11 de septiembre de 2024
Fue abordada por la licenciada Débora Blanca ante más de 1000 chicos en El Fogón. La especialista, más tarde, dialogó con La Mañana.
La licenciada en Psicología Débora Blanca brindó una especie de charla magistral ayer en la exposición ante un auditorio de aproximadamente 1000 jóvenes, todos ellos menores de 18 años, que se agolparon en las instalaciones del Comedor El Fogón para adherir conceptos vinculados a la ludopatía, esa especie de pandemia social que asola a la juventud de nuestros tiempos y que, felizmente, tiene a numerosod profesionales de la calidad y capacidad de Blanca, abocados a estudiar el fenómeno, comprenderlo y atacarlo.
Débora es, precisamente, especialista en ludopatía y esa tarea la ha llevado a disertar en muchos lugares y a editar cuatro libros sobre la temática. Egresada de la UBA ha recorrido parte de Europa bindando sus conocimientos y también compartiendo la escritura de sus libros con profesionales de Italia y España. Con una gran capacidad didáctica logró movilizar al numeroso auditorio.
Algunos de los jóvenes asistentes, al retirarse de la exposición sobre el filo del mediodía, así lo manifestaron ante nuestra requisitoria
Esa misma capacidad dialéctica fue la que posibilitó una nota periodística que impactó en la audiencia de La Mañana por streaming. La disertante dejó a este medio conceptos que, más allá de la preocupación que generan por descubrir un mal de nuestro tiempo que ya ha hecho carne entre nuestros adolescentes, igualmente despierta optimismo al comprender que hay gente ocupada en el fenómeno que, seguramente, terminará como mínimo mitigándolo.
"Lo que nos trae a estas charlas es el fenómeno de los chicos apostando", comenzó diciendo Débora Blanca. "Sucede algo casi irrisorio, como lo es que los chicos, para apostar, deben caer en la ilegalidad. Un chico de 13/14 años que apuesta nos está interpelando, nos está diciendo algo. Porque preguntémonos cómo y dónde apuesta. Con qué dinero lo hace? Obviamente con el dinero que le transfieren los padres y siempre en sitios ilegales, porque para poder apostar en sitios autorizados hay que ser mayor de 18 años. Y el gran problema es que en su propia mano (en el celular) tienen el casino y el dinero, que no es de su propio sueldo".
"Si, y esto se ve también en los juegos de consola. Los profesionales en el tema estamos ahora comenzando a trabajar con adolescentes. Antes lo hacíamos solamente con adultos. El juego era una cosa de adultos. Lo que estamos viendo es que muchos chicos que ingresan en el tema de la ludopatía, cuando eran más niños y jugaban a la play o cualquier otro juego de consola, tenían comportamientos que ahora asociamos a la adicción al juego. Como el enojo y la no aceptación de la posibilidad de perder, por lo que terminaban rompiendo la propia consola o algún otro elemento, no querían comer ni parar para ir a bañarse y hasta, a veces, les robaban las tarjetas a los padres".
Vivimos en un mundo bastante hipócrita, se nos ocurre. Porque por un lado tenemos, felizmente por cierto, especialistas que estudian estos temas e intentan aportar soluciones, pero por otro lado la oferta es muy potente, muy tentadora y hasta, por ejemplo, la propia Selección Nacional de Fútbol está auspiciada por un sitio de apuestas. Algo está bastante mal, según creemos.
"Es exactamente así. La lucha es despareja y eso pasa también en la pelea contra las adicciones por sustancias. Con el tabaco, por ejemplo, cuántos años llevó, cuánta gente murió de tabaquismo hasta que se reglamentó que no se puede fumar en lugares cerrados, hasta que se hicieron campañas que incluyeron el aumento del precio del cigarrillo y otras? La lucha siempre será despareja pero sabiendo que es así igual no hay que claudicar. Hay que pedirle a la industria que haga lo que tiene que hacer, al Estado que intervenga, regule y restrinja y finalmente, o antes que todo, están los padres. Hay que pensar que cuando los chicos muestran algún síntoma, nos están diciendo algo. ¿Qué está pasando cuando un chico consume lo que consume, no solo apuestas? ¿Qué pasa con las redes sociales y con el acceso a ellas? ¿A qué edad un chico puede tener un celular o un teléfono inteligente? ¿Por qué los padres no pueden controlar los sitios a los que acceden los chicos? Algunos padres lo hacen, por supuesto, pero son los menos. ¿Está bien darle un celular a un chico de tres años o habrá que volver a jugar como se jugaba antes? La pantalla es absolutamente hipnotizante y no tiene fin".
"Sin dudas esto último es cierto. También lo es que los chicos tienen mucha información y eso hace que a veces los padres crean que están frente a pequeños genios".
"Están en plena elaboración. El juego on line se legalizó en 2020 y todo explotó el año pasado en las escuelas. Una vez más debemos agradecer a los docentes que fueron quienes se pusieron en contacto con los profesionales para advertir que los chicos apuestan en los recreos y comienza a haber problemas entre ellos, porque se piden prestado dinero que luego no pueden devolver. También hay una baja del rendimiento escolar. Esto recién está empezando y lo que hay es alarmante. Yo pregunté hoy en la charla si alguno conocía a algún amigo o compañero de escuela que juega y levantaron la mano unánimemente. Eso pasa en todos lados, en ciudades grandes y pequeñas".
Manifiesta Débora que hay un intento de comenzar a legislar sobre la materia y que está muy bien que así sea. Sin embargo, había antecedentes en los cuales se podrían haber apoyado quienes aprobaron el juego on line. "En España, por ejemplo, cuando se legalizó el juego on line se triplicaron los ludópatas. Se sabe los estragos que genera apostar desde el celular. De modo que si iban a legalizar una práctica como esta, inmediatamente y en paralelo había que armar campañas de prevención, charlas, etc. Estamos cuatro años atrasados".
"En pos de ser libres, dice Débora como conclusión jugosa de la extensa charla mantenida, las personas a veces caen en la esclavitud. Sobre todo ahora que está tan de moda la palabra libertad, que habría que definir correctamente para saber qué significa porque la libertad sin responsabilidad no existe. Pensar que para ser libres hay que consumir algo termina siendo un círculo vicioso porque la persona termina siendo esclava de lo que consume".
Hay una luz, sin embargo, al final del túnel, que en el caso argentino parece ser demasiado largo y estrecho. Y es trabajar a favor de la generación de cambios culturales profundos. Como sucedió con el tabaco, cuyas normativas fueron chocantes y muy resistidas, pero actualmente todos tenemos adherido que no se puede fumar en espacios públicos. Para todo eso hacen falta políticas claras y legislación. Finalmente, es imperiosa la existencia de un Estado que se haga cargo.
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
SALUD
La firma de un convenio permitirá abrir las puertas de la clínica de Junín a afiliados de Coopemed y, con el tiempo, llegar incluso a la instalación de un segundo efector que incluya servicios de internación.