Como cada diciembre, la comunidad que conforma la Biblioteca popular Bernardino Rivadavia -comisión directiva, artistas vinculados, hacedores culturales en general de la ciudad, colaboradores y amigos- se juntó a despedir el año y brindar por uno nuevo que sea próspero.

Ocurrió, con una buena concurrencia de gente, el sábado en el auditorio María B. de Barnetche, uno de los reductos culturales de mayor y más rica actividad de la ciudad, lo que se vio acentuado en este 2022, en parte a caballito de que la Asociación Musical, que tiene sede allí, celebró sesenta décadas y ’tiró la casa por la ventana’, y también de que el Polifónico volvió con todo tras tres años de ‘voces apagadas’ (con una pandemia en el medio), con dos funciones a sala ‘soldout’.

Se compartió una rica y variada cena de bocaditos, picada y empanadas, provista y servida por la firma Lucero. Cada cual habló con cada quien, la circulación entre mesas fue denominador común, como en cada reunión por el estilo entre gente que se conoce y/o comparte algo, en medio de un clima de serena alegría y satisfacción ya que la institución que preside Julio Falcierra un año magnífico, y esto puede objetivarse: fueron, por primera vez en muchísimo años -tal vez sea una cifra inédita en esta casa cultural- , más de doscientas actividades desplegadas en total en la entidad, como destacó el propio presidente en declaraciones a este diario que publicaremos próximamente.

Claro que el entusiasmo también se cifra en que hay proyectos, y uno es bien ambicioso: ampliar la capacidad del salón de la biblioteca, construyendo un balcón con escalera que permitirá llevar estanterías hacia el techo y así contener casi el doble de volúmenes. Como ya informamos aquí, es una etapa más de la remodelación estructural que la entidad encaró hace unos años, una vez que comenzó a recibir los recursos del ‘legado Barnetche’, un sustancioso aporte económico sistemático que le ha cambiado la vida. Esta labor incluye a los miembros de comisión directiva y allegados de la Rivadavia, quien estarán a cargo estas semanas del verano de llevar y traer libros para que la obra avance y de limpiar los que haga falta, a pincel y con mucha paciencia y cuidado (hay volúmenes de principios del siglo pasado, muchos de los cuales permanecen por años sin que nadie los consulte).

Aunque la tarea ya comenzó, mayormente se desplegará en enero, mes en el que tradicionalmente la institución de Las Heras 80 permanece cerrada. Antes, abrirá estas dos semanas finales del año en su horario habitual de 16 a 20.

Durante la juntada del sábado, antes del baile y el karaoke, hubo palabras alusivas, una abundante y exquisita mesa de dulces y las consabidas copas de champán al cielo para brindar, agradecer, abrazarse e ilusionarse.

Chino Castro.