13 de agosto de 2024

ENTREVISTA

ENTREVISTA. "Tocar Piazzolla después de toda la vuelta que di, me parece algo maravilloso"

Rubén Izarrualde se presentará el 17 en el auditorio.

por
Chino Castro

De regreso a Bolívar, el flautista Rubén 'Mono' Izarrualde dará un nuevo impulso, en sociedad con Andrés Peláez al piano, a piezas poco conocidas de Piazzolla, "un material maravilloso", en su entusiasmado mirar de veterano del mil batallas musicales que a la vuelta de su carrera encuentra en este plan "una novedad" y "un redescubrir" al gran compositor.


Será desde las 21.30 del sábado 17, en auditorio de la Rivadavia, que organiza la velada junto al músico Ariel Adrián Tardivo, y con entradas anticipadas a 5 mil pesos y a 6 mil en puerta.


Andrés Peláez es un pianista platense. "Le gusta mucho Piazzolla y toca Astor con otros intérpretes; es profesor en Bellas Artes y en varios lados, y fundamentalmente un tremendo músico", elogió el siempre locuaz, generoso e histriónico 'Mono' vía telefónica desde La Plata.


¿Por qué Piazzolla y por qué ese repertorio de Astor, que no es lo más popular de su obra?

-Pasa así: un día, un amiga me dice 'che, traje un libro de Estados Unidos, de Piazzolla para flauta y piano, con cosas preciosas'. Empecé a leer, a leer, y a enamorarme de la obra, porque la verdad que es un material maravilloso. No están los temas más conocidos, ni Libertango, ni Verano Porteño, no hay nada de eso. Ausencias es uno de los temas, que es una preciosidad. Fracanapa, dedicada a Francisco Canaro. Psicosis. Cosas muy lindas que en general no se conocen. Un material que mechamos con Vuelvo al sur, por ejemplo, que todo el mundo ha escuchado, para darle un dulce a la gente.


Algún 'centro' hay que tirar.

-Claro. Yo hago una versión en flauta de Chiquilín de Bachín, el pianista una de Verano Porteño o de otra obra, y juntos hacemos la Milonga de Jacinto Chiclana, de Piazzolla y Borges, la única que va cantada, la canto yo. Está puesto como una frutillita en el medio. Yo la canto y hago el recitado también, y significa un punto de quiebre porque todo es instrumental lo nuestro.


Bueno, podríamos calificarlo de otro dulce que se le da al público, ya que mayoritariamente estamos habituados a la música con voz.

-Una, una, por lo menos una cantada, claro. Hacemos esa obra después de un torbellino de seis o siete piezas instrumentales, que la gente tiene que un poco digerir porque no es música conocida, no está en la radio, no es que prendés y ese tema aparece, no, no aparece.

Tan lejos y tan cerca


La obra de Piazzolla es notable porque sigue ofreciendo aristas para buscar, para deconstruir y reconstruir, para intentar alguna vuelta de tuerca, si se puede decir así. Te escuchaba y recordaba a Spinetta contando que de muy joven se peleaba con sus tíos, tangueros tradicionalistas: "¿Pero no ven que Piazzolla es el futuro, nos habla desde el futuro, no ven que en su música están los rascacielos, las autopistas, la ciudad desarrollada?". Hoy hay Inteligencia Artificial, la humanidad va a clonar, pasan las cosas que pasan y Piazzolla sigue hablándonos desde el futuro, es increíble.

-Sí, sí sí sí sí sí sí. Bueno, a ver, como también le pasa al 'Flaco' Spinetta, el 'Flaco' en sus canciones también nos habla desde el futuro.


Y Borges escribe desde el futuro.

-Borges también escribe desde el futuro. Perdón, pero yo estoy en La Plata en este momento y Favaloro nos hablaba desde el futuro.


¿Qué representa tocar este repertorio hoy, en un mundo así?

-Es una novedad para mí, porque tocar Piazzolla después de toda una vuelta que yo di, a mis setenta pirulos, me parece algo maravilloso. Y además, redescubrir, de algún modo, al compositor, ¡a ese tremendo compositor! Una cosa vasta la suya, enorme, infernal, con una rítmica y una melodía, y una composición de armonía, una cosa pero bellísima. Y a la vez lo escuchás y decís 'loco, pero si esto es simple', y no, no no, porque ahí adentro te pone una segundas menores que decís, 'no, está equivocado el piano', y no, para nada. Bueno, él estudió con Ginastera, no con Juan de los Palotes, el tipo se formó con músicos recontra grossos. Y su vida pasó por tocar también con músicos recontra grossos. Fue músico de Troilo, loco, ¿entendés? Se salvo milagrosamente, Gardel lo quería llevar con él (pudo haber muerto en el accidente aéreo de Medellín). Tenía un don, y la francesa lo vio (Nadia Boulanger, con quien se formó un período). Le dijo 'no, usted haga eso que hace, toque lo suyo, no quiera hacer otra cosa, por favor'.


Y ese fue el kilómetro cero de Piazzolla para ser Piazzolla, de algún modo. Boulanger lo vio y tuvo la generosidad de decírselo, de darle esa cachetadita que significó el despertar de unos de los artistas más geniales de la historia.

-Sé vos, sé vos. Ahí ya era él, ya tenía esa impronta, ya componía esas cosas. En la versión que yo hago de Chiquilín de Bachín, sin ponerme en ningún lugar de nada, me voy al Buenos Aires antiguo, al sesenta o sesenta y pico, cuando estaba toda la polución y venía el viento del río y se la llevaba, vos no sabías dónde pero mirabas hacia arriba y ya no estaba más. Veo esa nocturnidad, y trato de llevarle al instrumento esa nocturnidad que tiene el tema, esa cosa tan divina. Y bueno, esa es como una mirada de uno de Piazzolla.


Hablaste de simpleza. Para alguien no formado musicalmente, la música de Astor es sencilla de escuchar. Pensaba en algo que dijo Daniel Melero: Lo simple puede incubar ideas complejas, que se explican o se resumen en esa simpleza. Sin embargo lo sencillo ya representa un grado superior, es algo así como la instancia superadora de la simpleza, vendría a ser lo sublime. Piazzolla encaja ahí, es eso.

-Exacto, exacto, eso es así. Y el tipo lo ha logrado, ¿entendés? Este material está arreglado para flauta y piano por algunos pianistas americanos y otros ingleses, pero nosotros le damos nuestra impronta, porque somos argentinos, somos de acá. Algunos arreglos no me gustan tanto y no los respeto, hago lo mío, pero sí me encanta la obra, entonces voy atrás de ella.

Un 'Mono' en casa conocida


Has recorrido el mundo, y en Bolívar has tocado unas tres veces. ¿Recordás esos conciertos, ya formaste acá un grupete de amigos que sabés que van a estar?

-Sí, sí sí. Tengo un grupete de amigos... Fuimos con Cuartoelemento a una Rural, después a un teatro, también a diferentes salas y hasta en un club tocamos, con Monotributo.

Hasta de público viniste. Te recuerdo en marzo de 2012, en el Coliseo, cuando tocó Raúl Carnota. (Izarrualde tenía familia en la ciudad, era cuñado del también músico Ariel Tardivo.) Recuerdo también tu risa cuando Raúl desde el escenario tiró: "Permiso, sé que estoy en el pueblo de Tinelli, pido disculpas porque voy a hacer una vidala".

-Jajajaja, qué turro que era Dios mío, qué maravilla de tipo... Me acuerdo, me acuerdo. Tengo buenos conocidos, he pasado muy lindos días, me he quedado hasta una semana ahí. Es una de las ciudades a las que habitualmente voy, como Carlos Casares, porque mi padre era de Casares. Tengo diferentes amigos, lo que también tiene que ver con el entorno musical.


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