Años atrás, las parcialidades de Chacarita y Tigre eran amigas. Hasta que hubo un partido “picante”, con gresca entre jugadores, que cambió todo, y de la amistad al odio hubo apenas un paso que lamentablemente se dio. Por eso el partido del miércoles entre ambos por Copa Argentina, era considerado de “alto riesgo”.

Ariel Penel fue designado árbitro principal del partido y Maximiliano Castelli actuó como uno de sus asistentes. Fueron dos de los testigos de los hechos de violencia que terminaron ratificando el “alto riesgo” de aquella calificación.

Ganaba 1-0 Tigre con gol  de Brahian Aleman y en el transcurso del segundo tiempo, cuando Penel expulsó al capitán del “Matador” se desató el lío. Adentro y afuera de la cancha; precisamente desde atrás del  alambrado voló una botella llena de líquido que impactó en el rostro de Fernando Brandán, jugador de Chacarita, y en definitiva el partido se suspendió.

Los médicos dijeron que el jugador no podía continuar, y Penel dio por finalizado el triste espectáculo, inmerso en un mundo de reclamos, insultos, amenazas, hacia él, entre los jugadores, los técnicos y hasta los dirigentes. Un papelón.

De regreso a Bolívar, “Maxi” le comentó a La Mañana que “lamentablemente era algo previsible y también evitable. Esto fue a pesar de que nos reunimos con los presidentes, el jefe del operativo y gente de la organización para tratar de evitarlo. Nada de eso justifica la violencia en la que vivimos".

Consultado sobre qué resolución podría tomarse en cuanto a lo continuidad del partido, expresó que los minutos restantes posiblemente se disputen a puertas cerradas, pero ya es una cuestión a resolver por el tribunal.

No es la primera vez que “Maxi” vive este tipo  de situaciones en una cancha. Señaló que ya son varias las ocasiones en que ha tenido que atravesar estos momentos que nada tienen que ver con el deporte. Y este fin de semana, en la fecha especial de la Liga, le toca actuar en el clásico  de Córdoba...