Opinión. El pescador en su salsa

Siempre jugando a la mancha con liebres, 'Bali' ya está al salto por alinear lo que Pacho abandonó al marcharse del brazo de Milei: el vecinalismo, ese sueño húmedo de todo político de pueblo, ese pescar en todas las lagunas que el exintendente supo hilvanar grosso al punto que, si hubiese sido un 'taraleti' con la caña, no hubiera ganado sus dos campeonatos locales ni con todo el peronismo en su puño en una ciudad radical en que la UCR, o como se llame ahora el ajado colectivo en el que intenta recalcular rumbo, no consigue recuperar la corona que resignó en el ya lejanísimo 2011, un cetro que sigue creyendo propio con ese afán supremacista con que Estados Unidos se autopercibe gendarme del mundo o Gallardo afirma aceptar como natural que "a River se le exija más que al resto".

En estos días Buscca piropeó a la UCR, dijo a un medio colega que le "encantaría" tramar una alianza con radicales y que trabajará para eso. No casualmente, lo dice después de que César Pacho dio el salto hacia La Liberta Avanza, yéndose a un extremo del arco político y privándose de pescar ancho, un 'deporte' para el que el delgado dirigente daba idea de que estaba pertrechándose bien. Se la jugó, eso sí: si a Milei no le va horrible, recolectará frutos a toda canasta, hay que recordar que el exarquero del 'funebrero' venció aquí 70 a 30 en 2023. Un culmen del gorilismo regional. Pero si revienta, asistiremos -otra vez- a la ignominia de bolsones cada vez más grandes de excluidos de diversos layas y procedencias sangrando frente al rostro inerme del país, en los que ya no podrá atrapar nada. Y si eso acontece, al borde de esa convulsionada costa estará el pescador Eduardoluján (seguramente con Franciscojosé a su diestra manejándole el tema carnada).

Un 'Bali' que nunca fue kirchnerista (llegó cuando Néstor ya no estaba) pero tampoco anti, que dio sus señores saltos cacheteando simpatías locales y afuera se lo facturaron ninguneándolo sin piedad, pero que a diferencia de Pacho nunca abandonó su partido de origen, ese variopinto peronismo en el que cabe casi todo, incluso traidores. Personalismo y transversalidad siempre han convivido en su credo sin mayor rispidez, y, traducidas como liderazgo de tinte caudillista y flacidez ideológica, son condiciones nucleares del vecinalismo. Claro que, en un punto, a Césare no le quedó otra que rajar: Erreca y Morán, los referentes históricos, lo tiraron por la ventana, en una curiosa inversión del axioma que habla de arrojar a los viejos por las aberturas. Tenían por fin el mentado recambio en casa, y le zamparon Roundup. Quizá se pegaban un tiro en un pie al tiempo que le tatuaban en el rostro la puerta del vetusto comité del que Sardiña supo ser el único en poder de la llave, lo que no tiene por qué justificar la chocante cabriola del retador ibarrense, al que ahora mismo están soltándole una somanta de hostias vecines que hasta ayer le prodigaban aprecio, muchos de los cuales lo contemplaban como una opción electoral al menos potable.

Pacho quiere ser intendente. Pero considera que antes debe ser concejal. Marchar aupado por el mileísmo ahora tal vez le garantice lo primero, pero no lo segundo, y, desde la perspectiva de su 'plan maestro', lo primero sin lo segundo le serviría lo mismo que a Boca golear a Unión es Fuerza (Marsiglio, San Carlos de Bolívar) en los dieciséisavos de la Copa Argentina después de morder lona con Racing. 'Pachocar' lindo, Césare cruza la calle y se abraza al dirigente político argentino más violento y tosco de la historia, un hombre al que hasta ayer vituperaba y que casualmente es el presidente, dentro de unos enclenques marcos democráticos a los que está empeñado en meterles motosierra con una fruición de enajenado. Quizá ahora cambie la sonrisal 'Pachoneta' de Scooby-Doo por el dentado tanque felino de los Thundercats, choque pulenta al cubo y quede en pie. Pero también podría ser que, cual goleador torcido, se apuró en patear al arco: incorporando unos litros al caudal que ya poseía es posta que hubiera ingresado al Concejo de un modo más genuino, sustentable o puro, para los romántiques que aún yiran por ahí, sin abandonar la prometedora vertiente vecinalista y dando libertad a su gente para que 'arriba' sufragara por quien quisiera. En esa hipótesis, boleta corta podría haber sido espalda ancha, pero ya no.

2027 queda lejos, lejísimos en un país tan inestable. Parece poco probable que Milei llegue rozagante a la meta, y si arriba 'roto' se llevará hacia el abismo a todos los vagones de los que es locomotora. Calculando eso, 'Bali' ya está ahí, ya 'buscca' el centro. Para qué, ya lo veremos.