El Juzgado de Paz Letrado funciona sobre la base de mucho esfuerzo del juez y sus empleados. Pero no da abasto para atender la multiplicidad de causas confiadas a su gestión. Es necesario transformar ese estamento en un Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial y, en paralelo, instalar un juzgado de Familia y un Penal y Correccional.

Hace mucho tiempo que Bolívar necesita una reforma en su sistema de justicia. El Juzgado de Paz Letrado es el único estamento jurisdiccional que funciona a nivel local que, por ley, asume para sí funciones que le corresponden a la justicia en lo civil y comercial, al fuero de familia y a las del correccional, además de otras competencias que se le van agregando en los últimos tiempos, como el Fuero Rural, o convertirse en tribunal de apelación de Faltas y Contravenciones. Es, por definición, el único juzgado pluri competente que forma parte del andamiaje de justicia provincial, a cargo, como en el caso de Bolívar, de un solo juez y de un solo secretario, con una dotación de empleados y funcionarios que sin dudas son escasos para la multiplicidad de causas que acumula.

La propia existencia del Juzgado de Paz y su posterior transformación en Letrado, fueron avances significativos para nuestro distrito cuando el volumen y la complejidad de los asuntos puestos a su juzgamiento no eran los de hoy. Actualmente el Juzgado de Paz Letrado se ve por momentos desbordado, por caso, por la promoción de acciones por violencia que es un lamentable fenómeno de nuestro tiempo. Cada una de esas presentaciones se transforma en un expediente en sí mismo, que debe cumplir la totalidad de las formalidades de un trámite judicial complejo, aunque la inmensa mayoría de ella termine en un desistimiento por parte de la parte demandante. Estos casos precisamente, requieren un tratamiento urgente que obliga a su atención con esa premura y ello significa que los funcionarios judiciales deben suspender muchas veces la aplicación a otras cuestiones para atender esa urgencia, lo que se traduce en demoras en procesos que también requieren solución jurídica en manos de un único juez.

En la actualidad, y por imperio de estas novedosas circunstancias, a nuestro juzgado ingresan un promedio de 7 causas por día vinculadas a violencia y unos 1500 expedientes se inician por año por otro tipo de cuestiones. Téngase presente, para ser precisos en el análisis, que esta cifra equivale al doble de lo que sucede en cualquier juzgado de Primera Instancia del Departamento Judicial.

Va siendo tiempo de poner el tema sobre la mesa de las discusiones centrales de la política, para que Bolívar deje de tener un Juzgado de Paz Letrado y, a cambio, se instalen un juzgado de primera instancia en lo Civil y Comercial, uno de Familia y otro Penal y Correccional. Son decisiones complejas, por supuesto, que requieren salidas legislativas y que impactarán en el Presupuesto Provincial, ya que habrá que destinar recursos económicos para ello. Pero son temas de debate que vienen de la mano del crecimiento de las comunidades y sus problemáticas y que deben ser tenidos en cuenta si es que pretende Bolívar transformarse en la ciudad que todos soñamos y a la que tenemos derecho.

Es esta una cuestión que no debería ser ajena a ninguno de los actores de la política local, que deberían abrazarla como algo estratégico para el futuro inmediato, convocando a esa mesa de debate a todos quienes resulten interesados y lograr así una idea en común para ser llevada a los estamentos de decisiones.

Se nos ocurre que debería ser este un tema que nos una, que una a todas las fuerzas políticas y a las instituciones en su conjunto. Todos reclamamos justicia y todos la necesitamos. Pero para ello deberíamos ser capaces de proveer las herramientas indispensables para que sea posible.

Víctor Agustín Cabreros