OPINIÓN. De esto y aquello

Lo que hemos visto ha sido algo digno de un relato abstractocomo irreal porque la manifestación de jubilados ha sido tan extraña que en la fotos no aparecen y sí lo hacen jóvenes que tiran piedras y alteran el orden lo cual llevó a que policía y gendarmería actuara con las fuerzas de seguridad que, por supuesto visto desde un lado actuaron con demasiado brío, y visto desde el otro pues todavía les faltó carácter. Así ha sido desde que hay manifestaciones. Lo que sí me parece, es que nunca había habido tantos presos, lo cual demuestra a las claras como venía la cosa y para donde iba. Y la verdad que no se ven jubilados tirando piedras. Y terminó con una gran cantidad de presos y un herido de altísima gravedad, que quizás si no hubiera rebotado en la madera otra cosa habría sido.Pero de lo que no cabe duda es que los de siempre necesitan el muerto para izarlo como denuncia y reclamo.

Y por supuesto que no es para aplaudir, pero todos deben saber que en una manifestación, desde los que protestan hasta los que informan están metidos en un ámbito por demás vulnerable. Y si concurres sabes de entrada que puede pasar mucho y más de lo que pasó. Y en particular nadie puede quejarse si se va con propuestas un tanto espurias. Tal es el caso de esta manifestación. Donde los jubilados se retiran y todo lo que ocurre es lo que se ve que saltan a la palestra los que tiran piedras y queman la plaza y los aledaños. Que es y digámoslo con calma, como si se hubieran equivocado de manifestación.Es decir que cualquiera que está dentro de una manifestación sabe que puede pasar cualquier cosa.

Es cierto, que bien podrían ser a la manera de algunas marchas europeas, que la policía te da una mano de la calle por la que va a transitar con banderas o sin ellas, cantando o en silencio, pero la policía marcha al lado para que nadie se salga de la raya. Pero para ello creo faltan muchas bombas de gases o tiempo porque al cabo los que marchan son los mismos de hace medio siglo que han cambiado la ropa y los años. Y lo más curioso de todo y que solo se ve por estas pampas que a casi el centenar y medio llevados a las comisarías una jueza los sacó a todos sin pregunta alguna para que no sufran aglomeraciones en las comisarías. O sea, que cosas veredes Sancho.

Por eso ya cansa siempre la misma historia y de ella no se sale. El cepo, y el dólar alto o el dólar bajo y en esos trámites nunca superados llevamos más de medio siglo.

Eso sí, ni bien llegue el número se retira el cepo; que ya está cerca.Pero esta espera más las interminables anteriores, pues nada, que Argentina se queda sin historia y va un trecho largo de tiempo...

Porque si lo suben ahora, media Argentina se cae; y si lo dejan como está todos pueden trabajar al unísono; pero no, al parecer cada cual de los que desmandan quieren un dólar para sí; y aunque parezca mentira son muchos los que lo quieren porque además no les gusta trabajar, que prefieren medrar aunque sea al estilo de los tahúres. Y así no vamos a ningún lado o terminaremos como Menem o Macri o los anteriores con este eterno tema argentino. Y en definitiva, si importas gritan los nativos y si exportas el juego es para pocos que son los que han sabido ir adelante; al menos por lo regular. Parece como si en libertad los argentinos no supieran ir adelante, porque, y no me ruborizo, los que tienen memoria saben que se comía mejor con los militares; al menos los que quedaban vivos; aunque en eso y ya que estamos ha habido civiles de los más rastreros. Y por desgracia por estos barrios.

Y en definitiva siempre estamos empezando. Lo curioso es que por lo regular siempre los comienzos en estos asuntos no le vienen bien a todos; y en eso estamos. En Argentina el único personaje es el dólar y somos como quieren unos, o como gustan otros, o lo que dice el Fondo que al cabo es lo que no se hace. Y siempre el dinero que son enormes cantidades pues se escabulle; y para más inri, nadie sabe ni donde ni por dónde. Pero a su vez cada uno que llega al sillón de Rivadavia le pide al Fondo y te lo muestran durante días y días como una epopeya, como la salvación que se avecina o el maná que en una de esas cae por aquí. Sin embargo, sucede que llega. Tarda pero llega, luego de los distintos y distantes mordiscos. O sea, que tarda pero al cabo llegay esa es la manera por la cual siempre estamos en el fondo.En Argentina siempre está el campo o el Estado, pero nunca se ven fábricas, y basta asomarse a la ventana para tener la certeza que no las hay. Al punto queArgentina es un país sin fábricas.

Ahora resulta que los pobres han disminuido en una cifra que lleva a la alegría. Sin embargo, no me la creo del todo porque en un año y medio el Estado no ha dado un solo puesto de trabajo salvo para los amigos del presidente que los pone para sacarlos; y en lo demás ni un puesto. Porque cuando hay miseria al estado le toca dar puestos de trabajo porque por otra parte, el famoso número que espera el presidente va a venir ladeado, porque ya le están ladeando el dólar y de forma altamente atrevida aunque no se atreven a más porque tendrían la contra del país. Qué casualidad, siempre el dólar. Pero de todas maneras se verá andando.Lo que si se ve y llama la atención es que los amigos de Milei no llegan a dar trabajo.