9 de noviembre de 2024
Estuvieron dos largos días con la brigada de la Federación Bonaerense participaron tras el colapso del Hotel Dubrovnik.
Víctor Urigoytea, Franco Pasos y Darío Thomann son los tres bomberos que fueron desde el cuartel de Bolívar, representando a la Federación Bonaerense, a colaborar en la tragedia de Villa Gesell con el derrumbe del Hotel Duvrobnik. En exclusiva hablaron con LA MAÑANA sobre sensaciones y experiencias de haber sido parte de un hecho de esos que quedan en la historia.
"Pertenecemos a la Federación Bonaerense -comenzó Urigoytea- y fuimos convocados para participar del evento. Los tres que fuimos de Bolívar somos instructores de rescate urbano y pertenecemos a una brigada que está en formación que actúa en este tipo de casos. Cuando se desmoronó el hotel en Gesell fue requerida la presencia de la brigada y fuimos convocados".
Darío Thomann agregó que "en el momento del suceso ya entre nosotros empezamos a hablar y a decir que estaría bueno ir a colaborar. El miércoles posterior salió un alerta amarilla y preguntaron en el grupo quién estaba disponible para ir, el miércoles por la noche se transformó en alerta roja y nos convocaron para asistir el viernes a las 8 de la mañana. El mismo miércoles nos juntamos con el jefe (Jorge García) en el cuartel para organizar, y el jueves por la tarde estábamos saliendo para la costa".
"Llegamos a las 2 de la madrugada del viernes - continuó Thomann-, nos encontramos con la otra parte de la brigada que venía desde Buenos Aires, nos asignaron un lugar para descansar un rato, y a las 6 de la mañana ya estábamos en el lugar para empezar a prestar servicio. La Federación Bonaerense trabajó en el lugar desde el viernes a las 8 hasta el domingo a las 20 horas".
Franco Pasos relató que "durante el viaje íbamos hablando y planeando qué era lo que podíamos hacer; pero cuando llegamos al lugar y al momento de actuar nos cambió todo. Estamos muy bien preparados para trabajar como lo hicimos a la par de Policía Federal y de las distintas brigadas que asistieron".
Urigoytea se refirió al equipo que llevaron para la intervención: "Está compuesto de rodilleras, coderas, borregos, mameluco manga larga, casco, barbijo, faja lumbar, que nos sirvió un montón. Cada turno de trabajo eran 12 horas continuas, eso lleva un desgaste físico y mental. La Federación puso todo lo que tiene que ver con herramientas para trabajar sobre estructuras".
Víctor contó que "soy instructor de la especialidad desde 2009, siempre anhelás poner en práctica lo que estudiás, para lo que te capacitás, porque hemos hecho muchos cursos, pero siempre en simulacros, nunca un evento de estas características. Cuando se supo lo del hotel me convocó el jefe, Jorge García, para comunicarme lo que había pasado, en un primer momento pensamos que no nos iban a llamar porque estamos lejos, pero a medida que pasaron las horas crecieron las expectativas hasta que fuimos convocados. Gracias a las capacitaciones recibidas pudimos estar a la altura de las circunstancias y un poco más".
La charla entra en detalles de la despedida en el cuartel, con todos los bomberos del cuerpo activo deseándoles suerte, y cuestiones del viaje: "Nos turnamos para manejar con Darío", contó Víctor, quien además agregó que "por cuestiones de tránsito llegamos algo más tarde de lo previsto, teníamos que estar 0.30 en Gesell y arribamos alrededor de las 2 de la madrugada".
Urigoytea también destacó que "yo iba a cargo del grupo de Bolívar y fue mi decisión que trabajáramos los tres juntos, porque quería cuidar a mis compañeros. Ellos saben el potencial que tengo y yo sé el que ellos tienen, y eso hace que nos complementemos bien. Decidí tomar el turno noche para trabajar, que es el más complicado porque siempre hay menos gente y no contás con tanto apoyo; pero nos desempeñamos bien. La Policía Federal estaba a cargo de las tareas, a medida que nos fueron conociendo nos dieron más espacio, lo fuimos ganando en realidad, hasta llegar al punto de trabajar codo a codo con gente que hace muchísimo que está trabajando en esto, que tiene muchísima experiencia, algo que a nosotros nos sirvió mucho, a toda la brigada. Además se brindaron y nos enseñaron, había cosas que jamás hubiésemos pensado que íbamos a hacer".
Yendo al trabajo concretamente que tuvieron que hacer, Urigoytea detalló: "Nosotros teníamos que hacer rompimiento y penetración, que consiste en romper las losas y sacar los escombros, y hubo un momento que las dos grúas que había trabajando en el lugar no daban abasto para sacar el material que generábamos nosotros. Volvimos contentos porque fuimos un montón de compañeros y no hubo ningún y ningún lastimado, el profesionalismo se vio en todo momento".
Thomann contó que "cuando llegamos tuvimos que armar el campamento de la Federación, y armar un comando afuera y otro cerca de la parte 'caliente' para hacer toda la logística. La primera brigada entró a la parte 'caliente'a trabajar y nosotros nos quedamos armando la logística afuera, eso fue hasta el mediodía del viernes, y nos retiramos a descansar porque a las 20 horas nos tocaba entrar a nosotros".
Darío también dijo que "siempre tuvimos la esperanza de encontrar alguno de los cuerpos que buscábamos, uno en realidad va a eso, a querer sacarlos y en lo posible con vida; pero cuando vimos la estructura cómo estaba, lo complicado del colapso, daba poco margen para que hubiera vida; pero la esperanza no se pierde hasta el último momento, porque generalmente quedan espacios vitales donde pueden llegar a estar".
Franco se refirió a la interacción que tuvieron con los vecinos de Gesell en los ratos de descanso: "La gente nos agradeció el hecho de que hayamos ido a ayudar, estábamos sentados descansando y nos ofrecían ensalada de fruta, medias lunas, torta, mate, agua, nos preguntaban si precisábamos algo". Y agregó algo que suele pasar: "Perdimos la noción del tiempo, agachás la cabeza para ponerte a trabajar y cuando la levantás ya tenés el sol arriba, y te preguntás 'cuándo pasó'".
Pasos también tuvo una anécdota para contar cuando se le consultó si hay tiempo para hacer amigos en situaciones así, trabajando a la par con gente que por ahí uno no vuelve a cruzarse nunca más: "En 2011 hicimos un curso internacional de esta disciplina durante una semana con un chico de 25 de Mayo, con el que me tocó convivir, mantuvimos la relación por teléfono o a través de las redes sociales y en su momento nos habíamos sacado una foto. Justo nos cruzamos en este siniestro y quedamos en que teníamos que renovar la foto, y nos sacamos otra foto parecida a la que nos habíamos sacado cuando ambos iniciamos este camino".
Urigoytea contó un detalle no menor, y es que en el lugar del siniestro "llegamos a trabajar a la par entre 75 y 100 personas, por momentos 50, el domingo me tocó quedarme a cargo porque éramos dos líderes y el otro paró para comer, y quedé al frente de 16 brigadistas y unos 40 ó 50 bomberos, para nosotros era impensado estar viviendo algo de tal magnitud y haciendo ese tipo de tarea, no porque no estuviésemos capacitados, sino porque nos faltaba la experiencia".
En el transcurso de la charla salen dos temas interesantes, sobre cómo se trabajó en Villa Gesell y la utilización de cámaras y perros, algo que Bolívar no tiene. Al respecto Thomann dijo: "Es muy difícil tener un perro, necesitás de una persona que se dedique mucho tiempo al entrenamiento del animal, requieren de un cuidado especial. Hay perros en la zona o en la misma Federación que están muy bien entrenados y a disposición. En algún momento hablamos de tener un perro, pero no tenemos personal que se pueda dedicar. En Carlos Casares hay un perro que está en la regional nuestra, que de necesitarse en una hora y media lo tenés acá, y hay uno en formación en Urdampilleta".
Sobre el mismo tema Pasos reconoce que "en su momento cuando empecé con esto quise armar un perro; pero hablando con gente de la brigada me explicaron lo tedioso que es esa tarea y opté por no seguir adelante con eso".
Y sobre la posible incorporación de una cámara como la que utilizaron en Gesell para que ayudara a la búsqueda bajo los escombros, Urigoytea manfiestó: "La cámara tiene un costo, hoy todo es caro; pero las utilidades que nos puede dar son muchísimas, te sirve no sólo para este tipo de siniestros, también se la puede utilizar en incendios, en búsqueda de personas, algún animal caído en un pozo. Hoy Bolívar no cuenta con una cámara pero no creo que pase mucho tiempo sin que podamos tener una". Y agregó: "No son cámaras difíciles de operar, de hecho nosotros operamos dos cámaras en Gesell, una de la Federación, y cuando se quedó sin batería operamos la de la Policía Bonaerense que era más técnica, tenía más 'chiches'".
Víctor destacó la labor de Darío Thomann cortando losa: "El fue el partícipe de hacer la mayoría de los cortes de losa porque es operador en altura, en un determinado momento tuvo que utilizar la máquina hacia el vacío, como líder del equipo le dije 'podés, te animás', y fue como incitarlo a que lo haga. Y lo hizo sin ningún inconveniente".
Siguiendo con los detalles de equipamiento que se utilizó en el hotel de Gesell, Urigoytea contó que el cuartel de Bolívar no tiene drones propios pero "tenemos un compañero que tiene uno particular, que lo maneja y lo hemos utilizado algunas veces. Es algo muy útil. Te permite tener un acceso a los sitios que no lo tenés de otra forma".
Para dimensionar lo que fue el trabajo que realizaron los bomberos de Bolívar y el resto, Urigoytea contó lo que sacaron mientras ellos estuvieron esos dos días: "Debemos haber sacado unos 40 ó 50 contenedores con escombro, más otros 200 ó 300 bolsones. La logística fue muy buena, prácticamente no tuvimos que esperar para poder seguir sacando material".
Ninguno de los tres bomberos bolivarenses que concurrió a Villa Gesell a colaborar con las tareas de remoción de escombros y búsqueda de personas con vida o cuerpos de los fallecidos conocía esa localidad de la costa atlántica. "La playa la vimos de lejos", contó Thomann.
Franco Pasos reconoció que "si bien teníamos estipulado que eran dos días y nos veníamos, siempre te quedás con ganas de seguir; pero el cuerpo te dice que tenés que parar. El viernes trabajé a la noche, descansé 4 horas, no tenía más sueño y no quería quedarme sentado en la carpa, y le pedí de trabajar al otro encargado.
Volví a trabajar a las 4 de la tarde, era la medianoche y seguía trabajando, entró Víctor con el grupo que me tocaba estar y seguí trabajando, casi 24 horas sin dormir, habremos dormido 8 ó 9 horas en total, yo no quería perder tiempo durmiendo, quería ir a trabajar".
Pasos contó su experiencia ante el siniestro: "No bien entré al edificio me di cuenta que una cosa es explicárselo a un grupo al que le estás dando una capacitación y otra es verlo en persona, es totalmente distinto. Podés ver videos; pero entrar ahí y ver eso es otra cosa, lástima que nos dejaron sacar fotos ni filmar, si te veían con un teléfono te sacaban directamente, la policía no quería que se filtrara nada como pasó los primeros días".
Llegó un momento en que Franco se quebró, fue cuando habló del apoyo de su familia: "Que te espere en tu casa y te reciba con un abrazo, y te diga 'felicitaciones', es muy gratificante, además de los compañeros que nos esperaron en el cuartel junto con la Comisión Directiva".
Urigoytea fue claro: "La sociedad de Bolívar se puede quedar más que tranquila no sólo por nosotros sino por todos los integrantes del cuartel, que estamos capacitados y preparados para trabajar a la par de cualquiera en cualquier tipo de situación. Los chicos (Franco y Darío) es para sacar el sombre por cómo trabajaron. Siempre viajamos juntos, compartimos capacitaciones de brigada, entre nosotros había señas y ya nos entendíamos, no necesitábamos hablar, eso habla de la confianza y el conocimiento del grupo".
Víctor contó que su familia le recriminó "no haber contestado el celular, pasa que estaba muy compenetrado con el evento y no tuve mucho contacto con ellos. Saben que cuando me comprometo con algo no hago otra cosa más que eso, son pequeños detalles. La familia es fundamental, mis suegros son de Bariloche, el colectivo llegó a 9 de Julio, el sábado los tenía que ir a buscar y yo no estaba, así que mi hermano la tuvo que acompañar a buscarlos. Son experiencias únicas, tengo 25 años de bombero y nunca pasó esto, no podía perder la oportunidad. Cuando le dije que iba no le gustó mucho; pero sabe que es para lo que uno se capacitó durante tanto tiempo". Darío también sostuvo que la familia es fundamental: "Sin ellos no podés hacer un montón de cosas, bomberos te requiere ya y ya tenés que responder. A mi mamá tampoco le gustó mucho cuando le comenté que estaba la alerta amarilla, pensó que no iba a ir porque muchas veces existen estas alertas y después no vamos. Cuando le dije que me iba no le gustó nada, porque venía viendo los noticieros".
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