrá que ver al final cuál es el verdadero déficit y lo más preocupante, cómo se afronta en este 2024.

Angel Pesce