3 de octubre de 2022
Con una carrera que no para de sembrar aprendizajes y cosechar experiencias, el bolivarense Manuel Fernández tuvo un 2022 muy activo en cuanto a su carrera de entrenador. Con un primer paso por Ferro Carril Oeste y luego en Alvarado, el ex jugador de Empleados de Comercio dejó su sello en el Torneo Nacional. Además de su actualidad profesional, “Manu” es una cantera inagotable a la hora de hablar de fútbol, lo que ayuda mucho a comprender lo que se vive hoy en la alta competencia. En una mano a mano con La Mañana se permitió profundizar sobre distintos temas.
¿Cómo fue el balance de un año en donde tuviste mucha actividad?
- Fue un 2022 diferente, sobre todo por el Mundial ya que las competencias van a terminar un poco antes de lo de habitual. Si bien transitamos la mitad del año, ya llegamos a la parte final, por lo que hay que ver si nos da el tiempo como para embarcarnos en un nuevo proyecto. Es un momento en el que estoy juntando energías, volviendo al pueblo donde están las raíces.
Tuviste la oportunidad de estar al frente del proyecto de Ferro…
- Tuve la posibilidad de armar la idea. Era un plantel que se había desmantelado, donde se fueron 18 profesionales, que había dejado los objetivos muy altos, ya que jugó semifinales por el ascenso. Era un proyecto importante, en un equipo grande de la categoría, donde considero que logramos armar un buen plantel. Fue complicado en cuanto a los tiempos, ya que el mercado de pases finalizó cuando se jugaba la cuarta fecha. Te dan la posibilidad de incorporar aún con el torneo iniciado, por lo que nos costó trabajar con los jugadores que habíamos elegido, por los que habíamos apostado y estábamos muy contentos. Es difícil lograr un funcionamiento. A eso hay que sumarle que Ferro es un club muy grande, con muchas aspiraciones. Estaba claro que no habría paciencia ante la ausencia del resultado. Lamentablemente nos tocó rápido abandonar ese proyecto.
En las últimas fechas la reprobación del público se hizo sentir ¿cómo conviviste con eso?
- El cambio fue grande, venía de Agropecuario en donde las cosas eras distintas, sobre todo por la idiosincrasia de la gente. En Ferro hay personas que tuvieron la oportunidad del ver al equipo estar en los primeros planos en la década del 80. Hoy y desde hace muchos años a esas mismas personas les toca ver a su equipo compitiendo desde hace mucho en el Nacional y como que no lo pueden entender. Necesitan que todo sea ya. Esa histeria atenta contra el contexto, ya que el desarrollo de los partidos no tiene que ver con eso. Ellos quieren ascender en la segunda fecha y es imposible. A los jugadores se le hace muy duro también, ya que no pueden desarrollar su juego con esa tranquilidad que te ayuda a tomar las mejores decisiones.
Tras esa experiencia también tuviste la oportunidad de trabajar en Alvarado…
- Fue un proyecto diferente, ya que era algo que ya se había armado. Las cartas estaban dadas vueltas sobre la mesa. Cuando nos reunimos con los dirigentes nos dimos cuenta de que había muchas cosas que eran compatibles para que nosotros pudiéramos trabajar. Decidimos agarrar el desafío a 48 horas de haber dejado Ferro. Vimos un predio que tenía potencial, pensando un proyecto a largo plazo, haciéndonos cargo del equipo no sólo esta temporada sino la que viene. Enfocar el trabajo para apoyar a los juveniles, trabajando para mejorar la infraestructura. A medida que fuimos caminando el día a día, los dirigentes buscaron otros rumbos y cambiaron la dirección del proyecto, haciendo que se desviara de lo que se habló al principio, por lo que decidimos de común acuerdo un punto final.
¿Cómo conviven los entrenadores con las urgencias del fútbol hiper resultadista en el que vivimos?
- Los proyectos son de los clubes. Muchas veces nosotros nos sentamos para ejecutar lo que ellos proyectan. Está en los dirigentes elegir bien a esas personas, las cuales tienen la empatía para llevar adelante lo que piensan. Es fundamental aclarar que todos los objetivos que se trazan van de la mano con los resultados. Es difícil sentarte a hablar y exponer que uno busca potenciar 4 jugadores de las inferiores para que se afiancen en el primer equipo. O también sobre mejorar la infraestructura para que los jugadores que se forman tengan más elementos para perfeccionarse. Todo, absolutamente todo se basa en el resultado deportivo. Está claro que se compite para ganar, pero creo que en el medio de eso, se van dejando de lado aspectos importantes, los cuales en un futuro te puede ayudar a conseguir cosas importantes.
En medio de un contexto tan caótico ¿por qué el fútbol argentino sigue siendo una cantera inagotable de futbolistas?
- Porque sigue existiendo el talento. Por más que los chicos tengan la posibilidad de desarrollar otros aspectos a diferencia nuestra, que sólo jugábamos a la pelota. Hoy se puede aprender un idioma, música o se puede profundizar en la práctica de otra disciplina deportiva. Hoy los chicos hacen otras cosas, el fútbol se practica menos, pero no deja de sacar valores. Ese talento que tienen los argentinos hace que nuestro país siempre nutra a todas las mejores ligas del mundo.
Tus inicios van de la mano con la formación de futbolistas ¿no tenés ganas de volver al fútbol base?
- Por ahora no, creo que en algún momento mi cuerpo me pedirá volver. Tuve desde que dejé de jugar tuve la oportunidad de incursionar en este deporte desde muchos lugares. Con Fabio Radaelli en Tigre con los chicos en sus primeros años. En Racing tuve la chance de dirigir en categorías mayores como la Sexta división. Cuando estuve en Central Norte de Salta, gestionando las cuestiones del fútbol en general. Luego en Chile con Martín Palermo en Unión Española, sumando como ayudante de campo en su cuerpo técnico. También en los interinatos de Racing y Defensa y Justicia en Primera. Dirigir la Reserva en Defensa, hasta que decidí armar mi proyecto de entrenador. Considero que a lo largo de los años me fui nutriendo, dando pasos que son necesarios para llegar a ser cabeza de grupo. Lo estoy disfrutando mucho, siendo consciente de las cosas que hay que entender en este medio.
¿Te tentó el Club Ciudad de Bolívar para dirigir en algún momento?
- Nunca hablamos formalmente. Cuando Guillermo (Panaro) y Marcelo (Tinelli) gestaron los primeros pasos, “Guille” hizo un intento para que me sumara desde algún lugar. Fue justo en un momento en el que no tenía trabajo. Más allá de eso, nunca existió un llamado formal. Ojalá que el Club Ciudad pueda crecer y estar en los primeros planos. Veo que el fútbol en la ciudad esta cambiando. Tuve la oportunidad de ver a Empleados también, algo que me generó mucha alegría, ya que se respira un aire distinto, veo que está todo más profesionalizado.
Se viene el Mundial y se va a dar una situación muy especial para vos, ya que el nueve de este seleccionado (Lautaro Martínez) es un jugador que tuviste la oportunidad de entrenar y que siempre que es consultado él te reivindica como la personal que más lo marcó en el fútbol…
- Va a ser especial verlo. Más allá de que ya viene destacándose desde hace mucho en el Inter y la selección. De que jugó la Copa América y las eliminatorias. Al principió le costó afianzarse y quedarse con la camiseta nueve. Hoy ya es un indiscutido y tengo la certeza en esta charla para decirte que va a ser el nueve del Mundial.
¿Sufrís cuando mirás sus partidos?
- El me transmite mucha tranquilidad. Sí es verdad que cuando lo veo siento algo distinto, algo que no me genera ningún otro futbolista.
Tenemos la experiencia de lo que fue el Mundial 2002 cuando el equipo llegó a la competencia con los mejores pergaminos y luego se desinfló ¿Es diferente ahora, podemos ilusionarnos sin pensar en los antecedentes?
- Creo que es un gran momento. Es un equipo que genera cosas en la gente, que da ganas de verlo. Hace mucho tiempo que no pasaba algo así, creo que desde los tiempos de Bielsa, un equipo que era otra cosa. Estas producciones no te aseguran que en el Mundial todo lo que venimos viendo se repita. El fútbol es tan lindo por lo impredecible que es. Son tan pocos los partidos, que muchas veces esa hegemonía que se demuestra previamente no se puede plasmar en la competencia.
El Mundial no es un torneo de regularidad, es muy injusto…
- Me quiero guardar la cuota de optimismo, sabiendo que es un torneo muy complejo. Es muy corto, se depende de muchas cosas mínimas, de un partido. Es cierto que este equipo te invita a pensar que el objetivo se puede conseguir.
P.L.P.
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