19 de marzo de 2025
La ciudad toda de Bolívar despide hoy con dolor a la Hna. Amelia Bogarin, sierva de Jesús Sacramentado, que durante casi cincuenta años formó parte de la Comunidad de las Hermanas del Hospital y fue por su personalidad y sus cualidades una figura querida y reconocida en nuestro medio.
Había nacido en Buenos Aires, en el Barrio porteño de Parque Chacabuco, pero una compleja situación familiar hizo que pasara su niñez y adolescencia entre las Hermanas Trinitarias que se dedicaban a la formación de niñas y jóvenes. Allí estudió, inicio su gusto por la música y el canto y aprendió a bordar con exquisitez. Pero allí, entre las Trinitarias, no solo se educó, sino que conoció el amor de Dios y la riqueza de la vida religiosa. Así, con 17 años decidió consagrar su vida al servicio de Dios y de los hermanos más sufrientes.
Una clara y decidida vocación hospitalaria la hizo buscar más allá de lo que las Trinitarias podían ofrecerle. Así fue como el P. Francisco Echeverría, superior de los Trinitarios en Bolívar le hablo de las Siervas de Jesús Sacramentado, que tenían entre su apostolado la atención de enfermos en hospitales. Así conoció a la congregación de la Madre María Benita Arias, y en 1955 ingreso en el Noviciado de San Miguel, para iniciar su formación en la vida religiosa y luego su formación en la Escuela de Enfermería.
Ya profesa, los superiores la destinaron a diferentes Hospitales donde las Siervas de Jesús Sacramentado realizaban su apostolado. Así pasó por el Hospital Tornú, por el hospital de Córdoba y finalmente por el Hospital de Bolívar, donde desde el año 1967, con algún pequeño paréntesis, transcurrió prácticamente toda su vida religiosa, entregando su tiempo con dedicación a los enfermos. Junto a la inseparable Hermana Elba, fallecida hace cuatro años, estuvieron a cargo de la Farmacia del Hospital local., primero en el antiguo edificio de la Av. Fabrés García y luego en las instalaciones actuales, convirtiéndose en dos personajes difíciles de olvidar. Para todos eran "las Hermanas del Hospital".
Porque más allá de su silencioso apostolado junto a quien sufre, de la atención espiritual de los enfermos y aún, de la salud, con los conocimientos que su formación hospitalaria le permitía, se integraron en la vida religiosa y social de Bolívar, formando parte de nuestra ciudad por casi 50 años. A bordo de la famosa estanciera celeste, fueron durante muchísimo tiempo dos figuras conocidas por todos. Así, la Hermana Amelia, no se limitó al cumplimiento de su labor hospitalaria, que vivió con dedicación extrema, o a las normas de su vida religiosa de la que era celosa en su cumplimiento, sino que desarrolló una amplia labor en otros campos de la vida religiosa y cultural de la ciudad. Dueña de una privilegiada voz, formó parte del Coro Polifónico de Bolívar, dirigido por el Profesor Lavalle y dirigió durante largos años el Coro Santa Cecilia de la Parroquia San Carlos preparando con entusiasmo y conocimiento cada una de las celebraciones parroquiales.
Sabia de música y de liturgia, y cuidaba del lucimiento de las ceremonias, aunque ello significara grandes esfuerzos y largos ensayos, como la preparación de la Misa Criolla y el Te Deum del Centenario de Bolívar en 1978. Vinculada a los Trinitarios por su propia historia, se ocupó del Ropero Trinitario que atendía a las necesidades de los más pobres por los años 60 y 70, y organizó con gran entusiasmo la Peregrinación al Congreso Mariano de Mendoza en 1980. De sus manos salían también primorosos bordados con los que ayudaba ala economía de su Comunidad, y dueña como era de un espíritu exquisito, gustaba de la buena música por lo que fue asidua concurrente a conciertos y eventos culturales de la ciudad. Tenía un carácter fuerte, que podía parecer duro a simple vista, pero era solo un genio vivaz, tras un fondo de caridad y de una profunda humanidad, que a veces, la rigidez de su formación le impidió mostrar en su expresión más genuina.
El fallecimiento de la Hna. Elba, la falta de vocaciones religiosas y la avanzada edad de ambas, hizo que por decisión de los Superiores las Hermanas dejaran el Hospital de Bolívar en 2021, justamente cuando se cumplían 100 años de labor en él. La Hna. Amelia, que amaba Bolívar y sentía parte de su comunidad, sufrió hasta las lágrimas su partida. Pero fiel a sus votos de obediencia y a su concepto de la vida religiosa ala antigua usanza, callada pero sufriente, pasó a vivir a la Casa de Ancianas que la Congregación tiene en Casa de Jesús, en la Capital Federal.
Disminuida en su movilidad, pero lúcida, cumplió sus 90 años y pasó sus últimos días entre la adoración al Santísimo, la música clásica que no la abandonaba, y sus recuerdos imborrables de Bolívar y su gente. Después de una ligera indisposición, tuvo la inmensa gracia de morir en Casa de Jesús, el día que la Iglesia celebra a San José, de la que era devotísima.
Con su partida no solo Bolívar pierde una figura querida y popular, un ejemplo de entrega a Dios a través de los que sufren, una larga vida de consagración, sino también todos los que la tratamos y quisimos durante largos años, perdemos uno de los últimos retazos de lo que fue la activa vida parroquial los tiempos del Padre Palazzolo, aquel recordado coro con el órgano del "Chiqui Sanz", y tantas, tantas anécdotas que poblaron nuestra adolescencia de la que las Hermanas del Hospital, y la Hermana Amelia en particular fue y será un recuerdo imborrable.
Sus restos velados en el Santuario de Jesús Sacramentado, previa misa de cuerpo presente, recibirán sepultura en la Capital Federal.
Para los Bolivarenses, la figura de la hermana Amelia permanecerá para siempre en el recuerdo y en el afecto. Hermana Amelia Bogarin, por toda tu vida de entrega y por tu amor a la ciudad, Bolívar no te olvidará. ¡Descansa en paz!
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