Dirán que en ningún momento dijo que no se retiraba, y es cierto; pero quienes conocemos desde hace algún tiempo a Juan Carlos Morán sabemos que esta es una derrota más, y que lejos de amedrentarlo o quitarle las ganas, le marca una cicatriz, sólo eso; pero no va a claudicar. Es cierto, tendrá más tiempo para sus hijos, Nacho y Maite, como bien reconoció, quizás también algo más de lugar en la agenda para atender cuestiones de su estudio jurídico.

El Morán de ayer era un Morán herido. Nunca estuvo tan cerca. En 1999 fueron sueños de juventud, y baño de realidad en la interna radical contra Juan Carlos Simón. En 2019 con toda la experiencia acumulada fuera de Bolívar tampoco pudo en las generales con Pisano. Y ayer tampoco, estuvo cerca; pero así como él mismo se encargó de decir en la campaña que “la intendencia no se define por ballotage”, perdiendo por un voto se quedaba sin chances, y perdió por más de 300.

Se preveía un final de bandera verde, lo habíamos publicado en estas páginas el mismo domingo en el anuncio de la contienda electoral. Nada hacía prever que se repitiera el resultado de las PASO, ni tampoco que se diera uno parecido al de 4 años atrás. Era otra elección, en un contexto distinto, con un escenario nacional y provincial diferente, y con Pisano más desgastado por la gestión, la pandemia, etc.

Meticuloso como es, Morán diseñó todo para ganar, detalle a detalle. Si bien delega y les dice “vos te encargás de esto, vos de aquello y vos de esto otro”, al final todo termina pasando por él, y les pasa revista para saber si las cosas estaban hechas como se había acordado. Pocos deben tener la meticulosidad de Morán a la hora de preparar una elección, que puede ganar o perder, pero por otros factores, no por dejar cabos sueltos.

Y la jornada arrancó tal cual lo previsto. Y fue voto a voto. Hubo alguna escaramuza en la Escuela N° 40 con la mesa de los extranjeros;  pero no fue más que eso. Y tras una larga jornada de votación, llegó el momento de esperar el recuento, la apertura de las urnas, el conteo de los sobres, el separar las boletas y hacer las pilitas y contar, a ver quién había sacado más votos.

Poco a poco, después de las 18 horas el comité radical se fue poblando de parroquianos, afiliados, simpatizantes, adherentes, como siempre. Había una gran expectativa, un gran clima de festejo, se palpaba en el ambiente que veían la elección muy cercana, que tenían datos que los hacían ilusionar. Morán estaba por ahí adentro, junto a otros popes, en el centro de cómputos, casi no se lo vio hasta bastante entrada la tarde-noche.

Las primeras mesas que se dieron a conocer en el comité eran chicas, de Urdampilleta la primera, con triunfo para Morán, por poco, porque tampoco eran muchos los votos sufragados ahí. Después la de Ibarra, y revés, triunfo de Pisano. Como de costumbre, las primeras en conocerse fueron las de los pueblos, mechando con alguna local que siempre se cuela porque quienes están en el conteo son jóvenes, experimentados, hábiles o lo que sea, pero siempre pasa.

Había una cifrada esperanza en las localidades. Juntos había andado muy bien en Urdampilleta y Pirovano en agosto, y pensaban que si repetían la elección estaba casi ganada. Y no estaban equivocados, pasa que en Pirovano ganaron por algo más de 40 votos, y Urdampilleta por poco más de 100, y los 500 de diferencia esperados quedaban lejos. El inicio de la obra de cloacas en Urdampilleta, el gas y el acceso de Pirovano habrían obrado el milagro a favor de Pisano.

Francisco Alabart y Ricardo Landoni, dos próceres de la UCR, solían recordar que en la elección de 1973, en la que se impuso Francisco Ravassi sobre Vicente Caligiuri del PJ, la elección en Bolívar fue pareja, los peronistas sacaron a pasear a su candidato, y cuando vinieron las urnas de Urdampilleta y Pirovano Ravassi dio vuelta la elección y Caligiuri debió dejar de andar en andas por la San Martín.

Ayer el escenario era parecido, elección pareja que sólo podía destrabarse con una buena diferencia para uno u otro en los pueblos. Viendo las PASO, la diferencia debía ser para Morán; pero yendo a la realidad, los votos fueron para el lado de Pisano, y esta vez los pueblos, tantas veces hostiles al peronismo, le dieron un guiño de esperanza para que terminen las cloacas y demás obras prometidas.

Después de un rato, cerca de las 20 horas, quizás algo más, Morán salió por primera vez del cuarto que oficiaba como centro de cómputos, hizo una seña con el dedo hacia donde habíamos algunos hombres de prensa, pulgar hacia abajo. Se acercó y dijo que la tendencia empezaba a darse a favor de Pisano, que la diferencia de los pueblos no alcanzaría; pero que todavía faltaba. Fue el primer indicio de que la podía perder.

Luego hubo más señales, algunas caras, algunos comentarios, los resultados que se daban parejos pero cada vez que ganaba Pisano en una mesa, la diferencia era mayor que la que sacaba Morán en alguna otra. Y así hasta que por el televisor apostado en el comité vimos cómo desde el bunker de Unión por la Patria el intendente Marcos Pisano y el senador Eduardo “Bali” Bucca salían a festejar y a anunciar que con el 85% de las mesas escrutadas la tendencia era irreversible y que el intendente a partir del 10 de diciembre seguirá siendo el que está.

Morán reconoció la derrota y repartió palos para varios lados

Después de un largo rato y de que siguieran llegando al bunker de la UCR varios dirigentes y militantes destacados, Morán salió a enfrentar al público y a los medios apostados en el lugar, a reconocer la derrota ya dar un duro mensaje.

En tono a veces enérgico y otras angustiado, Juan Carlos realizó un pormenorizado discurso en el que analizó las causas de la derrota. Fue muy duro al señalar conceptos vertidos por los referentes del oficialismo triunfante cuando lo señalaron como parte de “la vieja política” y les devolvió el guante arrojado al señalar a Bucca como “niño mimado de De Vido, el ministro más corrupto de todos”, entre otros conceptos.

También cruzó muy duramente a César Pacho, contra quien pidió sanciones de parte de las autoridades del Comité Radical, a quien le hizo cargo haber trabajado para Pisano luego de las PASO.

Agradeció a todos los militantes que lo acompañaron y muy especialmente a su familia, dio algunas explicaciones en torno a la denuncia formulada por irregularidades en la Mesa de Extranjeros y denunció aprietes a los empleados municipales.

“Reconozco la derrota, pero la verdad es que no sé a quien felicitar”, resumió Morán, quien habló por espacio de más de 30 minutos motivo por el cual su palabra completa será reproducida por este medio en próximas entregas.